Anoche, en circunstancias tan confusas como violentas, un hombre fue asesinado en su casa de Recreo y enseguida la comisaría 16a. empezó a investigar este homicidio que tiene la particularidad de ser el primero del año en esa ciudad.

A las 22 de ayer, se alteró la calma del barrio Cruz Roja cuando los vecinos de calle España e Isabel la Católica fueron sobresaltados por los gritos y estampidos que provenían del interior de la casa donde residían los esposos Salteño y sus cuatro hijos de corta edad.

Los integrantes de la primera comisión policial que, convocada por los vecinos, llegó al lugar del hecho encontraron que la puerta de calle estaba rota y que tendido en el patio trasero de la casa yacía sin vida el jefe de familia, Eduardo Salteño, con el pecho acribillado por numerosos proyectiles.

El titular de la comisaría 16a., comisario Héctor Gatti, refirió a El Litoral que, de acuerdo con lo que se había podido investigar hasta esta mañana, habrían sido tres hombres que ayer a la tarde discutieron con la víctima en presencia de testigos, los mismos que regresaron anoche, derribaron la puerta y cometieron el alevoso crimen.

El comisario Gatti no abundó en detalles, pero dio a entender que uno de los presuntos asesinos había sido capturado en la misma ciudad de Recreo, en el curso de la mañana. Esto habría ocurrido en el marco de un procedimiento que permitió, además, el secuestro de dos armas de fuego: una escopeta calibre 12 y otra 16, ambas con caños recortados.

Por otra parte, se pudo saber que los otros involucrados en el crimen serían dos hermanos que lograron alejarse de Recreo, apenas la policía tomaba conocimiento del bárbaro suceso. Ambos, como en el caso del único detenido hasta el momento contarían con antecedentes por delitos contra la propiedad y las personas.

Según voceros de la repartición, los motivos que pudieron tener estos sujetos para atacar y matar a Salteño se desconocen, pero una de las fuentes consultadas dijo que el perfil de la víctima no era el mismo de los victimarios, de modo que descartó entre ellos un ajuste de cuentas.

Tampoco Salteño contaba con dinero o bienes que pudieran haber despertado la codicia de los asesinos. El hombre se ganaba la vida como changarín y sus ingresos eran mínimos.