Otra vez la Costanera es sinónimo de trastornos para los vecinos

A metros del nuevo talud de defensa sobre la laguna Setúbal, es decir sobre terrenos inundables, comenzaron a aparecer asentamientos irregulares. FOTO: AMANCIO ALEM. 

El fin de semana, dos eventos al aire libre alteraron la tranquilidad. Hubo cortes de tránsito y ruidos molestos la noche del sábado y la mañana del domingo. El sector donde se ejecuta el nuevo paseo costero ya es escenario de actos de vandalismo.

Muchos ya optaron por enrejar los frentes de sus casas para evitar la invasión de sus jardines, que son utilizados como baños públicos. Otros cierran herméticamente las ventanas, aun si la temperatura exterior es agradable, para poder descansar.

De cualquier manera, ninguno de los vecinos de la Costanera puede afirmar que encontró algún antídoto para tanta bulla y descontrol, sobre todo los fines de semana. Y en ese lugar de la ciudad siguen rogando por algo de tranquilidad, que se perdió hasta los domingos por la mañana.

Las causas son siempre las mismas. No es nuevo decir que en cualquier época del año, pero sobre todo en la primavera y verano, la avenida Costanera es el sitio ideal para reuniones y eventos, muchos de los cuales escapan a los controles municipales.

Y es que en materia de infraestructura, este paseo no se adapta a los eventos al aire libre. Este fin de semana hubo dos: uno el sábado a la noche y otro el domingo muy temprano. En los dos casos, los equipos de sonido, que se prueban varias horas antes, pusieron a prueba los nervios de los vecinos.

El festejo por el aniversario de la creación de las escuelas de educación para adultos (el sábado) y la realización de la prueba maratónica Ciudad de Santa Fe (el domingo), motivó la interrupción al tránsito de la Costanera, a través de un operativo que, según el testimonio de los vecinos, no fue lo que se podría decir como muy exitoso.

"Los inspectores parecían más interesados en mirar el espectáculo que a dirigir el tránsito", aseguró un vecino.

Las consecuencias estuvieron a la vista: la calle colectora -lindante con los domicilios- fue la vía de escape de muchos automóviles, que al llegar a la zona del viaducto Oroño conformaron un verdadero embudo, que multiplicó los ruidos y bocinazos.

Huellas

Los vecinos empiezan a ver cómo se repite la misma historia: para intentar descansar, en una zona que eligieron por su condición de residencial, tienen que irse, porque los eventos al aire libre requieren cortes de tránsito y muchos dicen que quedan "atrapados" en sus propias casas.

En los últimos años, los paseos costeros de la ciudad, mejorados y en plena remodelación, como es el caso de la Costanera Oeste, empezaron a ser escenario de distintos eventos. Y esta situación puso en evidencia la ausencia de una infraestructura acorde con la gran cantidad de público que se vuelca masivamente.

Además de los trastornos a los vecinos, cada evento parece dejar su marca el día después sobre el paseo costero. La zona de El Faro es una muestra de ello: abundan los grafittis y la suciedad. Aunque no es el único lugar donde las inconductas sociales atentan contra el patrimonio de los santafesinos.

La obra de remodelación de la Costanera, desde calle Calcena hacia el norte es otro ejemplo: sin estar habilitado al público, muchos utilizan el paseo. Y se encuentran con el clásico vandalismo producido por los grafittis y roturas de barandas.

A metros de la protección del talud construida, también abundan los asentamientos irregulares de familias, tal como se observan en otros sectores del este de la ciudad, como a la vera de la ruta 168 y los aliviadores cercanos a La Guardia. Todos tienen en común el inconveniente de estar ubicados en terrenos inundables.