Fertilización asistida
La esterilidad fuera de agenda
Muchas parejas ven truncada la posibilidad de tener hijos. Sin embargo, la infertilidad, que en la mayoría de los países europeos es considerada una enfermedad, no es un tema tenido en cuenta en las políticas de Estado en la Argentina.

La imposibilidad que sufren miles de parejas argentinas para tener hijos con métodos naturales, está condicionada no sólo por los altos costos de los tratamientos y de los medicamentos, sino también por la indiferencia de una sociedad que afronta problemas más urgentes, y por la falta de contención de un Estado que nunca trató en su agenda, temas tan profundos como la esterilidad y la fecundación asistida.

Tan notoria es la ausencia del Estado nacional en ese tema, que ni siquiera existen estadísticas de la cantidad de parejas con problemas para tener hijos. Esta tarea queda a cargo de los institutos de fertilidad que funcionan en el país, pero cuyas cifras no reflejan la verdadera dimensión de la situación.

Es por ello que se sabe que el primer caso de fertilización asistida llegó a buen puerto en la Argentina en 1984, con el nacimiento de gemelos. De allí en más, hubo una curva creciente de embarazos múltiples que hoy está controlada.

En cambio, en el Ministerio de Salud de la Nación no existe ninguna dirección ni departamento que trabaje en el tema de la infertilidad.

Al mismo tiempo, tampoco está explotada ninguna línea de trabajo en tal sentido, ni el impulso a una legislación que resuelva la situación de incompatibilidad que existe entre muchas obras sociales, que no cubren los tratamientos, y los pacientes que se someten a una fertilización asistida.

Entre otros argumentos, las obras sociales consideran que con los tratamientos in vitro, por ejemplo, se generan grandes riesgos de embarazos múltiples y, por consiguiente, de altos costos en la cobertura del período de lactancia de los bebés.

Incluso, algunas prepagas les exigen a sus abonadas embarazadas de mellizos o más, un certificado médico en el que se constate que la fecundación fue producto de métodos naturales y no inducida por una fertilización asistida.

La posición de las prepagas

El presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer), Claudio Chillik, aseguró que "muchas de las prepagas, ante un embarazo doble, le exigen al obstetra un certificado para que constate si ese embarazo fue o no producto de un método de fertilidad asistida. Eso viola el secreto médico y la privacidad del paciente y, además, es ilegal, porque el Programa Médico Obligatorio (PMO) habla de la obligatoriedad de reconocer cualquier embarazo, independientemente del modo en que fue concebido".

Desde OSDE, una de las prepagas más importantes del país, se aseguró que "aún no hay una postura tomada al respecto", aunque se dejó en claro que "por la cantidad de socios" que tiene esa obra social, "lo mejor es no preguntar nada para no herir susceptibilidades".

El subdirector médico del Instituto de Fertilidad y Ginecología (Ifer), Ramiro Quintana, comentó que "existen muchas prepagas que tienen problemas con algunos centros de tratamientos, porque éstos transfieren más embriones de los que deberían, y es sabido que se logran los mismos resultados con menos transferencia de embriones".

Embarazos múltiples

"El porcentaje de embarazos múltiples en el país es muy bajo. Es el paciente el que debe tener mucho cuidado", sostuvo Quintana, quien pese a reconocer que en el país no existen estadísticas de mujeres y hombres con problemas de esterilidad, señaló que "por año en la Argentina se realizan 3.000 ciclos de tratamientos".

En ese sentido, la directora del Centro de Investigación en Medicina Reproductiva (Cimer), Stella Lancuba, resaltó que la posibilidad de embarazos múltiples "es uno de los factores que hizo que la medicina prepaga no apoyara este tema".

Lancuba sostuvo que el temor al embarazo múltiple también es un escollo para que las parejas se acerquen a hacer un tratamiento, pese a que aclaró que "la tasa de triples está por debajo del 5 por ciento de los nacimientos, en tanto que el 80 por ciento son únicos y un 15 por ciento, gemelos".

No obstante, el vicepresidente de la Samer, Chillik, abogó porque se reconozca a la esterilidad "como una enfermedad que afecta a ambos miembros de la pareja. Lamentablemente, la mayoría de las parejas sin hijos no está así porque la ciencia no pueda ayudarlas, sino porque no tiene los medios económicos para abordar los tratamientos", señaló.

Es que los costos para lograr un embarazo, dependiendo de la complejidad del tratamiento, oscilan entre los 500 y los 10.000 pesos, además de los medicamentos, que suelen ser fabricados fuera del país. (Ver aparte).

Además, Chillik sostuvo que "la pareja vive la utilización de métodos de fertilización asistida con culpa y con vergüenza, cuando no debería ser así, ya que la infertilidad, por ejemplo, es claramente tomada como una enfermedad que en toda Europa occidental está cubierta por el gobierno y por las obras sociales".

Pero, además de la falta de cobertura de las prepagas y el fuerte impacto económico que implica una fertilización asistida, las parejas están sometidas a diversas presiones, vinculadas con el mundo que las rodea, que no suele comprender las dificultades por las que atraviesan.

