Causa Loco de la Escopeta

Aseguran que Lino y Pepo eran empleados buenos y estimados

Uno de los colectivos atacados. El día que fueron apresados los hermanos Bertuzzi salieron más temprano y cambiaron de recorrido. Corresponsalía Rosario. 

Tanto el gerente de La Sevillanita como los demás fleteros no pueden creer las imputaciones que caen sobre los hermanos.

Redacción El Litoral

El caso del Loco de la Escopeta sigue deparando sorpresas casi extractadas de un guión cinematográfico: ahora sus compañeros de trabajo y hasta el propio gerente de la empresa donde se desempeñaban los hermanos Bertuzzi, juran que eran personas sumamente honestas y trabajadoras.

En el interior de la empresa de transporte La Sevillanita aún se respira la conmoción que provocó la detención de Alberto y Lino Bertuzzi. En el inmenso predio que ocupa la firma en la zona sur de la ciudad de Rosario, muy pocos pueden creer que ambos tengan perfiles de criminales seriales.

Hermanos inseparables

El gerente de la firma, José Luis Juan, es categórico cuando se le pregunta qué valoración tiene de sus dos empleados. "El impacto de la noticia fue muy grande porque el concepto que les teníamos era muy bueno. En lo laboral, nunca tuvieron un problema. No los conozco en lo personal, fuera del establecimiento, pero acá jamás fallaron". El recuerdo que reina en la empresa es el de una dupla de hermanos inseparables, con roles bien marcados.

Un detalle destacado que aporta el responsable jerárquico de la empresa de reparto es que Lino y Pepo trabajan normalmente hasta las 18. Pero el lunes pasado, día en que una perdigonada sacudió a un colectivo 107 en el viaducto Avellaneda, completaron su jornada mucho antes porque debieron cubrir un recorrido más corto. Se fueron a las 15.46. El ataque por el que permanecen detenidos desde hace cinco días fue a las 16.45. Una hora después de que registraran su salida.

Burro de carga

Algunos empleados, tampoco ahorraron conceptos. Pepo "era una criatura, casi ni hablaba, nunca se lo vio enojado. Tampoco decían malas palabras. Mirá que acá les gastábamos algunas bromas y nunca reaccionaron mal", sostuvo un chofer que andaba por la inmensa playa de camiones.

"Pepo es un burro de carga. Hablaba muy poco y sólo lo acompañaba al hermano. Con Lino, en cambio, había un trato excelente. Era el que recibía la documentación, ordenaba la distribución de la carga y el que rendía cuentas al finalizar la jornada. Si surgía algún inconveniente o problema, siempre estaba dispuesto para resolverlo", recordó el gerente en diálogo con La Capital.

Germán López es el encargado de distribución de La Sevillanita. Su puesto lo hacía tener un trato cotidiano con los Bertuzzi. "Tengo el mejor de los conceptos de ellos, especialmente de Lino. Los dos eran tímidos, tranquilos y respetuosos. Con Pepo no tenía mucho trato, pero Lino tenía muy buena predisposición".

Jornada atípica

Más adelante el gerente explicó que "el último día que trabajaron, según los registros de la empresa, partieron a primera hora de la mañana con mercadería para entregar en distintos lugares de la zona sur. A las 6.50 salieron del galpón y se retiraron, luego de cumplir con el periplo, a las 15.46.

"Esa jornada fue atípica para ellos por dos cuestiones. Una fue que llevaron una carga menor a la acostumbrada y por lo tanto realizaron un recorrido más corto. De allí que se hayan retirado a las 15.46 en vez de hacerlo después de las 18 como lo hacían siempre. Además, los sitios por donde se desplazaron fueron por la zona sur, en lugar del área norte rosarina, como acostumbraban".

De no creer

"Si fueran tan locos como dicen, habrían `cagado' a tiros a los que hace unos años los `abrocharon' con 18 mil dólares", contó con un toque de humor uno de los empleados, al rememorar el no muy feliz paso de los Bertuzzi por otra empresa del ramo de la cual quedaron desvinculados sin recibir algo en concepto de indemnización.