Cartas a la dirección

Maestros

Señores directores: Transcurría el año 1937 y el maestro de la escuela de Campo N° 446 de Colonia Tres Reyes, Sr. Agustín Carignano le contaba a mi padre que cuando encontraban a una persona muerta, para identificarla, la ponían decúbito dorsal y se fijaban: si tenía telas de araña en el "trasero", entonces era un maestro de la provincia. Claro, eran épocas de gobiernos conservadores, cobraban con mucho atraso sus haberes, y entonces nos hablaban de gobiernos ricos y pueblos pobres. Llegamos al año 1943; el gobierno tenía la voz fuerte y nos dijo que a partir de ahí las cosas cambiarían y ya no habría más pueblos pobres. Seguimos remando y a partir del año 1946 el cambio fue sustancial. Los sueldos cambiaron, pero con respeto a la educación en un momento nos dijeron "alpargatas sí, libros no"; esta frase exime de comentarios al más avezado historiador.

Así se siguió hasta el año 1955, nuevamente un cambio de gobierno, y una vez más nos hablaron de la importancia de la educación, pero nunca trataron de colocar al maestro en el lugar que merece, con sueldos dignos que jerarquicen la función que desarrollan. Y pasaron distintos gobiernos, casi todos de voz fuerte hasta llegar al año 1958, donde el gobierno de ese período, que fue distinto a todos, no pudo terminar su mandato. Nuevamente gobiernos por cortos períodos, y en el año 1962 vuelve la democracia, la esperanza de bienestar surge en las mentes del pueblo, y todo dura tan poco que nadie alcanza a comprender lo que nos sucede a los argentinos. Otra vez, a partir de 1966 los gobiernos que se fueron sucediendo, nos hablaban más de guerra que de libros, y nos fuimos empobreciendo culturalmente. De nuevo, entre 1973 y 1976 tuvimos gobierno "constitucional", no hubo cambios que hayan favorecido a la enseñanza, en absoluto. A partir de ahí y hasta el año 1983, el interés no estaba centrado en que el pueblo se eduque, al contrario, cuando menos sabíamos, mas fácil se les hacia gobernarnos.

Empezó una nueva era, y empezamos a escuchar de nuevo en las campañas proselitistas, frases casi bíblicas, como que con la democracia se cura, se come y se aprende, y los maestros siguieron esperando. Llega el año 1989; en la sociedad se había instalado el principio de la inseguridad, y había que salir al ruedo con frases como "combatiremos la inseguridad, trabajaremos para mejorar la educación y la salud". Con estas frases llegamos hasta hoy, y los maestros siguen esperando. Es notable escuchar cada vez que pueden los políticos, pretenden hacernos creer que piensan en el pueblo y íqué lejos están a la hora de la verdad! Quiero dejar claro que no estoy ligado al magisterio, mi origen es agricultor, solamente que por haber vivido más que otros, puedo historiar sobre este tema que me apasiona. Raimundo A. Fabbro. LE: 6.323.540.