Salud
Para apagar el vicio
A la hora de dejar de fumar es fundamental contar con la información adecuada y el apoyo de los familiares y amigos. El proceso se completa con un cambio de hábitos y la incorporación de actividades más sanas y recreativas que puedan ayudar al paciente a sobrellevar la abstinencia.

El cigarrillo es una de las adicciones más frecuentes y peligrosas, no sólo para aquel que posee el hábito sino también para quienes lo rodean. Si bien en muchos países está prohibido fumar en lugares públicos y en otros es tema de discusión, la realidad es que continúa siendo una adicción muy difundida socialmente.

Quienes tienen este hábito coinciden en señalar lo difícil que es dejarlo. En torno de eso hay muchos mitos, por ejemplo, que cuando se deja el cigarrillo se aumenta de peso, o que es imposible estar cerca de un fumador, pues se vuelve a caer en la tentación.

Los pasos a seguir

Según determinó una encuesta realizada en el marco del programa Jewish Health en New York, Estados Unidos, el primer paso es contar con información precisa y acertada a la hora de abandonar el hábito de fumar.

Acerca de las mejores opciones en cuanto al tratamiento, el doctor Javier Saimovici, coordinador del Grupo Antitabaquismo del Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó que "lo primero que se hace es poner al paciente en conocimiento de los riesgos, y luego se establece una fecha puntual para dejar de fumar porque, de lo contrario, la persona queda enganchada con su adicción. Luego de esa fecha lo ideal es dejar totalmente, ya que si se sigue consumiendo cigarrillos, aunque sea en menor cantidad, el cuerpo continúa `pidiendo' nicotina y el tratamiento resulta ineficaz".

En cuanto a la nueva vida que sobreviene una vez comenzado el tratamiento, el doctor Saimovici señaló que "hay que hacer la mayor cantidad de cambios posibles en la rutina diaria. Durante los primeros días es aconsejable evitar el consumo de alcohol y café, así como también eludir los lugares públicos en que está permitido fumar y, por supuesto, hacer mucho ejercicio y actividades recreativas que puedan distraer al paciente de su situación de abstinencia".

"También se les permite consumir chicles o caramelos, que ayudan a bajar la ansiedad y se recomienda tomar mucha agua. Sin embargo, más allá de todas las cuestiones puntuales es muy importante que la persona que se decide a dejar el cigarrillo cuente con el apoyo de sus familiares y amigos", finalizó el especialista.

Mitos y realidades

Sin lugar a dudas, uno de los mayores "fantasmas" de los fumadores activos y pasivos es el cáncer de pulmón, enfermedad altamente peligrosa, especialmente porque en general se la detecta demasiado tarde para que los tratamientos resulten eficaces. Por esa razón, actualmente, investigadores canadienses se encuentran desarrollando una nueva forma de detección de esta afección a través de pruebas basadas en muestras de interior de la mejilla.

La doctora Reichert, encargada de presentar las conclusiones de la encuesta realizada en Estados Unidos durante la reunión anual del American College of Chest Physicians (CHEST 2005) realizada en Montreal, Canadá, expresó que "lo que genera un riesgo mayor de padecer cáncer en el caso de los fumadores activos y también de los pasivos (aquellos que no tienen la adicción pero absorben el humo de los demás) no es, como se cree la nicotina sino el humo, que contiene sustancias tóxicas y altamente cancerígenas".

Así, el tabaco liberado a través del humo provoca efectos altamente nocivos y perjudiciales tanto en el sistema inmunológico como en las células sanguíneas. A partir de esto, progresivamente, van perjudicándose diversas áreas del organismo, por lo que esta adicción se convierte en factor de riesgo no sólo de cáncer sino también de diversas enfermedades cardiovasculares.

Al respecto, el doctor Javier Saimovici detalló que "la principal motivación que observamos en nuestros pacientes para iniciar el tratamiento es mejorar la calidad de vida y proteger la salud. Por eso es importante que el paciente no caiga en decir `no fumo nunca más'. Para que el proceso de abandono sea eficaz, debe ser firme pero llevarse adelante día a día".

En este sentido, de la encuesta se extrae que el 72 por ciento de las mujeres y el 63 por ciento de los hombres involucrados creían que una de las formas de disminuir los peligros que trae el fumar era consumir cigarrillos "suaves o light".

Respecto de las complicaciones que devienen de la adicción, las mujeres se mostraron más conscientes (77 por ciento contra 62 de los hombres) pese a que las probabilidades de dejar de fumar en un lapso de 30 días, eran similares: 59 por ciento para las mujeres y 55 para los hombres.

Efectos

El tabaco, principal componente del cigarrillo, se incorpora al organismo a través del humo (de ahí que también se vean perjudicados los fumadores pasivos que conviven con un fumador activo), y provoca efectos nocivos en las células sanguíneas y en el sistema inmunológico.

A partir de esa acción continua, se perjudican progresivamente diversas áreas del organismo y la adicción al cigarrillo se convierte en un factor de riesgo que interviene en el desarrollo de diversas afecciones como el cáncer y, por supuesto, las enfermedades cardiovasculares. Según datos difundidos por la publicación Journal of the American Medical Association (Jama), en Estados Unidos se producen anualmente más de 400 mil muertes asociadas con enfermedades provocadas por la adicción al cigarrillo.

Agencia Pro Salud News

Más información: sitio del Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación: www.dejohoydefumar.gov.ar