Entrevista al Equipo de Operadoras de Calle

La falta de redes institucionales aleja a los chicos de sus barrios

Por una moneda. Los chicos que están en situación de calle viven todo tipo de riesgos.Foto: Néstor Gallegos. 

Las asistentes sociales reconocen que ante la falta de centros comunitarios los chicos salen a trabajar a la calle, y lo adoptan "como medio de vida". La edad crítica es después de los 14, porque "el sistema pedagógico no les resulta atractivo".

El equipo de operadoras de calle está integrado por 15 mujeres, bajo la coordinación de la licenciada en Trabajo Social María Silvina Bolcatto, y la psicóloga Carolina Silvestre. Están contratadas por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, y una de las exigencias para tomar el puesto es ser asistente social o licenciada en trabajo social.

Las reuniones empezaron en julio de 2004, con 6 operadoras y ampliaron el plantel en octubre. Según explicó la licenciada Bolcatto el equipo "se armó a partir de la existencia de un programa en la Secretaría, que se llama Cuidemos nuestros niños, para el que faltaban recursos humanos".

"Se necesitaba una formación teórica y profesional porque es un trabajo bastante complejo, entonces se pensó en contratar a trabajadoras sociales" argumentó la coordinadora, e indicó que "a partir de entonces el Colegio de Asistentes Sociales hace una selección y se conforman los grupos".

Para realizar las tareas se dividió la ciudad en 5 sectores, que son frecuentados por las profesionales. Se pretende entablar vínculos de confianza con los chicos, que están apostados en esquinas, edificios públicos y plazas.

En las paradas puede haber hasta doce pequeños, como ocurre en la esquina que forman bulevar Pellegrini y Urquiza, los que se dedican a limpiar vidrios, hacer malabares, abrir puertas o repartir estampitas. Usan las monedas que juntan usan para colaborar en la casa o para gastos personales. Todas las operadoras coinciden que "para la mayoría la calle es su medio de vida".

Faltan redes

A raíz de una "aproximación diagnóstica" en los barrios donde viven los chicos, las operadoras observaron que "donde hay redes institucionales, los pibes están más o menos contenidos, y se quedan. Cuando esos resortes comunitarios no están en funcionamiento, no se quedan".

Una de las operadoras destacó que en su zona la mayoría de los chicos son de Villa Hipódromo, donde "evidentemente las opciones que hay no los seducen, o cuando empezaron a salir a la calle no estaban. Ahora hay propuestas, pero ellos ya están en la calle". Un ejemplo similar es el de los chicos que están afuera de la terminal. "Son en su mayoría de San Agustín II, donde no hay nada, ni un espacio para recreación", afirmó una operadora de esa zona.

"Tampoco es casualidad que sean adolescentes", refirió una de las trabajadoras sociales del equipo. La mayoría entiende que de los 14 años en adelante "es cuando menos se los contiene", a diferencia de los más chicos que reciben la copa de leche o hacen actividades recreativas. "Hasta los diez años asisten a clases, los de 11 y 12 van una o dos veces por semana y después dejan".

El contacto diario con los jóvenes les permitió entender a las operadoras que "no es que no tengan otra cosa que hacer, o que les guste más limpiar vidrios que estar jugando. El adolescente de 14 años para arriba sale a la calle a trabajar".

Estación Terminal

Los chicos de Santa Fe que salen a pedir a las esquinas comparten pobreza, exclusión y falta de contención escolar. "En la calle encuentran un espacio para hacer y existir" que no les brindan las instituciones, "pero cada uno tiene sus particularidades", dijeron las operadoras.

A su vez, prefieren diferenciar a los chicos que viven en la calle, de los que pasan varias horas en ese ámbito pero vuelven a sus hogares. "En el barrio Barranquitas los chicos están a una cuadra de sus casas y regresan a comer al mediodía, y a dormir a la noche. Los que no tienen tanto vínculo con su hogar son los que están en la zona de la terminal".

Estos últimos son los más conocidos, "porque están en el lugar que la gente más frecuenta, y están más expuestos". Una serie de hechos ocurridos en la zona hicieron que "cuando se roban una billetera adentro de la terminal, se lleven a los chicos que están afuera", contaron las profesionales.

Pero "no sólo los chicos provocan", los defienden las operadoras. "La gente pasa diciendo: `tené cuidado porque te manotea la cartera', y tienen que cargar con las etiquetas que les ponen".

Asimismo reconocen que en algunas ocasiones la situación en la que viven los hace propensos a delinquir. En esos casos "tratamos de hablarlo, pero a veces se rompe el vínculo, y cuesta recuperarlo".

