Por el buen decir

El idioma es un bien que resguarda la identidad de un pueblo, comarca o nación. Por eso es bueno cuidar que no se deteriore ni degrade, con el fin de mantener incólume la fisonomía que lo caracteriza y le otorga merecida singularidad, dentro del concierto de las demás lenguas que se hablan y/o escriben en el mundo. Por esto, procurando despojarlo de lo que atente contra su integridad y pureza, escribimos estas consideraciones.

No dejan de llamar la atención las construcciones insólitas que se descubren aquí y allá, como la siguiente: "La víctima fatal era una de los cuatro ocupantes de un ciclomotor". Se percibe inmediatamente la expresión abstrusa. Al decir "los cuatro", el artículo está indicando la presencia de masculinos en el grupo, género que establece la prevalencia cuando se mezclan masculinos y femeninos. Por lo tanto lo correcto es decir "...uno de los cuatro ocupantes...", y luego en el desarrollo del texto se aclarará que la víctima fatal resultó ser una mujer. Se ajusta correctamente a lo dicho, la noticia que informaba: "Tres científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona desarrollaron el sensor. Uno de ellos se graduó en la UNL. Precisamente, la graduada en dicha universidad es la bioquímica santafesina...." (el resaltado es nuestro).

Y ya que estamos en la concordancia, examinemos el siguiente caso. En Carta a la Dirección de este diario, leímos: "La filosofía está relacionada con el saber y la actividad del ser humano. Nada le es ajena...". Debió escribirse: "Nada le es ajeno, en masculino, porque aquí no se trata del sustantivo "nada", con el que hubiera concordado "ajeno" (la nada ajena), sino de un pronombre indefinido de la serie adverbial: "ninguna cosa, la negación absoluta de las cosas", por eso decimos "Nada es malo..., nada es eterno...". También se incurrió en error cuando se expresó: "Pero en las sociedades organizadas, la violación de las reglamentaciones trae aparejado sanciones". Veamos qué significa "aparejado". Con los verbos traer, llevar, alude a lo inherente e inseparable de aquello de que se trata. En el ejemplo transcrito, las sanciones son las inherentes o inseparables de "la violación de las reglamentaciones", por lo tanto corresponde expresar: "...la violación... trae aparejadas sanciones", en correcta concordancia.

Consideremos ahora el régimen, es decir, la construcción correcta de los verbos oscilar, rayar y rondar, que, si bien tienen puntos de contacto en cuanto a sus significados, se diferencian en la aceptación o rechazo de ciertas preposiciones, por cuyo desconocimiento se incurre en error. En general, dichos verbos significan: aproximarse, acercarse, estar cerca, andar alrededor, estar entre una cosa y otra.

Oscilar (del latín oscillare: balancearse) es efectuar movimientos de vaivén a la manera de un péndulo; crecer y disminuir la intensidad alternativamente, con más o menos regularidad. Oscilan las cosas que se mueven a un lado y a otro, la presión atmosférica, los precios de las mercaderías, etc. De acuerdo con la definición, la oscilación es un movimiento entre un hito y otro, entre un punto, digamos a y otro b. La preposición exigida es entre. Por lo tanto son incorrectas expresiones como: La carga oscila los 500 kilos, La temperatura oscilará los 22 grados, Su edad oscilaba los 35 años. Nunca la oscilación se puede dar con respecto a una sola magnitud, por lo tanto corregimos y decimos bien: La carga oscila entre los 490 y 500 kilos; La temperatura oscilará entre los 20 y 22 grados; Quizá su edad oscilaba entre los 30 y 35 años.

El verbo rayar, con el significado de aproximarse, acercarse o igualar, asemejarse una cosa a otra, se construye con en. Tal actitud raya en lo ridículo, su antigüedad raya en los 200 años.

Rondar, con similares significados, se expresa sin preposición: Su edad ronda los 40 años, La mariposa ronda la luz, Me ronda el sueño; la enfermedad, A la chica la ronda un buen mozo. Con otras acepciones metafóricas, como "andar sin rumbo", acepta preposiciones: Lo vi rondando por estos lugares, Ronda día y noche por la ciudad.

Enrique José Milani