Editorial
Una semana interesante

Se fue Lavagna. Llegó Felisa Miceli. ¿Cambiará algo para el campo? Por lo pronto, el sector agropecuario argentino observa el alejamiento de una de las caras más hostiles para el sector. Porque más allá de la recuperación económica que condujo, el ahora ex ministro supo mostrar el rostro más duro del gobierno a través del aumento a las retenciones, el control al crecimiento, el freno sistemático a las exportaciones, y una dureza inusual a la hora de sentarse a negociar con el sector.

Lavagna se llevó consigo los laureles de una consolidación económica sin precedentes en la historia moderna, y también el desgaste de la permanente quita de recursos al campo para sostenerla.

La flamante ministra, por otro lado, trae bajo el brazo un trabajo más que aceptable en el Banco Nación en lo que al campo se refiere. Su gestión en favor de los productores endeudados fue vital para evitar la ejecución de sus propiedades.

El panorama que tiene por delante no es nada fácil. Su gestión estará fuertemente marcada por la vigencia de estas medidas que necesitan reverse, analizarse y -tal como sostiene el sector- eliminarse, porque frenar el crecimiento no parece resistir ya el menor análisis. Por otro lado, tendrá la presión permanente del presidente de la Nación, el que pretende tener una incidencia mucho mayor en la cartera de Hacienda.

Por lo pronto, los especialistas coinciden en que la vigencia de las medidas que dejó Lavagna tendrá un efecto devastador en el corto y mediano plazo. El incremento de peso de faena, por ejemplo, tendrá un efecto fuertemente negativo, principalmente para los feed lots, también para los criadores y de igual manera para el precio en los mercados, debido a que habrá una menor oferta de una categoría y por el mayor tiempo que lleva alcanzar otra. Además quita incentivos al destete precoz, una tecnología utilizada por muchos años con gran éxito y que conduce a una menor preñez.

Tampoco se logró la disminución de los precios de los novillitos y las vaquillonas, y es inminiente el cierre de plantas frigoríficas a causa de la eliminación al reintegro a las exportaciones, con la consiguiente pérdida de fuentes de trabajo. Una vez más, desaprovechamos una demanda mundial de carnes activa y la crisis de nuestros competidores para pasar al frente.

En el tema lácteo, la cosa no es mucho mejor. El martes pasado, el presidente y la ministra recibieron a Pascual Mastellone, cabeza del principal abastecedor del mercado interno. Sancor ya acordó retrotraer los precios de algunos productos, y los intendentes del Gran Buenos Aires recibieron la orden de trabajar en el control de los precios.

Algunos dicen que esta semana que comienza puede ser importante en este tema. Sería más interesante si se trabaja sobre las causas de la inflación y no sobre las consecuencias. Y que el cambio de ministro signifique un cambio en la política para el campo.