Grandes equívocos del pasado
La historia nos toma el pelo
La famosa frase "Ladran Sancho, señal que cabalgamos" no aparece en el Quijote de Cervantes. La Guerra de los Cien Años duró 114. El sombrero de Panamá procede de Ecuador. Jesús nació antes del año cero de nuestra era. Son algunos de los equívocos que muestran que en materia histórica los dichos no siempre coinciden con los hechos.

El concursante de un programa televisivo de preguntas y respuestas ya se siente en posesión del suculento premio cuando el presentador le hace las últimas tres preguntas del juego. Deberá responder acertadamente por lo menos una de ellas para ganar. ¿Cuánto duró la Guerra de los Cien Años: 103, 114, 100 ó 150 años? ¿De qué país proviene el sombrero Panamá: de Colombia, Panamá, Brasil o Ecuador? ¿En qué mes celebran los rusos la Revolución de Octubre: enero, setiembre, octubre o noviembre?

El participante piensa que las respuestas que no coinciden con la denominación del hecho u objeto histórico en cuestión son un mero recurso para distraerlo, y entonces decide responder con el sentido común. Afirma que "tal y como indica su nombre, la Guerra de los Cien Años duró un siglo". íRespuesta incorrecta! El gran conflicto de Occidente, en el que contendieron Francia e Inglaterra y que tuvo repercusiones en otros países europeos como Castilla y Flandes, tuvo distintas etapas durante las cuales los objetivos y móviles variaron sensiblemente. La lucha se inició en 1339 y finalizó en 1453, es decir que duró 114 años.

Si el concursante se hubiera atenido al sentido común en las dos preguntas restantes, igualmente se habría equivocado, porque las respuestas tampoco se corresponden con lo que indica su nombre.

Fieles al calendario juliano, anterior al actual gregoriano, los rusos conmemoran en noviembre, desfilando ante la estatua de Lenin en Moscú, la Revolución de Octubre de 1917, cuando los bolcheviques desencadenaron una insurrección y asumieron el poder, derrocando al gobierno anterior e instaurando por primera vez un Estado dirigido bajo los principios marxistas.

Asimismo, el popular sombrero Panamá, que lucieron desde Winston Churchill y Teddy Roosevelt, hasta Humphrey Bogart o Gary Cooper, es en realidad de Ecuador, que empezó a producirlos hacia el año 1630, pero no los exportó activamente hasta el siglo XIX. La provincia ecuatoriana de Manabí es históricamente el centro de la producción de esta prenda, que originalmente fue comercializada en los puertos panameños.

Cuando se trata de documentar el pasado, las cosas no son siempre lo que parecen. Existen numerosas creencias o datos erróneos, que forman parte de la cultura popular y se repiten continuamente pese a que no se corresponden con la realidad. He aquí algunos de los grandes equívocos que hacen Historia.

Ladridos en las Islas Canarias

El archipiélago español formado por siete islas y media docena de islotes, situado al borde del trópico, bañado por un cálido sol atemperado por los vientos alisios y cuyo paisaje abarca desiertos de lava, bosques terciarios, dunas y volcanes, no parece deber su nombre a los pájaros.

Uno de los primeros testimonios sobre las Islas Canarias es de Plinio, quien en el siglo I habla de una expedición enviada por el mauritano rey Juba, de la que le llevaron como recuerdo unos enormes perros de los que podría derivarse el nombre del archipiélago canario, es decir de "can" o "canes".

Otra posible explicación al nombre de las antes llamadas "Islas Afortunadas", es que procede de los "Canarii", una tribu norteafricana que habitó aquellos territorios en tiempos remotos y comía canes.

"Ladran Sancho, señal que cabalgamos..."

La frase probablemente se repetirá este año más que nunca, debido a la conmemoración del cuarto centenario de la primera edición de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", la obra más universal de la literatura española, que se publicó en 1605.

Pero el escritor uruguayo Eduardo Galeano ha descubierto que Don Quijote jamás pronunció la más famosa de sus frases, ya que "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos" no figura en la obra de Cervantes. Al parecer, la confusión proviene de una versión libre de El Quijote, que Orson Wells concibió en su imaginación, pero no pudo finalizar, y de la cual quedó la famosa frase que todos siguen atribuyendo equivocadamente al mismísimo caballero de La Mancha.

¿Cuándo nació Jesús de Nazaret?

Para la mayoría de las personas, el nacimiento de Jesús se produjo en la noche del 24 al 25 de diciembre del año cero, tal y como parecería desprenderse del calendario -litúrgico y civil- que utilizamos en la actualidad. Pero según apunta el historiador español César Vidal, "los datos históricos apuntan a unas coordenadas temporales bien distintas".

Por curioso que pueda parecer, Jesús nació antes del inicio de la denominada era cristiana o era común. El Evangelio de Mateo 2, fechado en torno al año 40 -menos de una década después de la ejecución de Jesús-, señala que el nacimiento se produjo cuando aún vivía el monarca Herodes el Grande, del cual se sabe que murió en el año 4 antes de Jesucristo.

Según Vidal, "esta circunstancia, muy bien atestiguada históricamente, obliga a concluir que Jesús debió ver la primera luz antes de esa fecha".

El verdadero Sherlock Holmes

Durante años, la oficina de correos de Londres ha recibido millares de cartas dirigidas al famoso detective Sherlock Holmes, cuya vivienda situaba el escritor de Arthur Conan Doyle en el 221 bis de Baker Street, en sus novelas.

Las misivas muestran una notable afición a las historias de Doyle e incluso la convicción de que Holmes fue un personaje real. Y quizá no todo se limite a ser un fenómeno literario, asegura el historiador español César Vidal, en su libro "Enigmas históricos al descubierto".

El modelo real que el escritor utilizó para crear al investigador más famoso de todos los tiempos se llamaba Joseph Bell, quien era médico de enfermería de Edimburgo y se destacaba como cirujano habilidoso, aunque sus mayores logros los alcanzaba al diagnosticar. Le bastaba con observar a un enfermo para desencadenar un torrente de deducciones. Uno de sus alumnos y ayudantes fue Conan Doyle, quien también se inspiró en Bell para crear otro personaje que dejara constancia de los logros de Holmes: el doctor Watson.

Omar Segura