18° Festival Folclórico de Guadalupe
Baile y sapucay para la Virgen
Entre recuerdos, y con nostalgia emocionada, esta primera jornada del festival combinó el folclore tradicional y el joven, reviviendo la tradicional fiesta familiar.

Nueve menos cinco. La banda del Liceo General Belgrano despunta el primer sonido de la noche: una seguidilla de tres marchas militares y una chacarera. Con la Marcha de San Lorenzo comenzaron cinco minutos de fuegos artificiales que mantuvieron atónitos a chicos y grandes. Un fuerte "Bienvenidos" erizó la piel, haciendo que más de uno piantara una lágrima.

%sOtra Vez

La felicidad de Fabián brota por sus ojos. Todos lo conocen como "Coco", y junto a Rubén Peluzzini y Francisco Restaine, es uno de los viejos organizadores del festival. Aquéllos son los ausentes del tiempo, Coco es la memoria viva del Festival. "Soy el que quedó después de tantos años". Estoy feliz, porque la gente recordaba los festivales de antes y esperaba su vuelta... ése fue el motorcito. Nos podemos equivocar, pero lo importante es volver a instaurar el Festival". La emoción fue la expresión prevaleciente en los espectadores. Sonrisas desbordadas en familia fue la escena que se repetía. Zunilda de Chamorro es vecina del barrio. De joven no concurría a estas fiestas, pero a esta vuelta quiso vivirla. "Quiero mucho a la Virgen de Guadalupe -explica-. Me ha dado muchas satisfacciones, y de alguna manera quería devolver todo el amor que ella pone en mí".

Mucho baile y Sapucay

En el escenario, los artistas expresaron el orgullo de poder participar. Puntual, la apertura estuvo a cargo de la Compañía Argentina de Danzas, que extendió su actuación debajo del escenario, bailando espontáneamente los temas de toda la noche. El siguiente fue Luis Ferreyra, que asistió con familia y todo. Luis es hijo prodigio del barrio, y no podía faltar en una ocasión tan especial. Le sucedió la joven Mariel Trimaglio, cuyos temas animaron a los primeros gauchos y chinas, que sacaron sus pañuelos y se atrevieron a bailar. Mariel comenzó con un par de tangos y dos temas melódicos, en los que la gente aplaudió enérgicamente cada nota sostenida. La sensación de la noche, sin duda, fueron los Cuatro de Córdoba. Con veinte años más sobre sus hombros, mezclaron música y anécdotas para revivir las viejas presentaciones, los antiguos festivales. El cuarteto logró que tres generaciones cantaran juntas los mismos temas, generando una emoción que muchos no pudieron contener con "El nono gringo" y "La Oma". Con Amboé llegó la fiesta y, con Soledad, la euforia.

La fiesta se mantuvo con todo su esplendor hasta las tres de la mañana. Los jóvenes pudieron disfrutar y bailar a su antojo, en un ambiente familiar que hace tiempo no se veía en Santa Fe. Para los más grandes, esta primer noche del Festival fue revivir la nostalgia, rescatar del recuerdo una fiesta con espíritu propio, que pidió volver para quedarse. A los pies de la Virgen, tres generaciones gritaron, felices, su sapucay.

Florencia Arri