El gobierno no quiere a Baseotto

DE LA REDACCION DE EL LITORAL

El gobierno volvió a emitir ayer formales señales de acercamiento al Vaticano tras la elección de Joseph Ratzinger como nuevo jefe de la Iglesia Católica.

Pero al mismo tiempo ratificó con firmeza que no retrocederá en la decisión que el mes pasado tomó el presidente de quitarle el acuerdo a monseñor Antonio Baseotto para el cargo de obispo castrense.

Así lo hicieron saber, casi con los mismos términos, el canciller Rafael Bielsa y el embajador argentino ante El Vaticano, Carlos Custer. Mientras que el ministro dijo que es "irreductible e irreversible" la posición del gobierno de desconocer a Baseotto, el embajador señaló que las máximas autoridades católicas han sido comunicadas de la "irreversible" decisión del presidente Néstor Kirchner.

A mediados del mes pasado el presidente dispuso por decreto desconocer a Baseotto como obispo destacado ante las Fuerzas Armadas. La decisión siguió a opiniones públicas en las que el prelado había insinuado "colgar del cuello una piedra y tirar al mar" al ministro de Salud, Ginés González García, impulsor de la despenalización del aborto y la distribución de preservativos anticonceptivos por razones de salud pública.

Buscando reemplazante

Los hechos desataron una creciente tensión política con El Vaticano, sin antecedentes en los últimos tiempos, que llevó al gobierno a evaluar incluso la posible eliminación del vicariato castrense instituido tras el golpe de Estado de 1955, al que la primera administración de Carlos Menem elevó al actual rango de obispado, con tratamiento equivalente al de una subsecretaría de Estado.

Finalmente, las gestiones de las cancillerías argentina y vaticana lograron encauzar el conflicto hacia un paréntesis diplomático, primero por la agonía de Juan Pablo II y luego a la espera de la elección de su sucesor, en el que se encuentra hoy. En ese sentido Custer confirmó que el caso Baseotto "está en una vía de negociación discreta" y dijo que El Vaticano comunicó que "lo anima la búsqueda de una solución concordada de manera bilateral".

La solución consistiría en la convocatoria del desplazado obispo castrense por El Vaticano y la designación de un sustituto en acuerdo con el gobierno. El reemplazo, sin embargo, no sería pronto, porque el flamante Benedicto XVI aún no designó a su gabinete de ministros, ni hay fecha alguna de cuándo pueda hacerlo.

El paréntesis diplomático en el que ha sido colocado el conflicto es también la razón de las formales y medidas declaraciones gubernamentales desde la elección del nuevo Papa.

El gobierno prevé iniciar el deshielo en la relación con El Vaticano con la presencia de Kirchner en el acto oficial de asunción de Ratzinger el domingo próximo. El presidente viajará el viernes con una comitiva que está por definirse, aunque fuentes de la Rosada descuentan que integrarán su esposa Cristina Fernández, Bielsa y el secretario de Culto de la Cancillería, Guillermo Oliveri.