Alca, con balance agrícola negativo
Alejandro Rollán

Más allá de la esgrima verbal que ensayaron algunos presidentes para dirimir sus diferencias políticas al cabo de la Cumbre de las Américas, las divergencias en torno del Alca tienen un fuerte componente económico.

Las asimetrías productivas y comerciales que hoy muestra el continente, tienen en los subsidios a la agricultura a protagonistas de peso, y constituyen el principal estandarte que enarbolan los opositores al proyecto de liberalización del comercio. En especial Argentina y Brasil, que han hecho del Mercosur el principal bastión de resistencia al bloque.

Si no detenemos a evaluar el impacto que tendría un eventual acuerdo en la canasta de productos agrícolas que la Argentina vende al resto de los 33 países americanos que participan de la negociación, el trigo y maíz aparecen como las más amenazados.

De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (Inai), el balance sería negativo para los cereales y positivo para las oleaginosas (soja y maní), los aceites y harinas oleaginosas.

El producto más dañado sería el trigo. A los valores exportados entre 1999 y 2001, la pérdida supera los 600 millones de dólares casi en exclusiva en el mercado brasileño, según el análisis efectuado por María Marta Rebizo, del Inai. La amenaza representa más del 60 por ciento de los envíos de trigo argentino al mundo.

Las razones de la caída del protagonismo argentino radican en la entrada a escena del cereal estadounidense y canadiense -cuyas producciones están subsidiadas-, y que competirán ya sin aranceles.

El maíz es el otro cereal que mostraría números negativos. Las pérdidas superarían los 100 millones de dólares.

Entre los productos que se verían beneficiados por un acuerdo de libre comercio aparecen los aceites de girasol y soja, y el poroto de soja. Sin embargo, no alcanzarían a compensar las pérdidas que generarían el trigo y el maíz. México, que aparece como el mercado que ganarían los productos argentinos, tampoco lograría compensar las pérdidas de Brasil. En conclusión, el balance total es negativo o, en el mejor de los casos, neutro, sostienen los analistas.

De concretarse tal como está formulado, estaría plagado de excepciones y de acuerdo bilaterales con diferentes tasa y cronogramas de reducción arancelaria, además de tratamientos diferenciados por países.

Una alternativa más factible al área de libre comercio sería un acuerdo "4+1", entre el Mercosur y Estados Unidos. Quienes siguen de cerca las negociaciones ven muy difícil que Brasil acepte un acuerdo en materia de servicios, compras gubernamentales e inversiones como los que ya tiene Estados Unidos con algunos países del continente, lo que dificultaría la concreción del Alca.

Mientras tanto, las grandes diferencias que existen entre los países que subsidian la producción y los que piden su eliminación, no abren muchas expectativas de que durante la nueva Ronda de Doha, haya señales de libre comercio mundial.