Malvinas, censura y recuerdos
Nicolás Kasanzew, el periodista que cubrió la guerra, reveló a Nosotros, desde Miami, hechos y pensamientos 22 años después.

-¿Qué es de tu vida, Nicolás?

-Trabajo en un canal de habla hispana, aquí, en Miami. Se llama Telemundo. Debo hacer esto porque no tengo trabajo en mi país. Viajo mucho y estoy conforme con lo que hago porque soy un reportero nato. Pero extraño mucho la Argentina.

-¿Qué te queda como recuerdo inmediato de haber estado en Malvinas durante la guerra, ahora que pasaron más de 22 años?

-La alegría de haber estado y el dolor de saber que la sociedad argentina sigue como ciega a lo que fue esa gesta, sin reconocer el heroísmo de quienes dieron sus vidas, que lucharon y se aguantaron el frío y tantas otras cosas, y que hoy son marginados, se los mira de arriba a abajo y no les dan trabajo. En definitiva, es una prueba de lo enfermo que está el país y de lo enferma que es la sociedad, porque no reivindicar a los veteranos de Malvinas es una actitud que no favorece el desarrollo de un Estado sano.

-¿Cómo ves esta realidad desde un país como Estados Unidos y mucho más atendiendo a la política de Bush en los últimos tiempos?

-Te comento algo que te va a servir: aquí en Miami hubo un debate entre Bush y Kerry, antes de las elecciones. Y Kerry, que es un veterano de la guerra de Vietnam y que luego fue senador, no basó su estrategia política en otra cosa que no fuera su experiencia de cuatro años en Vietnam. El entendió que ése era el pergamino más relevante de presentación para ser presidente. íY pensar que en nuestra sociedad se ve al combatiente como un marginal!

-¿Cuántos días estuviste en Malvinas?

-56 días.

-¿Cómo era la organización que tenías en Puerto Argentino durante los combates?

-Es difícil imaginarlo en estos tiempos por el avance tecnológico impresionante que hubo desde aquellos tiempos. En 1982 era imposible pensar en utilizar un satélite, algo que hoy sería normal o común. Con el productor, hablábamos de que para hacer un enlace de Malvinas a Argentina, deberíamos haber puesto siete barcos en fila desde Malvinas hasta la costa, lo cual era imposible.

-¿Cómo sabías si lo que mandabas era publicado en la Argentina?

-No teníamos ningún tipo de retorno de lo que se publicaba. En la isla había una censura permanente. Yo tenía a un oficial de inteligencia que me acompañaba permanentemente a todas partes, por lo menos hasta el momento en que empezaron los combates. Nos decía, a mí y al camarógrafo, "esto se filma, esto no", y después nos decía lo que había que borrar. Yo le quería hacer entender que había que dejarlo, que lo tuviera él porque iba a ser relevante para la historia, pero no había forma de hacérselo entender. Esa era la primera censura. Luego, el material iba a Buenos Aires, donde había otra censura.

-Uno se imagina todo esto, pero, ¿hasta qué punto llegaba la censura?, ¿qué porcentaje de lo que mandabas se emitía?

-Cuando hablaba por teléfono a Buenos Aires, me decían que estaba todo bien y que el material se había recibido. íPero nadie me decía si se publicaba o no! Cuando llegué a la Argentina, después de la rendición, me di cuenta de que sólo había salido al aire el 5 por ciento de lo que el camarógrafo y yo habíamos enviado. Nosotros trabajábamos con dos cámaras, una de película y otra de video, con esos casetes grandes. La de filmar, la de 16 milímetros, debería haber quedado para la posteridad, pero ese material tan fundamental para nuestra historia se perdió, se veló, se borró y es muy poco lo que queda, lamentablemente.

"Al combate de Darwin loquisieron dirigir por teléfono"

-¿Quién fue al frente en Malvinas?

-En la guerra de Malvinas, como en cualquier guerra, hubo grandezas y miserias. El gobierno del Proceso trató de ocultar las miserias, y el de Alfonsín, las grandezas. Los generales no estuvieron a la altura de las circunstancias: no se jugaron en ningún momento. íEl general Parada, jefe de la guarnición de Darwin, pretendió dirigir el combate de Darwin por teléfono desde Puerto Argentino! El general Menéndez nunca dio una orden de ataque ni de contraataque. El general Jofre dijo que Malvinas iba a ser un nuevo Alcazar de Toledo... y tampoco peleó. Tuve la satisfacción de ver que en el Informe Rattenbach, sobre la guerra, se reivindicaba casi a las mismas unidades que reivindicaba yo. Y ese mismo informe pedía la pena de muerte para varios de los generales.

-¿Y la aviación?

-Fueron héroes. Eso está reconocido en todo el mundo, menos en la Argentina. Las compañías de comandos de Mario Castagnetto y Aldo Rico se infiltraban regularmente tras las líneas enemigas, causándoles bajas. Los conscriptos del Regimiento 7 combatieron duramente contra los ingleses y los gurkhas en los dos últimos días del conflicto. El teniente coronel Seineldín mantenía alto el espíritu de las tropas. Hubo abusos, como en todo ejército, pero también vi a muchos oficiales que comían sólo después de que se hubiera alimentado la tropa.

