Más detenciones por ataques a Londres
Avanza la investigación sobre los atentados del jueves: detuvieron a otro sospechoso. Hoy evacuaron una estación por una alerta que resultó falsa alarma.

AFP

La investigación sobre los atentados fallidos del pasado jueves en Londres avanzaba hoy a gran velocidad, con el arresto de un segundo sospechoso en Stockwell (sur de Londres), el mismo barrio donde ya se había producido una primera detención.

Scotland Yard concentra en Stockwell sus esfuerzos en la investigación de los atentados del jueves, que no dejaron víctimas, perpetrados 15 días después de los del 7 de julio, en los que hubo 56 muertos y unos 700 heridos.

Los arrestos fueron efectuados en Stockwell, un suburbio desfavorecido al sur del río Támesis, donde un primer hombre ya había sido arrestado ayer en registros efectuados en el marco de esta investigación.

La policía se llevó también a la esposa y el bebé de este detenido. Según los vecinos, se trataba de una familia musulmana, de origen etíope.

Según el diario popular británico The Sun, este primer detenido sería el autor de uno de los atentados fallidos del jueves, el de un autobús que circulaba por el barrio de Shoreditch, en el este de Londres. Pero Scotland Yard, que tiene previsto ofrecer hoy una rueda de prensa, no confirmó ni desmintió esta información.

Los dos hombres detenidos se encuentran en detención provisional en la comisaría de policía londinense de alta seguridad de Paddington Green.

Fue en la estación de Stockwell donde uno de los autores de los atentados fallidos entró a tomar el metro, y activó su dispositivo explosivo en Oval, la estación siguiente de la Northern Line. El artefacto no explotó.

Esa misma estación de Stockwell fue el viernes por la mañana el escenario de una operación policial en la cual murió un sospechoso abatido a balazos.

Durante esta operación que, según el jefe de Scotland Yard, Ian Blair, estuvo "directamente relacionada con la investigación", policías vestidos de civiles siguieron a un hombre que salió de un edificio vigilado. Viendo que se acercaba a la estación, los agentes le gritaron que se detuviera, y el hombre entonces saltó por encima de las máquinas de billetes del metro y se precipitó a las vías. Al huir tropezó y uno de los policías que le perseguía aprovechó para disparar contra él, matándolo, dijeron los testigos.

Varios testigos contaron además que el hombre llevaba un pesado abrigo de invierno forrado, lo que podía hacer pensar que escondía algún tipo de explosivo.

Pánico en la ciudad

Ayer, la policía británica ya disponía de imágenes captadas por las cámaras de vigilancia de los cuatro sospechosos de los atentados fallidos del día anterior.

Las autoridades difundieron sus fotografías y pidieron la colaboración de los ciudadanos para que les transmitan toda información que facilite su identificación o localización.

Esta operación de policía, ampliamente cubierta por las cadenas de televisión de información continua, contribuyó a elevar el grado de nerviosismo de los londinenses.

Sumándose a la tensión, una estación de metro, Mile End, situada al este de la capital británica, fue cerrada y evacuada hoy por una alerta, que al final resulto ser una falsa alarma.

En este contexto, los medios británicos dedican una atención particular a los sangrientos atentados esta madrugada en la localidad turística egipcia de Charm el Cheij.

Doble moral

Diversas organizaciones de derechos humanos han acusado al gobierno británico de "doble moral", por su política de venta de armas, que alimenta conflictos internacionales y socava los esfuerzos por mejorar la situación de esos derechos bajo algunas de las peores dictaduras.

Esas organizaciones critican la decisión de conceder 180 licencias de exportación de material bélico a China, por cerca de 146 millones de euros, y cuatro a Nepal, valoradas en 2,2 millones de euros. Esas licencias se concedieron pese a que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido reconoció la preocupación del gobierno con la situación de los derechos humanos en esos dos países asiáticos.

Según Anna McDonald, de la organización Oxfam, el gobierno británico "parece practicar un doble rasero de consecuencias fatales. Critica a numerosos países por el agravamiento de la situación de los derechos humanos en 2004 (en un informe oficial) mientras que en otro sobre exportaciones de armas, publicado el día anterior, informa de un aumento de las ventas a esos mismos países durante el año pasado".

Por su parte, Paul Eavis, director del grupo de presión Safer World (Un Mundo más seguro), criticó la aparente esquizofrenia del gobierno, que autoriza la venta de armas a países a los que al mismo tiempo critica por sus atropellos de los derechos humanos.