Nervios destrozados y los pelos de punta

Más de cuatro horas de espera por embotellamiento de la 168

La carrera que se disputó en Paraná provocó una aglomeración mayor. La excusa sirve parcialmente; el problema es recurrente cada fin de semana. Foto: archivo el litoral. 

El de ayer no fue un domingo cualquiera. Quienes circularon por la 168 y se disponían ingresar a la ciudad fueron protagonistas de eso y víctimas de un verdadero caos. El TC de Paraná y el regreso de las quintas fueron los que lo provocaron.

El agobio de toda una semana de trabajo llevó a que muchas familias optaran por tomarse un descanso en la zona costera, o bien, que los aficionados al turismo carretera decidieran disfrutar del TC 2000 que se realizó en la vecina ciudad de Paraná.

Casi sin imaginar lo que sería el regreso, el pretendido relax terminó convirtiéndose en un día de furia, poniendo los nervios de punta a más de un conductor y al resto de sus acompañantes.

Aproximadamente cuatro horas de espera fue el tiempo que se requirió permanecer en la ruta para poder atravesarla. El tramo más tedioso fue el comprendido desde Bajada Distéfano, distrito La Guardia, hasta el puente Oroño.

Una sola mano habilitada, producto de las obras que Vialidad Nacional está llevando a cabo; la remodelación de avenida Alem, que hizo que muchos optaran por tomar por bulevar y la falta de paciencia ocasionaron un caos terrible, que no solo afectó a los conductores, sino también a la tranquilidad de los vecinos de la mencionada arteria de la ciudad.

"La fila de autos fue una cosa increíble. Los conductores estaban locos y las bocinas hicieron que también nos enloqueciéramos nosotros. Siempre pasa eso, pero este domingo se intensificó más. Se preveía que alguna vez esto iba a pasar porque, con una sola mano habilitada, es imposible que el acceso sea inmediato", manifestó Eduardo, un vecino.

Fernando tiene 35 años y lo ocurrido le hace pensar que envejeció como diez años más. Si bien la pasaron muy bien y disfrutaron el fin de semana, reconocen que, la próxima vez que quieran despejarse de la rutina, pensarán dos veces la opción de ir a la quinta.

"No quiero amargarme más con hechos como los de ayer. La gente es desorganizada y vive alterada. Además, entiendo que las obras se deben hacer; pero, hasta que no las terminen y habiliten las dos manos, no vuelvo a Rincón", expuso Fernando.

Consultado por El Litoral, Norberto Berlanga, Subsecretario de Control, informó que, frente a la permanente congestión que se produce los fines de semana en la 168, desde la Municipalidad ya realizaron el pedido concreto a Vialidad Nacional de apresurarla, con la finalidad de que se puedan habilitar las dos manos y, así, disminuir el tráfico.

De cualquier manera, con respecto a lo ocurrido ayer, manifestó que fue una situación atípica, agravada por los conductores que venían de Paraná.

En cuanto a los controles realizados por la Municipalidad, informó que varios grupos de inspectores se encontraron en la ruta para, además de organizar el tránsito, recomendar a los conductores tomar la calle colectora de la ciudad universitaria y evitar trastornos.

"Nuestros inspectores estuvieron en la 168, pero el tránsito estuvo ordenado y sólo se requería tiempo para esperar avanzar. Prácticamente, no tuvieron que actuar", aseveró Berlanga.

Por último, el subsecretario remarcó que, en estos casos, para evitar choques y accidentes, es importante ser pacientes. Recomendó a quienes transitan los fines de semana por la ruta tomar la calle colectora y, en caso de que bulevar se encuentre muy congestionado, la avenida Costanera.

Por su parte, el jefe del 7º distrito de la Dirección Nacional de Vialidad, Rafael Pretto, informó que las obras de reparación de loza de hormigón, que se están desarrollando en la 168, se extenderán aproximadamente hasta finales de septiembre. De cualquier manera, dejó en claro que los desvíos están correctamente señalizados y, si se respetan en la forma debida, no ocurrirán accidentes.

Mientras tanto, Fernando llegó a su casa, se tomó un tranquilizante y hoy empezó la rutina de todos los días. El descanso que esperaba tener no le sirvió de nada.

Mónica Ritacca