Carlos Saura
Artista de la imagen fija
Es mundialmente conocido por sus películas. Pero Carlos Saura es, esencialmente, fotógrafo. Retrata su mirada del mundo desde los 10 años y periódicamente expone sus obras.

A los 19 años realizó su primera exposición individual. Dos años antes había comenzado su camino como fotógrafo profesional. El cine llegaría más tarde, con títulos inolvidables como "El dorado", "Tango" y "Ay, Carmela". Es que el talento de Carlos Saura no tiene límites, al igual que su humildad, sus inquietudes artísticas y sus ganas de trabajar.

Él presenta su obra gráfica con la humildad de un recién llegado, a pesar de que tan sólo con 10 años y con una Leica heredada de su padre, comenzó a sentir la ansiedad de retratar la vida.

Dice tener 600 cámaras en su casa, algunas de ellas construidas por él mismo; siempre viaja con una, ahora digital, gracias a la cual ha hecho las fotografías que adornan una exposición sin nombre, pero vinculada a los trenes, una fijación permanente en su mente. "En cada una de mis películas he querido meter una secuencia con un tren y los productores siempre me han dicho que era carísimo, y no ha podido ser", comenta Carlos Saura con ojos risueños.

A pesar de esas obras de arte que inundan sus películas, el hacedor se llena de humildad y se confiesa sólo un "aficionado" de la fotografía.

Primero, fotógrafo

Al cineasta le sorprende que se lo empiece a conocer como fotógrafo, "una profesión a la que me he dedicado desde siempre, porque es lo que viví en mi casa. El cine se cruzó después en mi camino -reconoce-. De lo único que sé es de fotografía, del resto no sé nada. A lo mejor, con el tiempo, la gente se olvida de que hago cine".

Una de las exposiciones fotográficas más recientes del director de "Mamá tiene 100 años", ha tenido que ver con una de sus grandes pasiones: el mundo del flamenco, con fotografías captadas entre los años 1950 y 2000, mientras que la muestra que hace algún tiempo se expuso en Madrid, tiene a los trenes como protagonista.

-Las personas que están en las fotografías de esta exposición llevan la cara pintada, ¿a qué se debe?

-Las tomé en los múltiples viajes en trenes de cercanías que he realizado desde mi casa en la sierra hasta el centro de Madrid; las he deformado para que los protagonistas no fueran reconocibles. Son fotos robadas y no me hubiera atrevido a realizar esta exposición si el resultado no fuera el que tienen.

-¿Se sintieron asaltados los personajes de las fotografías?

-íSi no se han enterado! Lo malo de tomar un tren prácticamente todos los días a la misma hora, es que acabás conociendo a todo el mundo y todos te conocen a tí, se pierde espontaneidad.

En los retratos aparece gente paseando, dormitando, leyendo un libro o el periódico, charlando o maquillándose.

24 horas en tren

-¿Qué es lo que le ha resultado más curioso descubrir en uno de estos trenes?

-La verdad es que la gente puede hacer de todo en un tren de cercanías, hasta el amor, como una de las parejas de las fotografías.

-Desde hace un tiempo, los trenes se convirtieron en España en algo maldito. ¿Se recupera con estas fotografías su esencia?

-Nunca los he sentido como malditos. Lo que no me gusta es que han perdido romanticismo. Hace años las locomotoras de vapor resultaban encantadoras. Yo he viajado hasta Galicia en asientos de madera de tercera, y el recorrido duraba 24 horas.

-En la exposición hay un autorretrato, ¿a qué se debe?

-No es por vanidad. Mis hijos están hartos de que les saque fotografías, huyen cuando me ven con una cámara entre las manos; a mí me gusta cambiar objetivos y hacer pruebas y sólo cuento conmigo mismo para eso.

Desmitificar al arte

-¿Siempre viaja con una cámara?

-Siempre. Las cámaras digitales son estupendas. Puedes hacer miles de fotos, que luego no sirven para nada. A mí me gusta captar las imágenes sin que me vean y para eso supedito el encuadre o la iluminación si no busco una meta concreta; quiero captar el momento. Cualquiera puede ser fotógrafo si se lo propone.

-Para muchos, la fotografía es un arte...

-Habría que desmitificar la palabra arte en todos los aspectos de la cultura. Yo me considero sólo un aficionado.

-En sus películas, la fotografía siempre tiene una importancia especial.

-En el cine la fotografía es funcional, a veces tiene que ser fea en beneficio de la historia.

-Con su última película, vuelve al musical...

-Sí. Se llama "Iberia" y está rodada con cámaras digitales. El título proviene de doce piezas de piano de Isaac Albéniz, aunque he quitado algunas que no me atraían mucho. He contado con intérpretes como Sara Baras, que ha adaptado dos números magníficos, con Enrique Morente... hay baile contemporáneo y hasta una jota.

-Con "Flamenco" es quien más se ha acercado a esta vertiente de la música.

-Me he ganado el respeto de estos artistas, aunque desde hace algún tiempo el flamenco ha pegado un salto enorme.

Inmaculada Tapia