Cardiología pediátrica
Los problemas del corazón
Más de mil chicos por año pueden salvarse en la Argentina si son operados a tiempo por problemas cardíacos. El Dr. Horacio Capelli, especialista en cardiología pediátrica, explica aquí la importancia de que se desarrolle esta especialidad en el país.

Según datos recientes, más de mil niños argentinos con trastornos cardíacos mueren cada año a causa de la imposibilidad de acceder a un tratamiento quirúrgico que pondría a salvo sus vidas. De allí la trascendencia del Cuarto Congreso Mundial de Cardiología Pediátrica y Cirugía Cardíaca Pediátrica que, desde mañana y hasta el 22 del corriente, tendrá lugar en Buenos Aires.

Este importante encuentro se repite cada cuatro años y genera mucha expectativa no sólo por la calidad de especialistas que allí exponen, sino porque, en nuestro país, el estado de la medicina cardíaca pediátrica es preocupante.

El doctor Horacio Capelli, jefe de Cardiología del Hospital Garrahan y copresidente del Congreso Mundial, explicó los alcances de este encuentro y las perspectivas de desarrollo de esta especialidad en la Argentina.

-¿Cuáles son los antecedentes de este Congreso de Cardiología Pediátrica?

-Este encuentro es importante porque es el primero que se hace en Latinoamérica, ya que los anteriores se realizaron en París, Hawai y el más reciente, en Toronto, Canadá. Es el congreso más destacado de la especialidad y la primera vez que se hace en un país de bajos recursos. Calculamos que van a concurrir unos 3 mil delegados de todo el mundo.

-¿Quién se encargó de la organización?

-El auspicio está a cargo de la Federación Mundial de Cardiología y el congreso está organizado por un comité internacional que determina la sede y los presidentes. En el último encuentro, realizado en Toronto, la Argentina fue nominada para ser sede. Luego, el comité internacional que designa a los representantes nos eligió al doctor Guillermo Kreutzer (titular de Cirugía Cardiovascular en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires) y a mí.

-¿En qué se diferencia este congreso de los anteriores?

-En primer lugar, en que se hace en un país en vías de desarrollo. En segundo lugar, que a raíz de esto y por primera vez en el congreso, no sólo se va a discutir sobre los últimos adelantos, sino que también será un foro de discusión para debatir todos los problemas que son comunes a los países que tienen que hacer medicina de alta complejidad con bajos recursos.

Se han enviado más de 1.300 trabajos y hay participantes de Estados Unidos, España, Brasil, Turquía, Italia, Canadá, India, Alemania, Reino Unido, Polonia, Japón, Suecia, Australia, México, Rusia y Francia, entre otros.

Es un encuentro distinto de otros congresos internacionales, donde se invita a cinco médicos del exterior y los delegados son locales. Acá, cada uno va a poder presentar sus trabajos, lo que refleja la realidad en todo el mundo. Y justamente, para que todos puedan participar, hemos subsidiado en forma parcial a los delegados de Latinoamérica.

Cuestión de presupuesto

-En la Argentina, ¿cuáles son los principales problemas que se afrontan en cuanto a la cardiología pediátrica?

-La Argentina tiene una larga tradición en cardiología infantil, ya que el primer servicio de cardiología pediátrica de Sudamérica se creó en Buenos Aires en los años '30 y siempre tuvo un alto nivel en términos de resultados, a la par de los mejores centros del mundo. Sin embargo, luego de la hecatombe económica de 2001, la cardiología tuvo que adaptarse a la nueva realidad. Así como el hospital tenía un presupuesto en dólares, después pasó a tener el mismo presupuesto en pesos. Lo mismo sucedió con los insumos, el material descartable y con una cantidad de elementos que se utilizan en la cardiología pediátrica moderna que, al pagarse en dólares, se hicieron casi prohibitivos, lo que nos obligó a volver a prácticas tradicionales anteriores a los años '80.

-¿Cuál es actualmente el costo de una operación de cirugía reparadora?

-Lo menos caro es la mano de obra; el problema son los insumos. Las cardiopatías congénitas en términos de costo-beneficio no son caras; si uno opera a un chico, ¿cómo evalúa la relación costo-beneficio? Al costo de una cirugía cardíaca hay que dividirlo por el número de años que va a sobrevivir el paciente.

