Otros cinco cadáveres fueron encontrados en la Cordillera de los Andes en las alturas de Antuco, donde una compañía militar fue sorprendida por una tormenta de nieve, informó el comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre.

Los nuevos hallazgos elevaron a 26 el número de cuerpos rescatados desde que la tormenta de nieve o "viento blanco" dispersó a una compañía del regimiento de Los Angeles, 500 km al sur de Santiago.

El patrullaje continuará hasta esta tarde en busca de otros 19 soldados que siguen desaparecidos, anunció Cheyre, pese a que los servicios meteorológicos pronosticaron nevadas y vientos de hasta 80 km por hora.

La nieve y la lluvia dificultaron ayer el avance de los más de 300 hombres que integran las patrullas del Ejército, apoyadas por helicópteros de la policía y la Fuerza Aérea y miembros de la policía de Carabineros.

Un grupo de 112 sobrevivientes fue rescatado el sábado desde el refugio de Los Barros, hasta donde se replegaron después de la tormenta, y su llegada al regimiento local desencadenó la incontenible alegría del reencuentro con sus familias que los aguardaban.

Las víctimas de la Tragedia de Antuco, la peor del Ejército chileno en tiempos de paz, eran soldados menores de 20 años que cumplían su servicio militar.

"Mientras estuvimos allá, nunca supimos que había muertos, porque los oficiales nos subían el ánimo y nos mantenían constantemente en actividad", relató la joven Paola Herrera, una de las seis mujeres militares que integraban el grupo.

"Lo único que hicimos fue orar, para que el tiempo mejorara y nos pudieran evacuar", dijo otra militar, Cecilia Salazar, en declaraciones al diario Las Ultimas Noticias.

Soldados conscriptos que pidieron reserva de sus nombres, porque afirmaron tener prohibido hablar con la prensa, recordaron que pudieron salvarse deslizándose a gatas entre la nieve o aferrados al compañero que marchaba delante.

La alegría de los sobrevivientes marcó sin embargo un contraste con la angustia de los familiares de los desaparecidos, que aguardan información en el regimiento y algunos de los cuales responsabilizan a los oficiales superiores por la Tragedia de Antuco.

María Mellado, que se identificó como portavoz de los familiares, difundió una declaración en la que dice que éstos no entienden "las razones que tuvieron los oficiales para mandar a la muerte a nuestros hijos, protegiéndose ellos de la tempestad de nieve en el refugio".

"¿Por qué nuestros hijos? ¿Dónde están los hijos de la clase más acomodada de nuestro Chile? ¿Por qué todos los muertos representan a los más pobres?", se preguntó la vocera, en un comunicado que hizo llegar a través del correo electrónico.

La madre de Jonathan Bustos, uno de los desaparecidos, relató que discutió con el oficial instructor, que a su vez intentó explicarle lo que ocurrió con el grupo donde marchaba su hijo.

"Se volvió para atrás porque se les habían caído algunos. Les dijo que siguieran marchando, y cuando miró, no había ninguno. Eran 28 cabros (muchachos) perdidos,... í28 cabros que dejó botados...!", protestó a viva voz Gloria Bastidas.

El presidente Ricardo Lagos llegó la tarde del sábado a Los Angeles para expresar su solidaridad a los familiares de las víctimas y a los soldados que sobrevivieron a la tormenta de nieve o "viento blanco".

"Hoy despedimos a estos soldados del Ejército de Chile como héroes de la paz", dijo Lagos, hablando en el patio del regimiento ante los féretros que contenían los primeros cuerpos rescatados, cubiertos con la bandera chilena y rodeados de una guardia de honor.

Al dirigirse a los familiares, luego de un oficio religioso, el mandatario les manifestó su apoyo junto a su esposa, Luisa Durán, "no como autoridad, sino como padres que saben lo difícil que es perder a un hijo".

"Quisiéramos entonces poderlos estrechar en un fuerte abrazo, que conlleve el abrazo de millones de chilenos que en estos días los han acompañado a cada uno de ustedes", dijo Lagos, en un visible esfuerzo por contener su emoción.

La continuidad del general Juan Emilio Cheyre al frente del Ejército de Chile está en riesgo tras la Tragedia de Antuco, consignó hoy la agencia Ansa.

Según dijeron a Ansa voceros militares el jueves pasado, cuando se conoció la existencia de víctimas, Cheyre presentó su renuncia ante Lagos, quien en lugar de desplazarlo "lo envió a la zona de la tragedia para que coordinara las tareas de rescate".

Cheyre, a quien le restan diez meses para concluir su gestión al mando del Ejército, tuvo hace poco lo que estimó "la semana más negra" de su vida por la muerte de tres soldados en unidades de la fuerza, sin imaginar que pocos días después un pelotón de soldados de apenas 18 años moriría en la montaña.

El jefe militar reconoció que la marcha de 25 kilómetros en la montaña "jamás debió ser ordenada".

Según se supo, otros 400 soldados se salvaron de morir bajo el temporal de nieve porque discutieron con sus superiores y se negaron a realizar el descenso de la montaña bajo una de las peores tormentas que se recuerde en la zona en décadas.

Algunas fuentes señalaron que sólo una de las unidades llevaba la vestimenta adecuada para realizar la caminata en la montaña, y no así las otras unidades, a las cuales pertenece la mayoría de los muertos y desaparecidos.

Testigos confirmaron que varios soldados que lograron salvarse llegaron con sus ropas completamente mojadas y casi congelados.

El diario chileno La Tercera informó que el comandante del Regimiento 17 de Los Angeles, coronel Roberto Mercado, el teniente coronel Luis Pineda y el mayor Patricio Cereceda, jefe del batallón que sufrió el accidente, fueron interrogados por el fiscal militar que instruye la causa, Iván González.

"Según presunciones preliminares -consigna- Cereceda habría subestimado un informe meteorológico para iniciar el retorno de su unidad tras unos ejercicios militares en la cordillera". El viernes pasado los tres oficiales fueron relevados de sus cargos por el comandante en jefe del Ejército.

Querella

El Ejército anunció que se querellará contra aquellos (..) que han entregado información falsa sobre las víctimas de esta tragedia.

El general Cheyre sostuvo que el proceso de información se hace aún más difícil "cuando hay agentes infiltrados, cuando hay maldad de por medio que lo único que se preocupa es de dar datos falsos".

La autoridad militar insistió en que los únicos datos reales y fidedignos son aquellos que entrega la institución uniformada a la prensa después de reunirse con los familiares.