Las "reacciones violentas por cualquier cosa" también preocupan al equipo de asistentes, que entienden que de ese modo "devuelven a la sociedad el trato que reciben, porque muchos automovilistas los tratan mal".

Esa violencia también se da hacia el interior de los grupos, con las mujeres, o familiares. Por eso las operadoras aseguran que dieron un paso muy importante, ya que "establecimos un vínculo muy fuerte de confianza y de respeto".

El programa

Para las operadoras de calle el programa permitió sistematicidad en el trabajo y estar cerca de los chicos con mayor frecuencia. Hasta hace un año había alguna experiencia aislada de la Iglesia o del voluntariado. "Esa sistematicidad nos permite escuchar y ver la realidad de los chicos que trabajan en la calle, desde ellos mismos. Lo que nosotros transmitimos y vamos armando como operadoras de calle tiene que ver con lo que le va pasando al chico. Y a partir de las charlas les hacemos propuestas de trabajo".

Historias de vida

* En la Terminal hay una familia con 9 integrantes. A la mañana van al colegio, y a la tarde recorren sanatorios vendiendo tarjetitas. La única entrada es lo que reúnen los chicos, además de un plan que recibe la mamá. "Están en la terminal y no son chicos que delinquen, o consumen drogas. Están bien vestidos, se arreglan, se nota que hay una mamá" explicó la asistente social.

* El caso de una mujer que frecuenta la puerta del Magic, todas las tardes, marca el cambio en el oficio del `rebusque'. Tiene un carro cargado de cartones, y sus hijos y sobrinos, trabajan en el semáforo. Hace 10 años se dedicaban a la venta ambulante en la plaza del Soldado, pero cuando los mudaron de lugar dejaron de ir porque no les era redituable. Fue entonces cuando "empezaron a ir a la esquina de Bulevar Pellegrini y Urquiza, y descubrieron que era una esquina que deja más plata".

* Los chicos que están en el acceso a autopista limpiando vidrios, haciendo malabares y pidiendo monedas no pasan los 20 años. "En su mayoría son primos, de Barranquitas Sur. Los de la López y Planes son 6 hermanitos del barrio Pro Mejoras Barranquitas". Entre las `changas' más insólitas está la hacer de guías para acompañar a descargar a los camioneros que no conocen el camino.

* No siempre la familia biológica es la solución para que los chicos estén contenidos y reciban afecto. "Se va adaptando a lo que encontrás" dicen las operadoras. Como ejemplo pusieron a una chica de 18 años que tiene 2 hijos, y "se hizo cargo de tres nenas que no tienen nada que ver con ella". También recordaron que hay un grupo de chicos que viven en el Centro de Admisión, y no quieren regresar a sus casas, porque "hicieron del centro su hogar".

* Un nene de 9 años, cuyo sustento familiar es el abuelo, recurre esporádicamente las calles. Lo hace " cuando su abuelo está enfermo o no puede ir a trabajar, pero lo hace por uno o dos días nada más, no es constante". La calle también tiene días y horarios, "para ellos es un trabajo".

La ciudad por sectores

Zona 1: bulevar Pellegrini y sus intersecciones con Urquiza, 4 de Enero, 9 de Julio, San Martín y 25 de Mayo. El edificio de la EPE y Plaza Constituyentes.

Zona 2: abarca el Cementerio Municipal, sector de estacionamiento, barrio San Pantaleón, y Avenida Gorriti hasta Teniente Loza.

Zona 3: Presidente Perón e Iturraspe. Acceso a la autopista sobre Av. Perón (en sentido norte-sur), y sobre Iturraspe (en sentido este-oeste), son tres semáforos. También en López y Planes e Iturraspe (de oeste a este), en el triángulo antes de cruzar López y Planes. Se trabaja con chicos de menos de 18 años.

Zona 4: Terminal de Ómnibus, Plaza España y Plaza del Soldado. La mayoría de las veces se concentran en la Terminal. En verano los chicos emigran a la Plaza del Soldado. Dado que es la zona más conflictiva por su cercanía con el centro y el flujo de gente, cuando se busca descomprimir la Terminal, las operadoras utilizan la Plaza España o el Predio Ferial Municipal.

Zona 5: desde bulevar Gálvez y su intersección con San Martín, hasta calle Vélez Sarsfield, al este. Las esquinas de mayor concentración son Dorrego, Avellaneda y Necochea. A este sector se suma la peatonal, donde asisten a un grupo de nenas ubicadas frente a los bancos.

Juliano Salierno