-¿Qué te surge decir de Galtieri?, ¿por qué planeó lo de Malvinas?, ¿qué quiso hacer?

-Cuando Galtieri proclamó: "Les daremos batalla", tendría que haber ido a dar batalla él, personalmente, a las islas. Eso también lo dije en el '82. Después de la guerra, en una entrevista a Clarín, Galtieri dijo que antes del 1° de mayo, él veía cómo Menéndez se iba enterrando cada vez más en el lugar, en una estrategia de pasividad. Cuando se le preguntó: "¿Y por qué no lo reemplazó?", Galtieri respondió: "Porque era el mejor general que teníamos". íCómo serían los otros!...

-Cuando existe un gobierno de facto se suspenden las garantías constitucionales y eso atenta gravemente sobre la libertad de prensa. ¿Qué opinión tenés, a la distancia, de la actuación de la prensa en aquellos días?

-Los directores de todos los medios periodísticos argentinos, sin excepción, se alinearon con el Estado Mayor Conjunto y repetían a coro las descabelladas "informaciones" propagandísticas que éste emitía. Pero no fuimos la excepción. Hace poco presenciamos en Estados Unidos cómo toda la prensa que se precia de ser independiente se alineaba incondicionalmente detrás de las descabelladas mentiras propagandísticas del gobierno de Bush. Ya se dijo hace mucho tiempo y siempre será cierto: "En la guerra, la primera baja es la verdad".

"Neustadt y Grondonason camaleónicos"

-¿Nadie se jugó?

-Nadie. Cuando al regresar increpé al director de la revista Siete Días por haberle antepuesto a mis crónicas unas espantosas introducciones triunfalistas inventadas al estilo de "los estamos reventando" (mientras estuve en las islas nunca pude ver un solo número de la revista con mis crónicas, obviamente), éste me contestó: "Si no lo hacía, me cerraban la revista".

-Te tiró algunos nombres de periodistas que, en ese momento, tenían poder, como es el caso de Llamas de Madariaga, Neustadt y Grondona, por nombrar algunos.

-Al único que percibí como coherente es a Llamas de Madariaga. Los otros fueron y siguen siendo camaleónicos. La objetividad es un invento. No existe. Siempre nuestras palabras estarán teñidas de nuestra visión subjetiva de las cosas. Eso es inevitable. Lo reprobable es acomodar las palabras a las conveniencias del momento. Lo vil es mentir a designio para acomodarse a los deseos del jefe o de la opinión pública prevaleciente en el momento.

-Al principio de la nota, decías que te tuviste que ir del país porque acá no tenés trabajo. ¿Por qué?, ¿es verdad que te tildaron de haber sido la cara de Malvinas y por eso sos "mala palabra"?

-Cuando asumió Alfonsín, el secretario de Cultura, Carlos Gorostiza y el subsecretario Marcos Aguinis (ambos escritores), me dijeron en la cara que yo no tenía derecho a trabajar porque había sido "la cara de Malvinas". Es decir, pasé a formar parte de las listas negras del momento. Y es un estigma que perdura aunque cambien los funcionarios. Sólo me levantaron la "ex comunión" durante la presidencia de Menem, pero en esa época me fui del país. Cuando intenté buscar trabajo en un canal privado argentino me contestaron: "Es que sos una cara del pasado". Como se sabe, los canales privados dependen fuertemente de la publicidad oficial del gobierno de turno.

-¿Te arrepentís de algo?

-Gracias a Dios, la guerra no me trajo ningún trastorno psicológico. El riesgo me atrae, me gusta la adrenalina. Y las amistades que se traban bajo las bombas son las más sólidas y bellas del mundo. La posguerra fue inmensamente más dura. No sólo porque me prohibieron y me calumniaron, sino por ver cómo eran marginados los soldados que se jugaron en esa gesta. Lo único que hubiera hecho distinto es no mandar mis grabaciones al continente, donde, en vez de ser transmitidas por ATC, en un 95 por ciento fueron destruidas o vendidas. Trataría de esconderlas y resguardarlas para la historia.

-¿Cuál fue el momento más duro?

-El 1° de mayo en el aeropuerto vi muerto a un soldado que la tarde anterior había estado haciendo unos pases de fútbol con nosotros. La pelota, con los colores de Boca, estaba a un par de metros del cuerpo del conscripto.

-¿Lloraste por Malvinas?

-... Sí, el 2 de abril de 1995 el general Balza me condecoró con la Orden a los Servicios Distinguidos (en Malvinas yo había filmado el combate que una batería de Balza mantuvo por el control del Monte Longdon, y hasta había accionado un cañón Oto Melara de 105 mm contra los ingleses). Cuando delante mío desfilaban las tropas ese día, no pude contener la emoción.

Gracias "Fito"

Parte de la entrevista que Nosotros realizó con Nicolás Kasanzew fue lograda a través de un registro obtenido por el amigo Adolfo Schweighofer, combatiente de Malvinas que conduce el programa "Soberanía Nacional", el cual se emite los viernes por Radio de Noticias, FM 91.9, de 18 a 20. "Sólo deseamos que la memoria nutra al derecho y al reclamo incesante de potestad en la región austral" es el lema de "Fito" Schweighofer, máximo referente del Centro de ex soldados combatientes de Malvinas en Santa Fe.

Enrique Cruz (h)