La vida color amor
Por Ana María Zancada

Se llama María del Socorro Tellado López y, en este abril de 2005, el 25, cumple 80 años. A partir de 1942 el mundo la conoció como Corín Tellado. Fue cuando publicó su primera novela, de amor, por supuesto, "Atrevida apuesta". Tenía solamente diecisiete años. Desde entonces hasta hoy su ritmo de trabajo no decae.

Cuarenta y siete formas de amor

La dura, bella y legendaria Asturias es su tierra natal. Poco más que eso ha conocido esta mujer de contextura pequeña y ojos oscuros inquietos. Pero su disciplina de trabajo, unida a una rica imaginación, la ha convertido en un fenómeno editorial. "Yo escribo para entretener y basta, no para pasar a la posteridad". Tiene más de cuatro mil quinientas novelas publicadas y durante mucho tiempo fue la escritora más leída después de Cervantes. Todas sus novelas son de amor con un final feliz.

Hace unos años declaró: "Creo que fue Goethe quien dijo que sólo existen cuarenta y siete temas de amor y yo los tengo perfectamente catalogados. Así, para escribir historias de amor hay que atenerse a estos cuarenta y siete temas y lógicamente saber combinarlos. De esta combinación surge una posibilidad argumental infinita, una imaginación inagotable. La mía, al menos, lo es. Yo sólo dejaré de escribir en la tumba".

Disciplina e imaginación

Ni los años ni los problemas lograron cambiar la rigurosa disciplina que impone a su labor.

Comienza a escribir a las cinco de la mañana hasta poco más del mediodía, salvo los miércoles, en que atiende sus asuntos personales, y los sábados y domingos, que son para la familia. Produce a razón de dos novelas por semana.

"No aspiro al Premio Nobel ni a ocupar un sitio en la historia de la literatura... Para mí escribir es una función social. Sé que muchos terminan mis novelas y las olvidan en el asiento del tren. Pero lo importante es que me leen...".

Su historia de no amor

Sin embargo, en su vida no hubo nada de ese amor romántico y novelesco que ella recrea en sus escritos.

Casada muy joven, a los cuatro años se separó y no volvió a casarse nunca. Su vida la dedicó a sus dos hijos: Begoña y Chomín.

Ha sido una mujer como tantas compatriotas que sufrió los avatares de un siglo XX demasiado complicado: no comulga con el divorcio, con el aborto ni la infidelidad. "Personalmente, no tengo nada que ver con lo que escribo y en mi obra no hay elementos autobiográficos. Soy una mujer como tantas otras, dedicada a la casa y a mis hijos, a los que adoro... Todo lo que tengo me lo he ganado. Franco no me dio ni me quitó nada; la democracia, tampoco; lo que tengo me lo he ganado como una mula".

No acepta que sus libros hayan influido negativamente en sus lectores: "Es la gente la que influye en mis libros, la que se mete dentro de mí, no hago más que metamorfosear sus historias en novelas rosas".

La fama

Hoy puede gozar de un presente cómodo, con ganancias millonarias que se traducen en una bucólica residencia en su Asturias natal. En la década del noventa, los contratos incluyeron cine y televisión. Hace un tiempo su salud le jugó una mala pasada. Tres veces por semana debe conectarse a una máquina de diálisis. Pero su voluntad no se rinde. Sigue escribiendo, tal vez asombrada de que grandes nombres de la literatura como Cabrera Infante o Vargas Llosa se hayan ocupado de ella.

Es indiferente a las críticas que la acusan de mediocridad en la calidad de sus obras y de sumir a la mujer en un mundo ficticio.

"Me interesa la mujer común, confundida en este mundo de tantos cambios. Pienso que tiene que encontrarse a sí misma. Confesarse que el amor es una cosa maravillosa y vivir el sexo no como una veleidad, sino como un complemento del amor. Así, la mujer puede ir muy lejos...".

¿Acaso se necesitan más explicaciones? Gracias, Corín Tellado y, ífeliz cumpleaños!