Los periodistas, los medios y la lengua
Cómo trabajan los medios de comunicación en el III Congreso. Urgencias, nerviosismo y ganas de hombres y mujeres de todo el mundo que luchan contra el reloj.

El impresionante movimiento que hay en los alrededores del teatro El Círculo es más impresionante aún en la sala de prensa. En un recinto acondicionado para el trabajo de los medios se multiplican computadoras de última generación con acceso a Internet (en dos salas, la otra está en el Parque España, suman unas 80 máquinas), teléfonos (para recibir), faxes y pantallas gigantes para seguir las ponencias.

Muchas veces, sin embargo, el audio no es el mejor y/o las voces y teléfonos de los mismos periodistas hacen imposible una correcta audición. Cada tanto, para beneplácito de todos, visita la caótica zona personal que invita con café, alfajores y bocadillos varios. También hay abundante material de papelería: se amontonan los diarios, gacetillas, folletos, CDïs, agendas culturales y demás que dan cuenta de las múltiples actividades del evento.

Hay que decir que más allá del desorden natural de un lugar de trabajo donde hay mucha gente y poco tiempo, la organización es elogiable. Los periodistas tenemos a nuestro alcance todo lo que necesitamos, y por lo general bastante rápido. Hay en el aire una adrenalina que se palpita: es que no debemos olvidar que en una de ésas uno baja una escalera y se lo encuentra a Ernesto Sábato o a Ernesto Cardenal. En las veredas que rodean al teatro, es imprescindible estar con el grabador a mano y escudriñar los rostros en busca de nuestra nota.

LAS CIFRAS

Las cifras impresionan desde todo punto de vista. Hay 1.750 inscriptos y otros 1.050 presencian las distintas sesiones del evento. Hay otros 700 participantes que siguen las alternativas a través de las pantallas gigantes instaladas en la Bolsa de Comercio y en la Facultad Católica de Derecho de la ciudad de Rosario. Y seguramente cientos de miles lo hacen a través de los medios de comunicación.

Como en otras ocasiones, los periodistas, al menos en estos casos, se mueven haciendo gala a la palabra colega. En muchos casos nos ayudamos unos a otros, compartimos la información e intercambiamos pareceres respecto de lo acontecido. Hay que decir también, que hay muchos periodistas que no tienen la más remota idea de lo que están tratando de cubrir ni de quiénes son los invitados. Es que antes que nada (y más allá de envidias y recelos) sobrevuela la idea de que todos tenemos una misión común, que es enviar buenos materiales a nuestros medios, lo antes posible.

Como no podemos estar en todos los lugares al mismo tiempo (y las actividades son múltiples), es imprescindible esta colaboración acordada tácitamente; asimismo, el acceso irrestricto a Internet (la posibilidad de chequear información, y enviarla y recibirla rápidamente) es otro de los instrumentos fundamentales para que la mayor cantidad de interesados puedan tener la mejor información lo más rápido posible.

A los corresponsales extranjeros -90 periodistas acreditados de España; más 68 de otros países-, se suman los más de 576 de Argentina. Hay también trabajadores de México, Ecuador, Uruguay, Estados Unidos y Holanda, por sólo mencionar algunos de los países. Los enviados de la agencia EFE (que cubre el evento para más de 1.000 medios de América Latina), Radio Nederland, diarios como El País, ABC y El Mundo, Radio Nacional de España, TVE, Reuters, Associated Press y Ansa se compenetran cada jornada en un trabajo que nunca termina. (Enviado especial).

Estanislao Giménez [email protected]