Cuenta la historia que el abuelo Saliva partió de su Líbano natal, armado con un puñado de proyectos y de sueños de hacer la América. Sabía que estas tierras nuevas prometían mucho, pero que la moneda de pago era el trabajo duro y esforzado en el campo. Así desembarcó en el norte de la provincia de Santa Fe, en el departamento Vera, y en los obrajes de leña de El toba comenzó a sembrar su semilla.

Con la venta de sus productos hacia todo el país pudo comprar sus primeras tierras, en donde vieron la luz sus 12 hijos.

Los 3 mayores se quedaron a trabajar en el campo, y su esfuerzo les permitió a los más chicos la posibilidad de estudiar y llegar a ser profesionales.

El último de todos, Gabriel, se recibió de escribano y eligió Santa Fe para desarrollar su profesión y formar su familia. Sin embargo, esa pasión por la vida rural lo llevó a tener al campo como un ingreso alternativo y un medio de vida para sus hijos.

Y fue Martín, nieto de aquel libanés, quien torció su destino de abogado -a tres materias de recibirse- para volcar su pasión por las vacas, en el campo de San Javier. Ese divertimento de los fines de semana fue transformándose en compromiso, en responsabilidades mayores y en opción de vida. "Es que San Javier tiene algo inexplicable, algo único que te atrapa y no te deja escapar", dice Martín.

El establecimiento se distingue a lo lejos. Desde la ruta, el viajero puede apreciar cómo los pinos marcan con su verdor el lugar. El parque está muy cuidado, con ejemplares de frutales, palmeras, aromitos y todo tipo de árboles y plantas. Estas 100 hectáreas están destinadas mayormente a la actividad ganadera, en donde los Aberdeen Angus negros y colorados se distinguen como baluarte en la región. Allí trabajan con unos 350 animales, con 130 terneras en destete. A propósito de esto, Martín nos decía que quieren armar la cabaña. "Un poco por convicción y un poco por obligación. Nuestra meta es apuntar a la calidad de los animales por sobre la cantidad. Esta raza es muy noble y queremos convertirnos en referentes de Angus en esta zona.

"Cuando compramos el campo, estaba en muy malas condiciones. Primero empezamos con la soja, y luego fuimos probando otras alternativas, siempre aprendiendo de nuestros errores. Ahora apuntamos a traer las terneras de calidad, inseminarlas con el mejor semen y vender las vaquillas inseminadas", sostuvo.

Además, en La Azucena apuntan a terminar los toros para marcar la diferencia en base a la genética y la alimentación pastoril, complementada con suplementos.

En estas 700 hectáreas se concentra la mayor cantidad de espacio para la agricultura. Aprovechando el buen momento del arroz, apostaron a invertir fuerte a este cultivo. Estas 220 hectáreas destinadas al arroz, muestran ya los primeros verdes de la reciente siembra. Se trabaja a pleno entre los valetones y las taipas, aprovechando el agua proveniente de la bomba extractora recientemente instalada para estos fines. "Tuvimos que hacer una fuerte inversión en la bomba, los canales y la estructura, pero creemos que es una apuesta redituable para el futuro", arriesgó Martín.

"Acá voy a hacer un barrio cerrado", dicen que dijo Gabriel Saliva mirando el río, entre la incredulidad y la sonrisa de sus hijos. Es que al vender un campo en San Joaquín, la familia se encontró con las 120 hectáreas lindantes con el río, a las que el comprador no quiso acceder, por no ser aptas para la agricultura. Y fue así, un poco por casualidad y otro poco por la visión de este hombre, que nació este emprendimiento turístico único en la zona.

Poco a poco, manteniendo claro el objetivo, esta isla inaccesible se fue transformando en un lugar exquisito. Se construyó un puente, se tendió la conexión de luz y agua corriente y se empezó a desmontar. El lugar es realmente espectacular. Rodeado por lo agreste, la naturaleza, el verde y el agua invitan a hacer una pausa y a escuchar el canto de los pájaros y dejarse llevar por tanta paz.

También de a poco, se fueron edificando las cabañas lacustres. Erigidas por personalidades que eligieron este emprendimiento para descansar. Políticos, como Mauricio Macri, deportistas como Spajic y "Bichi" Fuertes, y hasta personalidades de la farándula como Miguel Torres del Sel, con quien comparten un porcentaje de esta sociedad, se destacan entre los afortunados que disfrutan del lugar.

La familia también tiene alquilado un campo en la zona de La Brava, con 1.000 hectáreas dedicadas a la ganadería, en donde unas 1.000 vacas de cría Brangus y Aberdeen pastorean al sol.

Esta historia, que comenzó en el Líbano, mantiene vivo ese mismo espíritu. Una fuerza transmitida por generaciones que mueve a estos hombres y mujeres a modificar y mejorar el medio. Ellos apuestan a la calidad, y esto se ve en los vacunos, ovinos y porcinos del establecimiento. Ahora suman el turismo rural para extranjeros en El Sausalito. Y hasta una cancha de golf están haciendo en La Azucena para brindar un servicio integral al viajero europeo. Es verdad, San Javier tiene algo inexplicable que te atrapa y no te deja escapar...¿Qué será?

El arroz ocupa un espacio preponderante en esta producción. Sobre las 220 hectáreas sembradas, 100 corresponden a la variedad tahín y 120 de la variedad CL, resistente al arroz colorado (una mutación que castiga los cultivos), con lo que se "limpia" el campo de esta variedad.

Se eligió el mes de octubre para la siembra por las condiciones de humedad de suelo, el pronóstico del tiempo y las malezas existentes. El 10 de noviembre comienzan con el anegamiento de la arrocera.

La bomba colocada para estos fines tiene una capacidad de 1.500 litros/hora, está impulsada por un motor eléctrico de 150 hp., y trabaja ininterrumpidamente hasta el 15 de febrero del año que viene. En esta campaña apuntan a mejorar la infraestructura, los caminos, los desagües, y hasta una pista de avión. Están estudiando el mercado para elaborar en el futuro una variedad propia de arroz y salir a la venta en el mercado interno.

Recordemos que este establecimiento se enmarca en un contexto de siembra de arroz de 16.500 hectáreas dentro de los departamentos Garay y San Javier.