Familia Althaus
La importancia de conocer nuestra historia familiar
El origen de los Althaus está en un cantón suizo. Pero la búsqueda de progreso fue clave en la decisión de emigrar, primero a Sudáfrica y luego a la Argentina. Aquí se establecieron en la colonia de Romang. En diciembre se concretaría una nueva reunión familiar.

Carlos Althaus es, actualmente, la cabeza de la familia que porta ese apellido. Con sus más de 85 años y viviendo en Estados Unidos, es un convencido de la importancia de conocer de dónde venimos como familia y quiénes somos como individuos. Por eso, se encargó hace muchos años de investigar sobre los orígenes de su familia.

En nuestra ciudad, Silvia Spuler -una de sus tantas sobrinas- se comunicó con De Raíces y Abuelos para relatar la historia de los Althaus, originarios de Suiza, y su prolífera descendencia en nuestro país y el exterior. También aclaró que fue postergada la reunión familiar organizada en Esperanza, ante el fallecimiento de uno de sus organizadores, Alberto Clemente Althaus.

Explicó que los patriarcas de esta gran familia en la Argentina fueron Ludwig Althaus (h) y su esposa Bárbara Zumbrunn. Ludwig era el único hijo de Ludwig Althaus (1789-1864) y de Elisabeth Dallenbach (1803-1827). Nació el 6 de julio de 1827, hoy serían 178 años, en la localidad de Unterseen, situada en las cercanías de Interlaken, Canton Bern, Suiza. Su madre falleció cuando Ludwig (h) tenía tres meses.

Bárbara nació el 19 de julio de 1834, en la localidad de Ringgenberg, Bern, Suiza. Era la cuarta hija de Jakob Zumbrunn (1804-1868) y Elsbeth Eggler (1801-1893), de esa misma comuna.

El 26 de octubre de 1854, a los 27 años, Ludwig Althaus (h) se casó con Bárbara Zumbrunn en la iglesia de Gsteig bei Interlaken. En esa localidad nacieron sus once hijos: Friederich (11 de febrero de 1855), Karl Ludwig (31 de enero de 1859), Margaritha (16 de marzo de 1861), Christian (19 de septiembre de 1862), Elisabeth (17 de marzo de 1864), Adolf (16 de agosto de 1865), Susanna (28 de marzo de 1867), Marie (24 de diciembre de 1868), Eduard (18 de abril de 1870), Anna (20 de diciembre de 1872) e Ida (11 de julio de 1877).

Ludwig era de oficio herrero y en sus documentos personales figura como "maestro herrero", y mantenía su hogar familiar con esa actividad. Pero a raíz de que Suiza, en el siglo XIX, soportaba un aumento explosivo de su población y no había avanzado suficientemente en la industrialización, se daba por aquellos años una fuerte corriente emigratoria, canalizada sobre todo hacia América.

Suiza, Sudáfrica y Romang

Ludwig y su familia también se interesaron en la posibilidad de emigrar a países con mejores posibilidades de progreso. El hijo mayor, Friedrich Althaus, había emigrado con su esposa en 1878 a Cape Town, en Sudáfrica.

Luego Ludwig, Bárbara y el resto de la familia viajaron a dicha colonia británica a reunirse con él, probablemente entre 1880 y 1881. La familia Althaus residió en Cape Town hasta diciembre de 1883, cuando decidió reemigrar a la Argentina.

Hay documentación que indica que para esa época, su segundo hijo, Karl Ludwig, había viajado a Buenos Aires, posiblemente para explorar la posibilidad de establecerse en este país. De vuelta en Sudáfrica informó a su familia sobre las condiciones de vida en la Argentina, motivo por el cual decidieron vivir acá.

Viajaron en diciembre de 1883 en el bergantín inglés Silver Cloud, y llegaron a Río de Janeiro probablemente a mediados de enero de 1884. Posteriormente, volvieron a embarcarse en el vapor Apolo, para la última etapa del viaje. Llegaron a Buenos Aires el 6 de febrero de 1884, y se alojaron un tiempo en el Hotel de Inmigrantes.

En 1885 la familia decidió establecerse en la colonia Romang, al norte de nuestra provincia, donde Ludwig vivió hasta su muerte, ocurrida en 1907, a los 80 años; Bárbara había muerto un año antes. Pero el hijo mayor, Friedrich, y su familia se radicaron en Rosario.

