Restan dramatismo a toma de rehenes en penal corondino
Quienes estuvieron en poder de dos reclusos aseguran que fueron bien tratados.

Una de las integrantes de la Pastoral Penitenciaria que el 28 de setiembre fuera tomada a modo de rehén por dos reclusos en la cárcel de Coronda, visitó este diario con intención de restar dramatismo a ese episodio.

R.G. sostiene ahora que quienes la privaron de la libertad en ningún momento los maltrataron y que su liberación, anticipada a la de sus compañeros, no obedeció a su estado -se dijo entonces que había sufrido una descompensación-, sino que, en el marco de las negociaciones, fue canjeada por algunas tarjetas telefónicas.

R.G. refirió que cuando con sus compañeros de tareas se retiraba de uno de los pabellones donde habían orado junto a los reclusos, dos de ellos les cerraron el paso y les pidieron que regresaran al fondo del pabellón, lugar donde habrían de permanecer hasta que aquéllos lograron su objetivo, es decir, el traslado a la cárcel de Las Flores.

Nuestra entrevistada agregó que no corrieron peligro desde que el grueso de los internos del pabellón los rodearon para protegerlos, mientras quienes pretendían el traslado negociaban con las autoridades a través de las rejas. En esas circunstancias, sostiene R.G., fueron contenidos por los restantes internos, quienes les proveyeron de ropa -hacía frío- y les ofrecieron agua y alimentos.

Al parecer, siempre según la versión de R.G., quienes pretendían el traslado pensaban que en su compañera -de nacionalidad suiza- tenían un valioso rehén que les permitiría negociar con ventaja, de modo que -es el parecer de nuestra entrevistada- los reclusos no ejercieron violencia física y todo no fue más allá de la presión psicológica.

Pero lo que más le interesa R.G., también a sus dos compañeros, era dejar en claro que no es cierto que los internos manifestaran masivamente su adhesión a quienes los mantuvieron cautivos, sino que por el contrario, cuando fueron dejados en libertad lo celebraron con aplausos.

Por último, cabe destacar que a manos de los miembros de la Pastoral -Laura, Rosita y José- llegó una carta firmada por la totalidad de los internos de la Unidad Penal N° 1. En la misiva, éstos les expresan su "solidaridad y deseos de pronto restablecimiento físico y anímico por los momentos vividos dentro de la unidad penal".

También los internos les manifiestan su "reconocimiento a la inestimable función de apoyo y guía social hacia un número creciente de internos" y hacen votos "para que se cumplan los deseos del padre Gabriel -Carrón-, de continuar con su tarea que ayuda a la reinserción en sociedad de los privados de libertad".

Por último dicen a "Rosita, José y Laura: admiramos su valor y entereza que les permitirá seguir acompañándonos y aliviando nuestros problemas, a la vez que valoramos su ecuanimidad y amor por nosotros y nuestras familias".