La ciudad y su perfil de cemento van quedando atrás con los primeros mates del copiloto. La ruta se va transformando en un camino casi desolado, con orillas cada vez más verdes. En los próximos meses, 360 carteles de señalización turística se colocarán en todo el corredor. Algunos puestos venden carnada para quienes tienen decidido hacer de la pesca la excusa principal de su visita al corredor de la costa. Sin embargo, a pesar de que la recreación pesquera es el mayor atractivo de esta zona en constante ampliación, muchos son los paseos y lugares que seducen también con su historia, sus paisajes y tranquilidad. Opciones vernáculas para estas vacaciones, un producto que ya es ofrecido en ferias de turismo internacional de todo el mundo.

Las ruedas del auto persiguen el norte y comienzan a aparecer caminos perpendiculares que nacen de la ruta hacia las casas de fin de semana, campings y balnearios. Villa California y el pueblo San José del Rincón se convirtieron en destinos de turismo y descanso en constante ampliación, con alojamientos, paseos y ofertas irresistibles, al igual que Arroyo Leyes y Santa Rosa de Calchines.

Más adelante, se descubren señales de los pueblos que son fruto del trabajo inmigratorio. Suizos, franceses, ingleses y norteamericanos, que llegaron en la segunda mitad del siglo XIX, fueron la piedra fundamental sobre la que se edificó el progreso de la zona.

La riqueza autóctona no sólo está tejida por la orografía, la flora y la fauna que se abrazan en los paisajes. El tiempo estaría vacío de historia si no nos preguntáramos sobre los primeros hombres que abrieron caminos en la costa. Las iglesias y museos son un pasaporte hacia el pasado.

El cartel que marca el kilómetro 78 antecede a la localidad de Cayastá, donde se pueden descubrir las raíces de Santa Fe que -aunque en su momento debieron ser trasladadas por la ferocidad de las aguas- volvieron a aferrarse a la tierra. En las ruinas de Santa Fe la Vieja, antiguo emplazamiento de nuestra ciudad que fue declarado monumento histórico nacional, pueden observarse desde restos fósiles exhumados de nuestros fundadores directos hasta canoas y otros elementos utilizados por indígenas y españoles para extraer los frutos de la tierra, construir viviendas e imponerse sobre los animales.

Estas ruinas tienen la voz más fidedigna para contar la historia de la colonización y del poblamiento en el Río de la Plata, en particular, y de Hispanoamérica, en general. El viaje continúa. Helvecia, Saladero Cabal, San Javier, Alejandra, Romang y Reconquista tienen muchas sorpresas preparadas.

¿Qué concepto aúna a las localidades de nuestra costa? No sólo abrazar las mismas aguas o compartir la misma fauna son el patrimonio común de las mismas. El deseo de conservar ese patrimonio, mostrarlo a los visitantes, revivir la historia, conservar las postales santafesinas y contagiar a los viajeros su calidez y hospitalidad constituye el verdadero deseo que une a las localidades del corredor. Por supuesto, cada una tiene notas distintivas: