San Justo evoca a su santa patrona, Nuestra Señora de la Merced

Vista del remozado interior del templo de Nuestra Señora de la Merced. Fotos: Agencia San Justo. 

Durante toda la jornada se desarrollan los actos centrales. Rezo del Santo Rosario, novena y procesión, principales atractivos del festejo.

Desde esta mañana se cumplen los actos centrales de la evocación de Nuestra Señora de la Merced, la santa patrona de la ciudad de San Justo, que comenzaron a las 7 con el rezo del Santo Rosario, transmitido por una emisora de FM local.

Posteriormente se realizó el repique de campanas, rezo del Angelus y meditado del Santo Rosario, para finalizar con la procesión y misa para los niños, y la representación de la aparición de la Virgen, realizando un relato de la aparición de María a Pedro Nolasco dando comienzo a la Obra de los Mercedarios liberando cautivos.

A las 18.30 estaba prevista la procesión y misa mayor con salidas desde los cuatro puntos de la ciudad, presidida por el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo.

La evocación comenzó la semana pasada, con el rezo de la novena preparatoria, retiro y hora santa pidiendo por la paz, confesiones para niños y adultos, misa de Jesús Misericordioso, misa con unción para los enfermos, misa en Sagrado Corazón. Misión mariana y recorriendo casa por casa más de veinte imágenes, con la Virgen María visitando los hogares.

Los actos finalizarán el próximo domingo 26 con un almuerzo familiar y de esta manera también se colabora con las obras parroquiales.

Lo que dice la historia

Hace más de setecientos años los mahometanos habían conquistado más de la mitad de España. También en esta época el mar Mediterráneo estaba infestado de corsarios que tan pronto abordaban los barcos como desembarcaban en las costas, incendiando campos y caseríos y aprisionando a los habitantes.

Los hijos del Islam encarcelaban a miles y miles de cristianos; a muchos de los cuales vendían como esclavos, mientras que otros morían.

El pueblo invocó fervorosamente la ayuda de la Madre de Dios, y en la noche del 1º de agosto de 1218 ella se presentó a San Pedro Nolasco dándole la misión de fundar una nueva orden para el rescate de los cautivos cristianos, y así fueron muchísimos los prisioneros que alcanzaron la libertad; se calcula que alrededor de trescientos mil. Unos tres mil religiosos murieron mártires en el cumplimiento de su misión.

Oficialmente, la orden se creó el 10 de agosto de 1218 en la catedral de Barcelona, ante el altar de Santa Eulalia y en honor de nuestra Señora la llamaron Santa María de las Mercedes, añadiéndole "para la redención de cautivos".

Los religiosos, además de los votos comunes de obediencia, pobreza y castidad, asumían un cuarto voto, por el cual se obligaban a quedarse como rehenes en poder de los infieles y dar la vida si fuese necesario para lograr la libertad de aquellos desdichados.

Esta fue una merced hecha por la Virgen a los hombres y por eso se estableció tal festividad de María con el título de las Mercedes. Su imagen que se venera en Barcelona en el magnífico templo de su nombre, es la misma que colocó en su primer altar San Pedro Nolasco.

Título mariano

Después de pasados doce años de la fundación de la comunidad de Nuestra Señora de la Merced, el Papa Gregorio IX dio indulgencias plenarias para sus continuadores. Pablo V instituyo la fiesta de la advocación de la Virgen de la Merced; Inocencio X extendió el culto de la festividad a toda España, y después Inocencio XII, en 1696, a la Iglesia universal, apareciendo en el calendario romano el 24 de setiembre. Su proyección en el plano espiritual consiste en conocer, amar y servir a María, como Madre protectora y mediadora de todas las gracias.

Uno de los títulos y advocaciones con que se venera a la Madre de Dios, uno de los más conocidos es el de Virgen de La Merced, vinculado a la Orden de La Merced.