Es importante que todos puedan acceder a una cirugía reparadora, porque el 95 por ciento de las cardiopatías tiene tratamiento y el índice de mortalidad es menor al 5 por ciento. Las probabilidades de desarrollar una vida normal son muy altas.

Vidas que pueden salvarse

-En cuanto a los chicos, ¿hay datos sobre la cantidad de intervenciones por año y cuál es el índice de mortalidad por estas afecciones?

-La incidencia de las cardiopatías congénitas es del 1 por ciento. Si tenemos en cuenta que en el país nacen setecientos mil niños por año, hay unos siete mil chicos con una cardiopatía congénita al año. De ellos, un poco menos de la mitad requiere cirugía alrededor del año de vida, es decir, unos tres mil. Y, de éstos, sólo se operan en el país alrededor de dos mil.

-Esto, ¿sucede por un problema de infraestructura o por otros motivos?

-Es porque hay una desproporción entre la oferta y la demanda. Hay mil chicos que no acceden a una operación por limitaciones hospitalarias que generan largas listas de espera. Una solución sería adecuar centros intermedios para que hagan la menor complejidad y nosotros, dedicarnos a la alta complejidad. Pero es un problema estructural.

En lo concreto, hay registros sobre mil chicos que se mueren por año sin acceder al tratamiento. Ésas son muertes evitables porque, hoy en día, quien accede a una cirugía tiene una posibilidad de sobrevida de más del 95 por ciento.

-En el aspecto tecnológico, ¿cuáles son las posibilidades de acceder a tratamientos más seguros?

-Los centros que más operaciones realizan son el Garrahan, el Hospital de Niños Gutiérrez, Casa Cuna, el Hospital de Niños de La Plata y también centros de diversas provincias que realizan intervenciones, aunque no sean de la más alta complejidad, como en Córdoba, Mendoza o Tucumán. Para mejores resultados, habría que concentrar la alta complejidad en centros que tengan una actividad suficiente para que los resultados sean óptimos. Es difícil hacer una curva de aprendizaje con muy pocos pacientes en una especialidad que implica mortalidad, si no intervienen grupos entrenados.

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La importancia del diagnóstico

Se considera que entre 2 y el 3 por ciento de los nacidos vivos tiene una o más malformaciones al nacer, muchas de los cuales no representan ningún peligro para su vida. Sin embargo, el 50 por ciento de esas malformaciones están representadas en el aparato cardiovascular, y son graves en la cuarta parte de los casos. Es decir, estos niños nacerán con cardiopatías críticas y complejas que necesitarán tratamiento quirúrgico inmediato para no morir.

Las cardiopatías congénitas representan uno de los grupos más numerosos entre las enfermedades malformativas de la especie humana. La frecuencia se estima en el orden del 7/8 por cada 1.000 nacidos vivos.

El desarrollo de la cardiocirugía infantil en Cuba después de la creación del cardiocentro del Hospital William Soler ha posibilitado que a pacientes con diversas afecciones cardíacas tributarias de tratamiento quirúrgico se les haya realizado un diagnóstico precoz y una corrección quirúrgica de manera satisfactoria, con incremento en su supervivencia y expectativa de vida.

La coartación de la aorta ocupa un lugar importante dentro de las cardiopatías congénitas acianóticas por su elevada incidencia y prevalencia, ya que se observa en el 6 % de las cardiopatías. Es tres veces más común en los varones que en las mujeres.

En la historia natural de esta cardiopatía, la presentación clínica y la severidad dependen del grado de estenosis y de su localización. Se puede asociar en el 70 % de los casos a aorta bicúspide, y no es rara su relación con anomalías de la válvula mitral, estenosis subaórtica, comunicación interventricular, persistencia del conducto arterioso.

El tratamiento quirúrgico correctivo puede que no se efectúe de manera anatómica efectiva, o bien, pueden quedar secuelas o residuos, puede haber afecciones de otras esferas, tales como las neurológicas, motoras y psicológicas, que impiden la completa incorporación de los pacientes a la sociedad, situación que mejora notablemente con un diagnóstico y una rehabilitación precoz e integral.

"Evaluación de niños operados de coartación aórtica", Hospital Universitario Cardiocentro William Soler, La Habana, Cuba

Fuente: Agencia Pro-Salud NewsFotos: El Litoral