Otro susto en la zona de Recoleta y Plaza España

Un empleado infiel robó armas y prendió fuego para borrar huellas

Los bomberos debieron esforzarse para controlar las llamas, que provocaron una destrucción casi total de lo que se encontraba en el interior del negocio. Foto: Flavio Raina. 

Después de los episodios criminales de los últimos fines de semana en la zona céntrica, anoche hubo fuego, persecución, tiroteo y gran nerviosismo.

Anoche a las 21.25 se recibió una comunicación alarmante en la central telefónica del cuartel de bomberos. Un vecino avisó por esa vía que desde el interior de una armería ubicada en calle San Luis al 3000 salía una densa columna de humo.

Enseguida varios patrulleros del Comando y otras unidades de la URI convergieron sobre el sector antes que lo hicieran las pesadas autobombas y así comprobaron que lo denunciado era cierto.

Para entonces el resplandor del incendio ya se insinuaba en la calle mientras se escuchaban algunas explosiones. El local del "Pájaro Loco" estaba ardiendo.

Pero esa no sería la única sorpresa que esperaba a los uniformados. En el mismo momento algunos agentes que intentaban cerrar el paso a los vehículos que circulaban por la zona en emergencia, observaron que un desconocido hacía una espectacular irrupción en escena.

Esto ocurriría a la vista de los policías: cuando se acercaban los camiones de bomberos en medio del ulular de las sirenas, un hombre disparó varios tiros e hizo estallar el blindex de una puerta, así emergió del local del Partido Justicialista.

Una mochila

El sujeto que cargaba con una mochila al hombro bajó precipitadamente las escalares que dan a calle Crespo y, ante el asombro de los patrulleros, corrió en dirección a calle 25 de Mayo. Los policías no lo pensaron dos veces y fueron tras él.

En medio de los estampidos de las armas de fuego el perseguido se desprendió de su mochila y la dejó abandonada a mitad de cuadra. Luego, siempre cubriendo a tiros la retirada ese individuo llegaría a calle Suipacha y por allí, en dirección al oeste, alcanzaría 25 de Mayo.

Entonces hubo más disparos. Para entonces la situación era por demás peligrosa al punto que un proyectil destrozó el parabrisas de un Renault 12 cuyo propietario -al volante-, terminaba de dejar a su esposa en una maternidad cercana.

Ya en 25 de Mayo y Junín arreció el enfrentamiento que terminaría en calle San Martín al 3100. En ese punto el perseguido se abrió paso valiéndose de idéntico procedimiento al que usara en el PJ. Abrió fuego contra la puerta de blindex de una clínica, la destruyó y se atrincheró en el recibidor.

De todos modos esa última guapeada no le valió de nada. Cuando los caños de las armas policiales asomaron por la puerta apuntando a su cabeza, el hombre, que conservaba un solo proyectil en el tambor del revólver, bajó la cabeza y alargó las manos para que le colocaran las esposas.

Después se podría saber que, mientras bomberos y Cobem combatían el incendio provocado en la armería, el detenido había sido identificado como uno de los empleados de ese mismo establecimiento.

Así quedó demostrado que el incendio y la fuga eran episodios de un mismo capítulo escrito, dirigido y representado en distintos escenarios por Luis Valdez, un hombre de 33 años que se domicilia en Santa Rosa de Lima.

Valdez habría argumentado en su descargo que si planeó y ejecutó el golpe fue para que sus hijos "no mueran de hambre". Pero los dichos de quien llevaba más de siete años al servicio de El Pájaro Loco, no convencieron a sus patrones y compañeros de tareas. A causa del fuego el establecimiento siniestrado resultó con pérdidas que alcanzan un ochenta por ciento.

Todo parece indicar que anoche Valdez no se retiró del local una vez terminada la jornada de trabajo. Quizás se quedó agazapado en algún rincón y cuando estuvo solo se dedicó a seleccionar las armas y proyectiles que llevaría con él.

Después de llenar todos los cargadores guardó las armas en una mochila que cargó al hombro y por una ventana se deslizó al local del PJ no sin antes iniciar el incendio con la clara intención de borrar cualquier huella.

Valdez, con su preciosa carga valuada en unos 30 mil pesos recorrió los pasillos desiertos del local partidario, mientras el fuego crecía a sus espaldas.

Posiblemente fue por esto, por el rápido incremento que tomaron las llamas y también por el ulular de las sirenas que el hombre apuró el paso. Así perdió. En un desesperado intentó por abandonar el sector que estaba acordonando la policía tiró y destruyó el blindex. Eso lo puso en evidencia.

Las armas

Una vez que en la Recoleta renació la calma se pudo ver anoche que la policía había recuperado las armas robadas en El Pájaro Loco. Una pistola calibre 9 milímetros fue encontrada en la calle. Un revólver 22 fue secuestrado al delincuente. Otras trece armas de puño con gran poder de fuego aparecieron en la mochila abandonada en calle Rivadavia. Estas son: una pistola semiautomática 22, una pistola ametralladora cal 22, 4 pistolas calibre 9mm. dos pistolas 11.25 mm, una pistola calibre 40, una pistola Magnum 3.57, dos revólveres Magnun 3.57 y un revólver 38 largo.

José Luis Pagés