ANALISIS
Un ajuste fino
Darío D'Atri

Nadie podrá acusar al ministro Roberto Lavagna de conservador pero, con las medidas que anunció ayer cruzó definitivamente la línea de la heterodoxia, con medidas que recuerdan al ofertismo de Domingo Cavallo y otras opuestas, que lo muestran pragmático pero coherente con los ejes económicos sostenidos hasta ahora por el gobierno de Néstor Kirchner.

De un lado, reducción de costos laborales, con la ilusión y esperanza de que ese ahorro quite a las empresas argumentos e impulsos inflacionarios. Del otro, medidas como la eliminación de los reintegros a las ventas externas, que presentan al ministro sin temores a las críticas de los sectores exportadores, pero que apuntan fundamentalmente a sobreofertar el mercado de alimentos, en búsqueda de un freno a la suba sostenida de precios.

Otras medidas, como la promesa de un proyecto de marco legal para los accidentes de trabajo implican una lógica indiscutible en los papeles pero de difícil verificación en la realidad, al menos en el corto plazo. No hay nadie que pueda firmar hoy una garantía que asegure que el dinero que hoy las empresas previsionan por el vacío legal en el tema de ARTs, vaya a quitar presión inflacionaria una vez que se elimine esa precaución que toman las compañías.

Lavagna está mostrando en el día a día que se prepara para una economía de guerra durante el 2006. No una guerra por los riesgos de otros años a sufrir un parate en el crecimiento sino una guerra contra la inflación; un dato maligno de la economía que ya muestra metástasis tanto en términos de necesidades objetivas de muchos sectores, como en actos reflejos que sólo se justifican por la oportunidad de maximizar beneficios en miles de compañías y segmentos de la economía.

Kirchner sabe que no hay proyecto político que resista la inflación, y confía en la muñeca de Lavagna para generar políticas de "ajuste fino" que definan mecanismos múltiples para actuar en varios frentes, y que pueden darse el lujo de la efectividad a medias.

Las de ayer son medidas que deben ser vistas en el contexto de anuncios recientes, como la creación del fondo anticíclico, y que apuntan todas al armado de una estrategia de pinzas, para no limitar el choque contra el crecimiento de los precios al remanido tema de la deficiencia de la capacidad productiva, que impulsa la inflación ante la presión del consumo que crece.

Los resultados de ninguna manera serán inmediatos pero, queda claro que las fuertes medidas de ayer son apenas el comienzo de una larga lista de acciones en busca del talón de Aquiles de la inflación.