Una postergada reunión

Hoy, los descendientes de Ludwig Althaus están extendidos a lo largo y a lo ancho de nuestro país y aun en el exterior. Sus hijos formaron las siguientes familias: Friedrich se casó con Kathrina Amacher y tuvieron diez hijos; Karl Ludwig se casó con Anna Bienedell y tuvieron ocho hijos; Margaritha se casó con Samuel Sager, pero no tuvieron descendencia, al igual que Christian, Adolf y Eduard, que eran solteros.

Además, Elisabeth se casó con Emil Derendinger y tuvieron siete hijos; Susanna con Karl Ernst Všgeli y tuvieron ocho hijos; Marie con Ferdinand Guggisberg y tuvieron doce hijos; Anna contrajo matrimonio con Johann Wingeyer y tuvieron 14 hijos; y por último, Ida con Santiago Kaenel, y tuvieron cuatro hijos.

Tenían previsto volver a reunirse el mes pasado para honrar una vez más a sus antepasados. Pero el repentino fallecimiento del organizador de la reunión en Esperanza, Alberto Clemente Althaus, postergó la reunión, que quizás se concrete en diciembre próximo. Sus familiares pretenden realizarle un homenaje a través de esta nota.

Saber de nuestros orígenes

Con relación a su tío Carlos Althaus, de Estados Unidos, Silvia Spuler remarcó algunos escritos que éste realizara en donde destacaba la importancia de conocer nuestro pasado, una recomendación "de mucho valor para los jóvenes", opinó.

Explicó que planteaba que "hay mucha gente que no se interesa por su pasado familiar. Los jóvenes generalmente conocen a sus padres, con quienes conviven, también a algunos tíos, quizá incluso a sus abuelos, si tuvieron la suerte de tenerlos en sus primeros años. Ellos generalmente viven su vida y su mundo, y por ser jóvenes no están interesados en indagar sobre la vida de sus mayores, menos aun sobre la de sus antepasados. Cuando su interés se despierta, ya es tarde".

Pero aclaraba que "hay otras personas que conocen la historia de sus familiares. Pero el olvido es la ley que los gobierna. No la transmiten a la nueva generación, no es importante para ellos. Otros, por razones personales, prefieren olvidarla. El pasado les trae recuerdos no siempre gratos. Vivencias de épocas que suelen traer tristes recuerdos, recuerdos de dura lucha por la vida, de dolor, de errores, de fracasos, de diferencias irreconciliables con otros familiares. ¿Para qué recordar todo eso? A olvidar el pasado".

Una parte de nosotros mismos

Por otra parte, Carlos Althaus planteaba que "todos somos, hasta cierto punto, el producto de las decisiones de nuestros mayores, y quizá en mayor medida aun, de las generaciones que nos precedieron. Así, el lugar donde nacimos, la instrucción que recibimos, la religión que profesamos, el idioma que hablamos, fueron generalmente la decisión de personas de generaciones anteriores. Nosotros podemos modificar todo eso, ir a vivir a otro país, cambiar de religión, etc.... pero lo que recibimos de pequeños quedará en nuestra memoria para toda la vida. No puede cambiarse, es parte de nuestro ser".

Por último, opinaba que "si aceptamos esa premisa como cierta, el conocer el pasado y el porqué de ciertas decisiones tomadas entonces nos aclarará quiénes somos como individuos y de dónde venimos como familia, no importa cuán tristes sean los recuerdos. No debemos, pues, olvidar el pasado. El pasado es parte de nosotros mismos".

El apellido

El apellido Althaus es originario del cantón Bern, Suiza. Según el Anuario de la Sociedad Genealógica de Suiza, este apellido se originó en el centro del país y en los libros de la iglesia hay constancias desde el siglo XVI de bautismos, casamientos y defunciones de gente apellidada Althaus.

Isaac Althaus, el más directo antepasado, inició a principios del siglo XVIII, en la comuna de Unterlangenegg, el árbol genealógico familiar del cual procede esta estirpe.

Uno de los descendientes de Isaac, Peter Althaus (1741), se casó con Anna Siegenthaler, y de ese matrimonio nacieron cuatro hijos. El más joven de ellos, Ludwig Althaus (1789-1864) fue el padre de Ludwig Althaus (h) (1827-1907), fundador de la rama argentina de esta familia.

Mariana Rivera