ANALISIS
El nuevo mapa del fútbol rafaelino
Por Darío Gutiérrez (*)

Así como en junio de 1989 el ascenso de Atlético al Nacional B marcó un antes y un después para el fútbol de Rafaela, la llegada de Ben Hur a la misma categoría después de ocho años en el Argentino A determina un "nuevo orden" dentro del mapa futbolístico rafaelino.

Era casi utópico pensar en la última década del siglo XX que nuestra ciudad podría disfrutar de esta realidad y que, en un lapso de apenas dos meses, iba a vivir dos ascensos (además de la BH, el protagonizado por 9 de Julio al Argentino A) y que además los "celestes" tendrían una chance concreta en la Promoción con Argentinos Juniors para retornar a Primera División, la cual se le esfumó en los últimos 25 minutos de la revancha.

No es casualidad entonces que hoy se respire fútbol en los bares y en las calles, que chicos y grandes, incluyendo también a muchas mujeres, vayan de aquí para allá mostrando las camisetas con sus colores favoritos. Un panorama que nadie hubiera soñado hasta no hace mucho tiempo, pero que es real gracias a los éxitos deportivos y a la toma de conciencia de la gente, de que a esto hay que apoyarlo y defenderlo.

En cuanto a la rivalidad, en Rafaela casi nadie habla de clásico entre Atlético y Ben Hur. Sí de un partido muy especial, que se jugará en la fecha 13. Es que el verdadero clásico de la ciudad es Atlético y 9 de Julio. Esto no quita que en esa semana la ciudad pueda estar convulsionada, independientemente de la realidad con que lleguen los equipos al partido.

De todos modos, hay circunstancias previas que ya originaron una rivalidad innegable, generadas en las cargadas entre los hinchas, que son parte del folclore del fútbol, y también en nombres comunes que estuvieron en la carpeta de ambas dirigencias para ser refuerzos. Los que, cuando parecían que iban a ser parte de un plantel, sorpresivamente lo fueron del otro.

Para los de barrio Alberdi, el desafío de luchar nuevamente por el ascenso es una obligación, impuesta tácitamente por su hinchada. Por el lado de Ben Hur, a pesar de algunos trastornos institucionales que no estaban previstos después del ascenso, consiguió conformar un plantel respetable para apostar al objetivo: la permanencia.

Los dirigentes, que reconocen su adaptación sobre la marcha a las nuevas exigencias de la segunda categoría del fútbol argentino, debieron trabajar en otro frente, como el de terminar de adecuar su escenario. Y su gente empezará a tomar real dimensión del nuevo presente, como ha sido común denominador en un club tan exitoso en el último tiempo, recordando que es uno de los más jóvenes de la ciudad, con 65 años de vida.

(*) Cronista del diario La Opinión de Rafaela.