Analizan implicancia del aumento del desempleo
Confirman que finalizó la etapa de recuperación
Idesa destaca que es necesario acelerar la inversión para que se registren aumentos en la actividad económica.

De la redacción de El Litoral

El aumento de la tasa de desempleo, "además de responder a factores estacionales, confirma que la etapa de recuperación está finalizando. A partir de ahora, los aumentos de la actividad económica no se pueden seguir sustentando en la utilización de la capacidad instalada ociosa, sino que es necesario acelerar la inversión", puntualizaron desde el Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa).

Para generar empleos, "no alcanza con la licuación de costos laborales que produjo la devaluación, sino que es indispensable repensar con imaginación la institucionalidad laboral".

A raíz de un prudente manejo de la política fiscal en el marco de un contexto internacional extremadamente favorable, "la salida de la crisis de 2002 se produjo a altas tasas de crecimiento de la economía y del empleo. Aprovechando la gran capacidad ociosa que había dejado la crisis, la actividad económica se recuperó a tasas superiores al 8% anual, aun cuando la inversión fue y sigue siendo muy baja. El aumento del PBI vino asociado con un muy importante incremento del empleo producto de la caída de los salarios que produjo la devaluación".

Incidencia en el mercado laboral

El salario real de la economía "cayó originalmente un 23% y aún en marzo de 2005 todavía estaba un 13% por debajo del salario real de diciembre de 2001", señalaron desde Idesa.

Este costo laboral muy bajo provocó que el crecimiento económico estuviera acompañado de una alta tasa de generación de puestos de trabajo. Como todavía los salarios no se terminaron de recuperar, "no es raro que genere sorpresa la información difundida por el Indec para el primer trimestre del año 2005".

Al realizar un análisis de los datos se observa que "en el último trimestre de 2004, en la Argentina se destruyeron 320 mil puestos de trabajo. La mayor parte de los empleos perdidos se tradujo en gente que se retiró del mercado del trabajo, que fueron casi 200 mil personas; mientras que el resto, se vio materializado en un aumento del desempleo de aproximadamente 120 mil personas".

En el caso de que la gente que se retiró del mercado del trabajo, "se hubiese mantenido activa, la tasa de desempleo sería del 14%, en lugar del 13%. Si a la vez, se computa como desempleados a los beneficiarios de Plan Jefes, la tasa en lugar del 16,6% alcanzaría al 17,6%".

Hay evidencias que sugieren que "buena parte de esta realidad que muestran los indicadores del Indec reflejan un fenómeno estacional. A favor de esta hipótesis, está el hecho de que en el primer trimestre de 2004 también se destruyeron empleos. Sólo que se dio en el marco de una tasa de crecimiento del producto más alta que en 2005 y, coherente con ello, la caída en el empleo fue de magnitudes mucho más bajas".

Un panorama que preocupa

Para Idesa, los datos del Indec sugieren que "el fenómeno trasciende las cuestiones estacionales. Es notable observar que la relación entre el empleo y el producto comparando trimestres del mismo año -es decir, menos sujeta a factores estacionales- está experimentando una importante caída. De valores superiores al 0,75 en la primera mitad de 2004, cayó a 0,55 en el último trimestre del 2004 y, a comienzos del 2005, es de 0,32. Esto implica que el crecimiento del PBI genera hoy menos de la mitad de los empleos que generaba a comienzos de 2004".

Frente a esta tendencia, se observa que "la etapa de recuperación está finalizando y que la generación de empleo necesita bases de sustentación diferentes al deterioro del salario real. El tema es de alta relevancia porque la recomposición del tejido social, que todavía muestra un nivel de deterioro superior al que tenía antes de la crisis, requiere de un proceso que esté fundado en factores estructurales que garanticen la sostenibilidad del nivel de empleo en el tiempo", concluyeron desde Idesa.

Idesa remarca

que agotada la capacidad ociosa generada por la crisis, es necesario inducir un importante salto de la inversión. A la vez que destaca que se debe repensar con imaginación las instituciones laborales para que el crecimiento del empleo no dependa de la licuación del salario real y los costos laborales, como los que produjo la devaluación, sino de reglas de juego racionales que contribuyan a la productividad y a la eliminación de componentes que aumentan los costos laborales sin beneficiar al trabajador.