Este título mariano tiene su origen en la Edad Media, donde la palabra "merced" era de uso corriente. En esa época, merced era un don gratuito y también significaba misericordia, pero ejercida con los más pobres, necesitados y marginados de la sociedad de entonces, que eran los cautivos cristianos en poder de los musulmanes

La advocación de la Virgen de la Merced quiere hacer presente en el misterio de la Iglesia la misericordia maternal de María para con los que sufren cautiverio y se hallan en peligro de perder su fe.

La llegada

Desde 1218 María de la Merced intercede por los cautivos privados de la libertad por fidelidad a la Iglesia y al Papa, en todo en mundo, especialmente en Africa, India y China, y pide rescatarlos por medio de la oración y la acción redentora.

Cuando en 1767 los jesuitas fueron expulsados por Real Orden de Carlos III, sus bienes en Santa Fe, pasaron primero a la Junta de Temporalidades, y luego a la orden de los Mercedarios. Ello explicaba la hermosa imagen de la patrona de San Justo, en la iglesia de los Milagros de Santa Fe; posteriormente las propiedades de los jesuitas les fueron restituidas en el año 1862.

La presencia de la Virgen de la Merced en San Justo tiene su origen en la devoción que le profesaba la familia Iriondo; cuando se constituyó aquí la Primera Comisión Pro Templo en 1892, presidida por el presbítero Valeriano Colabianchi, nombraron presidente honorario de la misma al doctor Néstor De Iriondo, hijo de doña Mercedes Zaballa y del doctor Simón De Iriondo.

La influencia de la familia Iriondo-Cabal, propietaria de todas estas tierras que eran de Mariano Cabal, hizo posible la construcción del antiguo templo. Precisamente ellos donaron la primera imagen y la campana mayor, que pesa más de 100 kg.

La Virgen de la Merced es patrona de las ciudades de Mercedes, Bahía Blanca, Chascomús, Tucumán, Viedma, además del vicariato castrense, y se la conoce también como la virgen generala.

Antes de la batalla de Tucumán, el general Manuel Belgrano había dicho a sus soldados: "Pedimos la protección de la Virgen de la Merced". Después al dar el comunicado de la victoria, atribuyó a la Virgen gran parte del triunfo, y más tarde consagró todo el Ejército a la Virgen Santísima y puso en su mano su bastón de mando, después de una solemne procesión que tenía como punto terminal el campo de las carreras, donde se había librado la batalla.

Las obras parroquiales

Continuando con las obras iniciadas el año pasado, la comisión Pro Obras se propuso este año, la remodelación del interior de la sede parroquial.

Además, siguiendo con las normas litúrgicas el interior del templo cuenta hoy con una capilla del Santísimo, para la adoración de la Eucaristía donde se encuentra también el altar menor, para la misa diaria, durante la semana.

El altar mayor lo preside nuestra patrona: la Virgen de la Merced, imagen vestida, a la que se le renovaron sus atuendos. También para mayor ventilación se abrieron ventanas laterales en el crucero, se arreglaron sacristías con el mobiliario necesario, mejorándose la iluminación y el sonido existente; además se pintó todo el interior del templo.

La inversión superó los 55 mil pesos que se cubrió con el aporte generoso de la feligresía, con las colectas, donaciones y las cuotas societarias del sostenimiento del culto. "Debemos agradecer -destacó el párroco Ricardo Coscio-, a muchas personas que trabajaron `ad honorem', que restando tiempo a otros compromisos aportaron sus talentos para mejorar la casa de María".

Por eso, destacó el cura párroco, un merecido gracias para todos, sabiendo que Dios va a recompensar a todos los que colaboraron con estas obras parroquiales.

Pero lo más importante es que todos tomemos conciencia de que juntos debemos contribuir al sostenimiento de la Iglesia, señaló Coscio.

En este año el Consejo Económico de la capilla ha podido techar, gracias a la ayuda de la comisión de Pro Obras y también colocó las aberturas y finalizó el campanario, previéndose que antes de fin de año se termine el frente y se impermeabilice.

Para el próximo año la comisión Pro Obras de la sede parroquial tiene previsto terminar con el interior, altares de San Antonio, San Roque y pintar el frente y la torre con su campanario.

Producción periodística y publicitaria: Carlos A. Yesciani