Rafaela (Enviado Especial).- Atlético de Rafaela sumó sólo un punto de los últimos 21 que se disputaron, contando el partido que pierde, hasta ahora, con Ben Hur, cuando restan jugarse 45 minutos. Por lo tanto, anoche tenía que ganar, porque solamente eso podía calmar los ánimos caldeados. Pero el equipo de Restelli no pudo con Belgrano. No supo cómo, y por responsabilidades propias y por contundencia del rival, se quedó una vez más con las manos vacías. Y van...

Pasó lo que no tenía que pasar. Ganó Belgrano y perdió Rafaela. El gol de la victoria llegó como consecuencia de un tanto errado de Atlético, y de contra los visitantes aprovecharon un traspié de la defensa local y la mandaron a guardar.

Atlético se vio asfixiado por la presión de los cordobeses y por lo que exigían los hinchas. Fue un equipo que entró con el planteo cambiado y erróneo. Un Atlético al que -da la impresión- se le vino todo lo malo encima y las cosas no le salen nada bien. Ya había flaqueado en la fecha anterior cuando perdía en el estadio Parque, después de haberle igualado a Unión jugando discretamente y mostrando un nivel superior al que se le vio anoche.

Pero la de ayer fue una derrota impensada que le impide ya visualizar al puntero y a sus seguidores. Tan desencantadora fue la noche en el Monumental que su gente -muy poca por cierto- se fue insultando al equipo de Restelli y por momentos los silbidos se hicieron escuchar.

El equipo jugó mal y perdió bien. Su derrota se justificó porque nunca encontró las respuestas para superar a un Belgrano que tuvo como bandera la eficacia para saber aprovechar uno de los pocos buenos momentos que se le presentaron en la noche.

Apenas en la última media hora de juego Atlético de Rafaela impuso algo de su juego. En ese tiempo, Fragata, que había ingresado por Clementz, desniveló por su estilo netamente ofensivo, mientras que Villalba, que ingresó por García, impuso su fuerza por todo el frente y por eso, nada más que por eso, el empate se anunciaba como inminente. Pero la seguridad de un arquero muy limitado como Zapata impidió el festejo. Antes y después, la actuación de los dirigidos por Restelli no se correspondieron con las circunstancias. Sus jugadores, lejos del mejor nivel, no encontraron los caminos para inquietar a un Belgrano ordenado y conforme con lo conseguido hasta entonces.

El gol cordobés llegó minutos después de cumplirse la media hora de juego, cuando Gigli encontró un rebote de Barovero y la mandó al fondo de la red. Treinta segundos antes, Reynoso había sacudido el poste con un cabezazo, después de un centro de Guaymas. A partir de allí, Atlético no entregó síntomas de reacción y el tiempo se terminó consumiendo.

Atlético sufrió la falta de juego individual, primero, y colectivo, después, mientras que el visitante repitió la fórmula que le había permitido llegar al gol: corrida por afuera, centro al área y error defensivo del rival. Así, una y otra vez, Barovero debió duplicarse para salvar otra caída de su valla.

Rafaela quedó en silencio: sabía que su derrota era la justa condena para un momento que muchos tratarán de olvidar rápidamente.

Atl. de Rafaela 0

Belgrano 1