Alguna vez, un crítico dijo de Jorge Luis Borges que "vivía en estado de literatura". Lo mismo, con variación de arte, podría decirse de Pascoal. Bajo la premisa no escrita de que "todo es música", este pianista, flautista, saxofonista, guitarrista y bajista, incorpora elementos cotidianos (tazas, ollas, sonidos de animales) a su arte y los transforma en instrumentos. Pascoal representa a esa clase de artistas que desafían las leyes del mercado y las normas de la industria, y que en esa postura ganan en honestidad y pierden en difusión y masividad. Aunque claro, acaso sólo así transitan el verdadero camino de la creación. Del oyente, exigen la apertura de criterio que aquella misma industria tanto perjudica.

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