"Anuncio mi retiro definitivo del fútbol profesional y agradezco a todos los que ayudaron a que mi carrera haya sido tan exitosa". De esta manera, comenzaba a despedirse uno de los goleadores más impactantes que se forjaron en estas pampas en la historia del fútbol argentino. Respetado como futbolista y admirado como persona por compañeros y rivales.

Con estas palabras abría su carta abierta de despedida luego de una carrera plagada de alegrías, aunque pocas de ellas generadas en títulos obtenidos y, tal vez por eso, será que Gabriel Omar Batistuta no logró, durante su actividad como futbolista, el reconocimiento unánime e interminable que se merece por su calidad de rompe redes. Esto, por culpa del exitismo crudo y barato, que reina en nuestros tiempos.

Batistuta abandonó la liga qatarí tras haber sido despedido por el club Al-Arabi, debido a las continuas lesiones que ha padecido este año. El goleador, que tenía firmado un contrato de dos temporadas por 7.600.000 euros, sólo había disputado tres partidos en la presente campaña, durante los cuales no marcó ningún gol. Aunque la decisión de la institución asiática no deja de ser sorprendente, ya que en la temporada anterior, el ex delantero de River y Boca -entre otros conjuntos nacionales- había sido el máximo artillero de la Liga con 26 tantos.

Los tobillos golpeados por tantas batallas y una rebelde lesión en la rodilla derecha, fueron alejando paulatinamente al "Rey León" de las canchas en los últimos tiempos, hasta impedirle concretar algunos de los sueños que anhelaba para su despedida. Es que el santafesino no tenía ni por asomo la intención de retirarse en el ignoto fútbol de Qatar.

Soñaba con regresar algún día a su Reconquista natal, donde tiene muchas hectáreas de campo y -al decir de su representante, el inefable italiano Settimio Aloisio- también su futuro, después de un último paso por su amado Fiorentina y tras concretar un gusto futbolístico muy íntimo: probarse en la "Premier League" inglesa. Sueños que ya no serán concretables.

Batistuta tuvo desde siempre una vida muy poco involucrada con el mundillo superfluo del fútbol, más allá de lo que podía envolverlo por ser quién era. Desde sus primeros pasos en el balompié profesional, se mostró reacio a las notas, los flashes y los grabadores, aunque nunca terminó por conformarse en un hombre inaccesible.

Curiosamente él, que se cansó de brindarle felicidad a miles de argentinos e italianos de diversas latitudes, confesó más de una vez que aborrecía el ambiente de este deporte. Como consecuencia, concluía admitiendo que el día que lo dejara, no pisaría más un estadio y se alejaría lo más posible de él. Pero no es sencillo cumplir esa promesa. "Ahora finalizaré mi estudio a distancia como director técnico para seguir ligado al fútbol", fueron las palabras nuevas que salieron de sus labios tras su amargo anuncio.

Otra de sus muchas particularidades es que fue (y es) ídolo indiscutido en la Fiorentina, pero ganó un scudetto con la Roma; también vistió los colores del Inter y fue codiciado por el Barcelona español aún cuando su documento de identidad denunciaba los 35 años del delantero.

Amable y fachero, se dio gustos que no mucha gente puede darse. Ofició de modelo para ropa y calzado de vestir así como para indumentaria deportiva; fue la imagen del argentino triunfador en el mundo, pero nunca se desprendió de su carácter de tipo familiero. Además, en Italia consiguió su "brevet" de aviador civil para poder pilotear su propia máquina, con el objetivo de recorrer los campos de los que es propietario en Santa Fe.

Con el rubio artillero argentino, se retira uno de los últimos representantes de una camada de jugadores que se preocupaban sólo por mirar el arco de enfrente y someterlo con gran eficacia. Contemporáneo de Maradona, Romario, Hugo Sánchez, Baggio, Zamorano y Ronaldo, "Bati" se retira en momentos en que en el fútbol mundial sobran defensas y centrocampistas y planteamientos conservadores. Cuando él comenzaba a mostrar su enorme contundencia, no se conocían conceptos rígidos como "carrilero, doble cinco" o "media punta".

Su recordado pase a la Roma de Italia, le significó ganar una cifra millonaria (percibía 12.000 euros diarios), ser goleador nuevamente de la Liga de Italia y festejar la obtención de un scudetto, algo muy preciado por todo aquel que pasa por el "calcio" de la península.

"El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna", reflexiona Eduardo Galeano en "Fútbol a sol y sombra". Y es, ¿quién puede refutarlo?, una verdad que casi se presenta como revelada.

Gabriel Omar Batistuta colgó los botines. Ya el fútbol argentino no tendrá la posibilidad de ver, en las inmediaciones del área de los rivales, su cabellera rubia al viento, moviéndose en busca del espacio justo, el lugar indicado, el momento perfecto para mandarla al fondo del arco como sea, aunque era su derecha la que se mostraba casi infalible. Sin temor a parecer exagerados, las defensas y los arqueros no serán quienes lo extrañen. Eso quedará exclusivamente para todos aquellos que amamos el fútbol y creemos que la mejor versión de ese deporte se da cuando la pelota ingresa muchas veces en el arco; algo que hacía, y muy bien, Batistuta. O simplemente, el "Batigol".