Esculturas por escultoras: obra de mujeres
Sus manos transforman la materia en belleza. Guiadas por su sensibilidad, ellas toman la herramienta para tallar obras que pasarán luego a formar parte del patrimonio de todos. Por eso, vale conocer a nuestras escultoras.

Pertenecen a distintas generaciones, santafesinas ellas. Todas han pagado el peaje de largos y sistemáticos estudios. Sus obsesiones giran alrededor de materiales, texturas, colores. Deciden la piedra, o el bronce, o la sustancia reconstituida y defienden su elección con genealogías e historias de la realidad o el mito. Ortodoxas o transgresoras, elaboran teorías sobre diseños y soportes. Acrecientan sus técnicas en permanentes itinerarios experimentales; se perfeccionan en lugares inimaginados, como Bruselas, Estados Unidos o Hawai.

Sus obras se tropiezan con nosotros en las calles de la provincia. Ni de los monumentos ni de las autoras sabemos demasiado. Por eso, aquí están, Éstas son, algunas de las escultoras que con sus obras llenan de belleza nuestros lugares.

Manos en el barro

A Eva Enri Borla la apasionó siempre el barro. Con este material primario, sustancia bíblica y fundamental para la humanidad, construyó su atelier ubicado a la salida de Esperanza, ciudad donde nació en 1919. Al sentir que los pigmentos industrializados no correspondían a los de la naturaleza, abandonó el óleo y lo reemplazó por plumas, tierras, corteza de caracoles, crines, líquenes y piedras que recoge y guarda en frascos.

Eva Enri halló en las facciones de Cristo la arquitectura para devolverle a la divinidad, a través de su hijo, el material que esa divinidad había creado. En 1982, entregó uno de estos Salvadores al Papa Juan Pablo II, en el Vaticano. La autora declara: "Fue realizado con esquilas de eucalipto y varias maderas. Las lágrimas son mica de las sierras de Córdoba. Para los ojos, musgos de chañar de Santa Fe y nácar de caracoles de Puerto Madryn. El cabello, crines. En el cuello, tierra de Misiones, con rojos más claros de las cuchillas de Entre Ríos...".

Enri es autora del monumento a la Gesta Gringa, emplazado en la zona sur de Esperanza. Se inauguró al celebrarse el 131° aniversario de la primera colonia agrícola organizada del país. En esa oportunidad, la artista contó que había trabajado alrededor de dos meses en la obra. "En primer lugar modelé la expresión en arcilla y posteriormente efectué el vaciado de los moldes en yeso. La escultura es de hierro y cemento con un color similar al bronce bruñido. Siento la hermosa sensación de llegar a algo que soñé durante mucho tiempo, amén de una gran responsabilidad por todo lo que representa el trabajo".

Otras esculturas suyas se aprecian en la Avenida de los Colonizadores, de Esperanza.

La resistencia de la materia

Elly Madoery de Gómez (nacida en Felicia en 1939), es la creadora del monumento "Malvinas", que evoca esa gesta y se levanta frente al Palacio Legislativo de Santa Fe.

Elly fundamenta su elección de la escultura "como camino de comunicación que me acerque a la gente". Y sigue: "Me inicié en dibujo e hice cerámica, hasta que la maduración, el estudio en diversos países y con grandes maestros, me llevaron a que optara por la escultura".

Trabaja en mármol, piedra o metal y afirma que "cada uno es libre de interpretar lo que ve y esa libertad es uno de los frutos más ricos de la imaginación creadora".

Pese a sus estudios superiores en artes plásticas, a haber estudiado con nombres de los más importantes de la Argentina (Fernández Chiti) y tomar cursos de escultura en Bruselas; pese a haber ampliado su experiencia recorriendo Estados Unidos y México -donde analizó las obras de arte moderno-, y de recorrer luego trayectos de avance técnico en Carrara (Italia); pese a haber expuesto en la Casa Argentina de Roma (vía Véneto) y haber obtenido importantes premios en Argentina y hasta en Wolsburg (Alemania), las limitaciones de políticas y operadores culturales dificultaron la integración de una tan importante creadora a los circuitos de arte, sólo porque reside en una provincia.

