Cambiará la relación con Brasil

El gobierno abundó ayer en los términos en que pretende replantear la relación política y comercial con Brasil. Si bien admite que está fuera de discusión la importancia de Brasil para proyectarse regional y mundialmente, dejó en claro que ello no puede ser a costa de Argentina.

El intento de fijación de un "nuevo parámetro" en la relación estuvo a cargo del subsecretario de Integración Económica de la Cancillería, Eduardo Sigal, un día después que el canciller Rafael Bielsa pusiera blanco sobre negro las quejas políticas y económicas del gobierno de Néstor Kirchner al de Luis Lula da Silva.

La política de endurecimiento, por ahora retórica, que ha puesto en práctica la Cancillería, parece contar con todo el aval de Kirchner, cuyo recelo de Lula ya es un clásico, a juzgar por el comentario de una fuente gubernamental a este diario: "Quien pega primero, pega dos veces".

El comentario alude al interés de Kirchner de colocar por antelación sobre la mesa los reclamos antes de viajar el lunes próximo a Brasilia para participar de la cumbre Confederación Sudamericana de Naciones- Liga Árabe, que reunirá a 33 presidentes y jefes de Estado. Aunque la agenda aún está en elaboración, el Presidente tiene intención de reunirse con Lula, en un aparte de la cumbre, entre el lunes y miércoles próximos.

Revalorización pública

La movida se completa con la insinuación de un acercamiento a Estados Unidos. La prueba en ese sentido es la revalorización pública que hizo Bielsa del congelado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Alca) que debía haber entrado en vigencia hace cuatro meses.

De todos modos, el impacto público con que se plantearon las diferencias, filtradas tras una reunión de Bielsa con seis embajadores argentinos el fin de semana, y desde Washington, generó desconcierto en un sector del gobierno. Fuentes gubernamentales revelaron a este diario que los conflictos hechos públicos se plantearon en detalle la semana pasada, cuando en un encuentro de partidos progresistas de la región coincidieron en Montevideo las delegaciones argentina y brasileña y acordaron canalizar su resolución diplomáticamente. Por el lado argentino estuvieron el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; la senadora Cristina Fernández y el secretario Sigal; y por el brasileño, el jefe de Gabinete, José Dirceu y el asesor presidencial Marco Aurelio García, colaboradores de extrema confianza de Lula.

Puesto en ese plan, Sigal remarcó los términos en que Argentina quiere reencauzar la relación con Brasil. Dijo que Argentina "necesita" a Brasil bajo una relación de "socios, no con un contrato de adhesión" a sus pretensiones políticas y económicas.