Adicción a las drogas
Protagonistas de su propia rehabilitación
Hace 9 años que el programa de Nazareth, una comunidad católica que trabaja con adictos, desarrolla esta tarea en Sauce Viejo. Plantea la ayuda mutua y la autoayuda a partir de un equipo interdisciplinario.

En un rincón de Villa Adelina (Sauce Viejo), generoso por su naturaleza, conviven distintas historias humanas enlazadas por la experiencia trágica de la adicción a las drogas. Adolescentes y jóvenes de distintas condiciones sociales procuran su rehabilitación en lo que fue el camping de UPCN, de la mano de la propuesta de Nazareth, una comunidad católica de rehabilitación de adictos.

Esta institución nació a fines de 1989 en Cañada de Gómez, primero con el nombre Viaje de Vuelta y más tarde con nombre propio. Actualmente, tiene sedes en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.

Trabaja con la modalidad de comunidad terapéutica que propone a los asistidos que tengan un rol protagónico en el tratamiento, a partir de un sistema de autoayuda y ayuda mutua.

La metodología es la siguiente: el adicto que llega a través de alguna institución como Dirección del Menor, la Mujer y la Familia de la provincia o la misma familia, primero debe atravesar una serie de entrevistas de admisión y diagnóstico. Se trata de un mes a partir del cual se conoce la modalidad del tratamiento y a quiénes, además del adicto, van a formar parte del programa. Luego sí pasa al centro de día o internación.

Se proponen 12 meses de internación, luego una etapa de inserción social y laboral donde vuelven a sus hogares, a trabajar o a estudiar, mientras se realiza el seguimiento. La última instancia es la del alta supervisada, que dura 23 meses más.

Efectividad

Las estadísticas internas aseguran que la efectividad de la recuperación es de un 25 por ciento. "Depende de la población con la que trabajemos: hay menores con problemas judiciales a los que el marco familiar no los suele ayudar. Depende de si la familia aceptó ingresar al programa; de lo contrario, seguramente van a aparecer recaídas posteriores. Distinto es si el pibe es mayor", comentó Javier Cogno, el director de la institución, que hace 12 años trabaja en Nazareth.

El entrevistado mencionó también el consumo de alcohol como otro de los caminos que pueden provocar una recaída. "Lo proclamamos una droga más. A veces se habla de las drogas de inicio y el alcohol es la droga de inicio".

La institución actualmente contiene a 30 personas, población que en su mayoría es menor de edad. "Después del alta supervisada -la última instancia- prevemos que el 10 por ciento puede volver a caer", agregó.

Trabajo

Al aire libre o entre las paredes de los amplios rincones, los chicos trabajan por su recuperación con la ayuda de un equipo interdisciplinario, integrado por psicólogos, trabajadores sociales, terapistas, operadores socio- terapeutas, profesores de gimnasia y teatro, médicos y psiquiatras.

Las actividades están previstas de lunes a lunes y promueven el trabajo grupal.

Para lograr el objetivo de que cada uno tenga el rol protagónico en su recuperación, desde el ingreso lo acompaña otro joven que ya está en tratamiento para mostrarle el funcionamiento del lugar. "Lo llamamos hermano mayor, quien ayuda al otro y toma conciencia del otro", comenta Cogno.

Entre las actividades previstas hay una asamblea todas las mañanas donde comentan las dificultades del día anterior y concretan una propuesta de cambio.

Cada 15 días los chicos tienen visitas, por eso el fin de semana que no esperan a nadie suelen proponer salidas.

Al ser una institución católica, contempla las actividades del culto: catequesis, preparación para los sacramentos, misas y retiros espirituales. "Toda persona cree en algo que lo trasciende, apuntamos a esto, a que tenga una espiritualidad madura y responsable", fundamentó la dirección de Nazareth, y destacó que los chicos deben participar de estas propuestas.

Consumo

Para el director de la institución, lo que más se democratizó en estos últimos años fue el consumo de droga. "Hace tiempo se podían identificar sólo algunos grupos, hoy se popularizó el consumo por permisos sociales, falta de controles y por la oferta de sustancias que hay", aseguró.

Por eso, actualmente hay cuatro grupos definidos en el consumo: a la franja mayor la constituyen los "experimentados" y se trata de los que consumieron alguna o varias drogas en algún momento de sus vidas y no necesariamente se convierten en adictos; siguen los "usuarios", que experimentaron y usan alguna droga en determinados momentos; los "abusadores" que hacen uso y abuso de la sustancia; y los dependientes o adictos.

"Los primeros no aceptan el programa, niegan la dificultad de pensar que se ponen en riesgo, no hay conciencia de que no hay cuidado de uno", opina Cogno.

Desde su inicio en la sede, la institución contó con el apoyo del gremio UPCN, que presta hasta el día de hoy las instalaciones. Y, además, los dos primeros años sostuvo la tarea.

Actualmente, trabajan con obras sociales, y también hay becas que otorga Minoridad de la Familia y Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico), uno subsidia a menores y otros a mayores que no tengan recursos. También hay gente que puede pagar el tratamiento.

El costo mensual de una internación de estas características es de 850 pesos mensuales. "No todos pueden pagarlo y no todos tienen acceso al sistema de becas, entonces intentamos dar tratamiento a todos, que lo económico no sea condición", sostuvo Cogni.

Para mayores informes, dirigirse al teléfono (0342) 4995738.

Problemas habituales

Actualmente, la comunidad de Nazareth atraviesa distintas y habituales problemáticas para enfrentar la rehabilitación del adicto:

  • Aparecen encubiertas, enfermedades psiquiátricas que no fueron diagnosticadas en su momento, con las que no trabaja la institución.
  • Están asistiendo a segundas generaciones de adictos. Ejemplo: un papá cocainómano que trae a su hijo cocainómano.
  • Gran oferta de droga de mala calidad: "Todas las drogas hacen mal, pero es común ver gramos de cocaína que se venden en la calle mezcladas con sustancias que se les agregan, y eso es muy peligro porque genera un deterioro importante. Los hippies de los '60 no eran adolescentes, sino jóvenes de más de 20 años y la marihuana que se fumaba era menos poderosa que la que se consume hoy. Hay casos de chicos con brotes psicóticos por consumo de marihuana", subrayó Cogno.
  • Ana Laura Fertonani