Confirman presencia de agua en cometas
Por Natalia Ramos (AFP)

Las imágenes que los telescopios del Observatorio Europeo Austral captaron del cometa Tempel I, impactado el 4 de julio por un proyectil lanzado por la sonda "Deep Impact", confirmaron la presencia de agua en esos cuerpos celestes pero no permiten todavía obtener conclusiones sobre la formación del sistema solar.

Hasta la noche del 9 de julio, los siete telescopios del European Southern Observatory (ESO) distribuidos en los observatorios de Paranal y La Silla, en el norte de Chile, estuvieron dedicados exclusivamente a observar al cometa Tempel I, alcanzado por un proyectil de cobre en la misión "Deep Impact" de la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos.

"Sabíamos que había agua en los cometas, pero este tipo de confirmación indica que vamos en buen camino, porque así entendemos cómo funcionan", dijo en rueda de prensa en Santiago el astrónomo Olivier Hainaut, jefe de Operaciones Científicas del Observatorio Paranal, ubicado cerca de la ciudad de Antofagasta y a 1.000 km al norte de Santiago.

"Podemos ver a grandes rasgos que tenemos 50 y 50% de sólidos y hielo, y el hielo es en su mayoría agua, cerca de un 80%", dijo por su parte el astrónomo Hermann Bšhnhardt, que encabezó la campaña en el observatorio de La Silla, emplazado en el valle de Elqui, 400 km al norte de Santiago.

Una de las primeras conclusiones obtenidas es que se liberó gran cantidad de polvo fino que se dispersó en un breve lapso, lo que indicaría que el cometa se recuperó pronto del impacto.

Las imágenes están siendo analizadas por 15 astrónomos en la sede del ESO en Santiago.

El proyectil fue expulsado por una sonda espacial a una distancia de 500 km del cometa, e impactó el núcleo del Tempel con una velocidad de 37.000 km/h.

Hainaut explicó que la primera campaña de observación ya terminó tras diez noches de observación, y que de ahora en adelante un telescopio más chico observará cada noche al cometa hasta octubre, y uno más grande lo hará una vez al mes.

Los más antiguos

El interés de esta misión radica en que los cometas son los cuerpos celestes más antiguos del sistema solar, cuyos núcleos se mantienen intactos desde hace 4.500 millones de años, a diferencia de su superficie modificada por la radiación solar y la influencia del espacio.

Como esa cantidad de años no ha pasado en vano para los planetas y la Luna, los astrónomos quieren observar cómo reaccionarán partículas que han estado intactas tanto tiempo expuestas a la radiación del Sol, así como su proceso de cambio, lo que sienta un precedente de colaboración mundial para el estudio de los orígenes del Sistema Solar.

Hainaut reseñó que se han obtenido imágenes a través de distintos filtros, para discriminar cómo el gas se distribuye alrededor del cometa.

Las observaciones se harán exclusivamente a través de imágenes, pues la misión no contemplaba análisis de laboratorio de las partículas que emanaron del núcleo.

"Por lo que sé, no se descubrieron moléculas extrañas, no hubo cambios tremendos en la cantidad de gas que se emitió al momento del impacto (...) y eso quiere decir que todo el hielo y polvo eyectado por el impacto tiene una composición similar. El próximo paso en el que estamos trabajando son las fracciones isotópicas para ver qué tipo de átomos hay dentro de estas moléculas, pero eso va a demorar más tiempo", dijo Hainaut.

La etapa más compleja de la misión, que fue seguida por astrónomos de todo el mundo en una inédita campaña mundial de observación, se inicia ahora con el análisis de las imágenes obtenidas con instrumentos que miden el espectro de luz que emitió el cometa antes y después del choque.

"¿De dónde vamos a aprender más, del impacto, del desarrollo del polvo, de su estructura, de los gases? ¿Cuál será el más importante? No lo sé", dijo Hainaut.