Tras una minuciosa investigación, la especialista Lancuba comentó que "la gente que adopta, comúnmente no realiza tratamientos ni comenta su situación por el dolor o el miedo a un montón de cosas que están encubiertas. El factor emocional, de falta de contención, es más importante que otros factores para no acceder a un tratamiento. Pero también las parejas están sometidas a su propio temor, a la angustia, el miedo al fracaso y a la posibilidad de padecer dolor físico", enumeró la especialista.

Las expectativas y las posibilidades

En la actualidad, la posibilidad de revertir un proceso de esterilidad tiene un alto porcentaje.

En una fertilización in vitro, por ejemplo, las posibilidades de lograr un embarazo ascienden a más del 40 por ciento y, con congelamiento de embriones, suma un 30 por ciento más.

En el caso del ICSI, una metodología empleada cuando la esterilidad se produce en los varones, hay un 40 por ciento de posibilidades si la mujer es menor de 38 años, mientras que con congelamiento se suma un 30 por ciento más de chances.

Lancuba argumentó que "hoy es muy difícil pensar en que hay casos irreversibles, porque los casos en los que no hay óvulos o no hay espermatozoides, se revierten con la donación de embriones".

No obstante, el condicionante para obtener éxito en medicina reproductiva está vinculado con la edad materna, ya que en los últimos tiempos los centros de fertilización asistida han recibido gran cantidad de consultas hechas por mujeres mayores de 40 años, y eso es otro símbolo de que la esterilidad y la fertilización asistida son temas que no figuran en la agenda de nadie.

Entre tratamientos crueles y crisis de parejas

Las parejas que deben someterse a tratamientos para revertir un cuadro de esterilidad, no sólo deben enfrentar algunos métodos que implican anestesia total y un posoperatorio que, aunque ambulatorio, deja sus secuelas por algunos días. También se ven sometidas a la falta de contención, tanto en la vida cotidiana, como dentro de su propio mundo, puesto que el tema que se trata en el interior de la pareja suele afectar cuestiones íntimas y hasta replanteos amorosos.

De hecho, todos los testimonios aquí contenidos son de mujeres, debido que los hombres fueron más reacios a brindar sus experiencias.

Quienes cuentan cómo les fue prefirieron dar sólo su nombre, para evitar ser reconocidas y que las obras sociales de las que son socias no les cubra el embarazo y los primeros meses de la criatura, bajo sospecha de la existencia de una fertilización asistida.

Mónica, de 36 años, hace seis que está tratando de tener un hijo, y sostuvo que "los tratamientos hasta ahora no dieron resultados. En estos momentos estoy haciendo una in vitro, que implica que me den anestesia total y, aún así, esperar a que funcione", resumió Mónica, quien, además, confesó que con el pasar de los años y de los tratamientos, la relación con su marido "se fue resintiendo" y, en la actualidad, se encuentra en terapia de pareja.

Florencia dice que "hace tres años" que está "en esto", y reconoce que su pareja también "está en crisis", aunque argumentó que aún no se puso de acuerdo con su marido para acudir a un psicólogo que los ayude a sobreponerse a los tiempos que les toca vivir.

La joven de 31 años explicó que su problema para quedar embarazada fue diagnosticado como "poliquistosis ovárica", una anormalidad que consiste en la generación de varios folículos en su ovario, pero ninguno con la medida suficiente para ser fecundado.

"Hasta ahora me hice dos in vitro. Dentro de poco me haré la tercera. Después de eso, si no da resultados, no creo que pueda continuar con los tratamientos", reconoció Florencia.

Por su parte, Lorena, de 31 años, contó que su cuerpo "dejó de generar óvulos" y que entonces tuvieron que ayudarla con hormonas, que la hicieron aumentar de peso. Pero aún tampoco puede quedar embarazada.

Entre tanta pálida, asoma Gabriela, de 33 años y con Valentina, de un año, en sus brazos. La joven madre relató que estuvo "seis años" realizándose tratamientos, hasta que logró el embarazo merced a un tratamiento conocido como ICSI.

Los tratamientos más importantes

A continuación las principales técnicas que se utilizan para combatir la infertilidad en mujeres o para contrarrestar la falta de espermatozoides en el hombre. Las dos primeras son de alta complejidad:

  • Fecundación in vitro: Se extraen los óvulos mediante vía trasvaginal y, en algunos casos, se utiliza anestesia total. Luego se colocan óvulos y espermatozoides en una cápsula para provocar la fertilización. Finalmente, el embrión obtenido se coloca en la cavidad uterina.
  • ICSI: Técnica de micro fertilización usada cuando existe infertilidad masculina severa. Se estimula la ovulación y se extraen óvulos. De una muestra de semen se seleccionan los espermatozoides. Se inyecta un espermatozoide en un óvulo y, finalmente, se coloca el embrión en el útero.
  • Inducción a la ovulación: Se utiliza en pacientes con problemas de ovulación. Se suministran hormonas para estimular el funcionamiento ovárico y obtener el mayor número de óvulos y, luego, la ovulación se controla mediante ecografías y análisis.
  • Inseminación artificial: Se aplica cuando los espermatozoides se ven impedidos de viajar por el cuello del útero. Se toma una muestra de esperma. Se colocan los espermatozoides en el útero. A los 14 días se hace un test de embarazo.
  • Diego Guglielmone