Tras el furor de 2004, este año bajaron las ventas del sector
Las máquinas agrícolas ahora tienen un mercado más normal
Hay una especie de saturación. El mercado tomó en 2005 niveles de venta más cercanos a los normales. La industria argentina, que cubre la demanda interna de sembradoras y pulverizadoras, no logra lo mismo en cosechadoras y tractores.

La maquinaria agrícola constituye, para la provincia, una importante fuente de ingresos y empleo, a tal punto que 3 ciudades del Departamento Belgrano (Las Parejas sobre todo, Las Rosas y Armstrong) tienen desempleo cero y son el epicentro de un cluster que involucra fuertemente a Córdoba.

Nency Zanuzzi, gerente de Pla, dice convencido que, con la siembra directa, el campo tiene un claro ABC en lo que es la utilización de maquinaria agrícola (con sembradoras, pulverizadoras y cosechadoras se hace casi todo). Y siempre está el tractor para sumar.

En sembradoras, Argentina se autoabastece, incluso la balanza es superavitaria (el país exporta, sobre todo a Uruguay, más de lo que importa, fundamentalmente desde Brasil), según datos del sitio web Maquinagros.

En pulverizadoras, si bien la balanza es deficitaria por la influencia brasileña, la mayoría del mercado interno es dominado claramente por empresas nacionales, según explicó María Isabel Borghi, de la Fundación Cideter.

En sembradoras, el líder es Agrometal, de Córdoba, y en pulverizadoras, Pla y Metalfor van a la cabeza.

Sin embargo, en cosechadoras y tractores está el problema. La producción nacional no sólo que no alcanza a cubrir la demanda interna, sino que está muy lejos de eso.

En 2002, las empresas nacionales fabricaron el 63 % de las cosechadoras vendidas, con Vassalli, productor de la marca Don Roque, a la cabeza.

Pero desde 2003 hasta setiembre de 2004, la participación de las empresas argentinas en ese mercado fue, en todo el período, del 18 %. En ese período, sólo colocaron 774 de las 4.295 cosechadoras que el campo compró, según datos oficiales citados por Nuestro Agro.

En tractores, donde el líder nacional es Pauny, las cosas han ido peor: de 8.117 unidades incorporadas, 1.197 fueron nacionales (apenas el 15 %).

El CPN José Luis Castellarín, muy conocedor del sector y del cluster en particular, advirtió que en 2005 hubo una recuperación de la participación de las cosechadoras y los tractores nacionales en el mercado, ya que la mayor parte de la caída de ventas impactó sobre las marcas importadas.

"Hubo una baja en las ventas de este año, pero era lógica. Ahora tenemos un mercado más normal que el de 2004", dice.

De todas formas, este repunte en participación, aún las deja lejos de la comentada porción que llegaron a tener las empresas de capital nacional en 2002, cuando el país empezaba a transitar por un nuevo modelo, con el agro encabezando la recuperación.

Al pasar, se recuerda una frase de un empresario rafaelino, perteneciente al otro cluster metalmecánico fuerte de la provincia (el autopartista), Fernando Pongolini, titular de 300-Indy, organización que está en constante crecimiento.

En un diálogo que mantuvo este año con El Litoral dijo, muy gráficamente y a modo de ejemplo, que una persona con un teléfono podía importar una cosechadora, pero que para producir una escoba se necesitaban 4 trabajadores.

No hace falta aclarar la tecnología que tienen estas máquinas, cuyos precios son elevadísimos en dólares (hay cosechadoras de U$S 250 mil y tractores de U$S 130 mil).

Mucho menos la cantidad de puestos de trabajo, conocimientos y de ingresos que al país -y a la provincia- le hubiesen generado la fabricación y venta de al menos una porción de esas 3.521 cosechadoras y 6.920 tractores que se importaron en los 21 meses que transcurrieron entre enero de 2003 y setiembre de 2004.

Martín Scandol