El diario capitalino La Prensa publicaba: "Elly Gómez confiesa que para una escultora que vive en el interior es casi imposible exponer individualmente en Buenos Aires por el costo del traslado de las piezas y todo lo que implica una muestra. Los galeristas son reticentes a mostrar obras de gran tamaño porque para las mismas no hay mercado", decía.

Aparte de "Malvinas", otra de sus obras ha sido incorporada al patrimonio público, se trata de "Continuidad", una talla en madera de eucalipto, (60 por 75 por 10) aceptada como donación por decreto 703 e ingresada a la colección que exhibe el Museo Juan Castagnino, de Rosario.

La aventura plástica

Ana María Soler de Beltrame es rosarina de nacimiento. Se acerca a la escultura cuando domina su lenguaje; por ello, se atreve al bronce, material con el que ejecuta el "Monumento al peón de quinta", ubicado en Soldini, luego de ganar con su proyecto el concurso convocado al respecto.

También se atreve a las dificultades de la piedra. Su magnífica "Mujer" ejemplifica la feliz asociación entre técnica laboriosa y cierto don o gracia, cuya asignación muchos atribuyen a los dioses. Esculpió también el "Pionero Piamontés", para el pueblo de Montes de Oca, (Santa Fe) mientras que su "San Lucas Evangelista" bendice desde el hospital San Lucas, de Serodino.

Para Ana María, como para las otras, el arte es también una puerta a la aventura: expone en el trasatlántico "Cabo San Roque", en la galería del Hotel Bolívar, de Lima (Perú); y como no desdeña la mórbida madera, participa de encuentros de escultura en ese material en Misiones, o crea el salón de la madera que se lleva a cabo en Rosario, en el Castagnino.

De la misma aventura, forma parte el que sus obras integren colecciones privadas de Venecia, Roma, Barcelona, y California.

Otros bustos y monumentos de Ana María Beltrame son el "Mahatma Gandhi", en la Embajada de la India (Buenos Aires); al fundador del Museo Histórico de Buenos Aires, Dr. Marc, de propiedad privada; y el "Leonardo da Vinci", emplazado en la biblioteca del mismo nombre, en Córdoba.

Culturas ancestrales

Etirma Pérez Maddio es nacida en Centeno. No es casual que se haya ocupado de Ceferino Namuncurá dedicándole un busto, el que se coloca en Rosario (entre las calles Córdoba y Cafferata), en 1958. Folklorista, investigadora de culturas aborígenes, trabaja en su momento con etnias que habitan en el límite de Formosa y Paraguay.

Investigadora de mitos, creencias, vestimentas y costumbres, ha profundizado también sus indagaciones sobre estupefacientes y alucinógenos usados entre los grupos autóctonos. Su "Núbil africana" fue premiada por el Círculo de Escultores Rosarinos, y es una de las tantas medallas y premios que recogieron sus creaciones.

De manchas y líneas

Pilar Montserrat, oriunda de Sunchales, vive en la naturaleza la esperanza de la eternidad, y la recrea en sus cuadros. Cuando expuso en Madrid, se prologó su catálogo señalándose que "tanto la mancha como la línea son en sus manos instrumentos de control y de insinuación plástica ... un trasunto de lo que puede ser el acercamiento a un mundo mejor y diferente".

A solicitud de la Escuela Provincial N° 1212, realizó la obra en pintura "Pioneros de Rochdale", y un retrato del teniente Benjamín Matienzo.

También es autora del monolito que lleva la inscripción recordativa del centenario de la escuela fiscal N° 349, de Sunchales.

Entre estrados y premios

María Juana Piccoli nació en San Justo y su itinerario recorre el ejercicio de cátedras de escultura y estética (en las escuelas de Diseño y Artes Visuales y la Juan Mantovani, de Santa Fe), los premios (como el accesit nacional por el anteproyecto de monumento a Hipólito Irigoyen, concurso en la ciudad de Paraná), y la inclusión en enciclopedias y libros de arte ("Aproximación a la escultura argentina de este siglo"), del académico Jorge Taverna Irigoyen.

De María Juana Piccoli es el "Monumento a la madre", que se admira en plaza de Llambí Campbell desde 1967.

Sonia Catela