Cómo Italia dejó su marca en la arquitectura porteña

El edificio del Teatro Colón en todo su esplendor. FOTO: AGENCIA TÉLAM.. 

La marca que imprimió la inmigración peninsular en la sociedad rioplatense. La incidencia de arquitectos, constructores y "cucharas" italianos se inició en el Virreinato y se prolonga hasta nuestros días.

"Italianos en la arquitectura de la Argentina", libro que acaba de llegar a las librerías, reseña la indeleble marca que imprimió la inmigración peninsular calificada y artesana en la sociedad rioplatense.

La incidencia decisiva de arquitectos, constructores y "cucharas"" italianos se inició en el Virreinato, acompañó la puesta en modernidad y se prolonga hasta la actualidad.

Los porteños alegan con frecuencia que ciertos rincones de Buenos Aires son semejantes a París o Madrid: valorizan como propias las casas "chorizo" y hasta se jactan de la estética de edificios públicos y privados.

Lo hacen sin advertir quiénes idearon y realizaron las obras admirables, aunque se trate del Teatro Colón, la confitería El Molino, las catedrales de Buenos Aires, Córdoba o Salta, o del Banco de Londres

La investigación de "Italianos en la arquitectura argentina" resitúa temas concretos de la cultura rioplatense, a través de textos de Ramón Gutiérrez, Luciano Patetta, Alberto de Paula, Elisa Radovnic, Gustavo Riccio y Graciela Viñuales que pasan revista experta a la historia compartida.

Los autores actualizan, circunstancian y amplifican investigaciones anteriores sobre el tema producidas en Italia.

RECORRIDO

Italianos fueron los jesuitas que trazaron las Misiones de chiquitanos y guaraníes, los constructores de conventos, universidades y catedrales en Córdoba, Entre Ríos, La Rioja, Catamarca y Asunción del Paraguay.

Y fueron peninsulares (y sus avates del cantón suizo Ticino) quienes realizaron el sincretismo inédito que sazona con matices propios el urbanismo y la vida cotidiana de los argentinos.

Luego protagonizaron la incorporación de estéticas (eclecticismo, neoclasicismo, art-nouveau, decó, modernismo) y tecnologías de construcción aplicadas al imaginario modernizador de la generación del '80, la apoteosis del Centenario y los sucesivos y espasmódicos proyectos urbanísticos del país.

Fueron también italianos quienes crearon las primeras academias de diseño y arquitectura que anticiparon los estudios universitarios y los que propulsaron desde el interior de la colectividad itálica la formación de instituciones privadas de talleres de enseñanza de artes y oficios (Asociación de Estímulo de Bellas Artes, Unione e Benevolenza) que inspiraron la creación de estudios superiores a partir de Cazzaniga en 1838.

MIGRACIÓN PRESTIGIOSA

Formados en Milán, Turín, Roma, Florencia, Génova o Nápoles los arquitectos italianos constituyeron una migración prestigiosa: su aporte reflejó las sucesivas tendencias estilísticas europeas ávidamente recibidas por la patria de adopción.

Clasicismo y neoclasicismo, art-nouveau y modernismo se sucedieron en la arquitectura de los italianos en la Argentina. Su obra compitió y coincidió también con otras corrientes procedentes de Francia, Bélgica o Inglaterra, pero fueron únicos en la expansión y adecuación al medio cuya identidad edilicia contribuyeron a conformar.

La nómina de autores es casi infinita. Pero es mayor la de los inmigrantes anónimos, los "cucharas" y "fratachos"" que consumaron con su esfuerzo las construcciones majestuosas y que al mismo tiempo inventaron por sí mismos la casa "chorizo" y la arquitectura popular de los frentes ornamentados.

"Italianos en la arquitectura argentina" pasa revista a esta larga tradición que se continúa hasta hoy. Los autores investigan obras realizadas en el país, Uruguay y Paraguay.

El texto principal corresponde al arquitecto Ramón Gutiérrez, quien se ocupa también del aporte tecnológico, tema que desarrolla Graciela Viñuales desde el aporte de los oriundos del Ticino.

Fotografías, fachadas y plantas, imprescindibles para el desarrollo del tema, acompañan la investigación que se profundiza en la biografía, reseña de obras y bibliografía actualizada.

Los autores manifiestan sus disculpas ante el relativo espacio concedido a los arquitectos italianos en el último tercio del siglo XX: la reserva es atendible ya que se trata de profesionales en actividad que continúan una tradición iniciada en tiempos de la conquista española en el Río de La Plata.

El libro comentado propone desde la mayor exigencia académica una visión articulada del desarrollo histórico, político, cultural y tecnológico del país. Por estas razones su interés excede con creces al que suscitará en los lectores interesados en la arquitectura. (Télam).