Después de más de dos fructíferas décadas
El guerrero se llamó a reposo
Reinaldo Gervasini dejó la presidencia de CRAI y fue reemplazado por otro fundador del club: Julio Tejerina. En diálogo con El Litoral, repasó las principales vivencias de los 21 años de conducción.

Por César Miño

La consideración primogénita surge irrefutable de todas aquellas personas que lo conocen, o bien que han disfrutado o conocido de su trayectoria: el Dr. Reinaldo Bautista Gervasini es un dirigente deportivo ejemplar.

Su sapiente labor se desarrolló en CRAI, institución fundada el 22 de octubre de 1974 a través de la asamblea protagonizada por un grupo de jugadores de Ateneo Inmaculada, con el propósito de "practicar rugby y todo otro deporte amateur" (como reza en el acta respectivo).

CRAI posee la particularidad de haber poseído -hasta ahora- sólo tres presidentes. El primero fue Jorge Maciel Vicent, quien se desempeñó durante una década, hasta ser reemplazado por Reinaldo Gervasini, en octubre de 1984. Quien hoy nos ocupa, poseyó la titularidad desde ese momento hasta el 16 de noviembre pasado, cuando dejó el cargo en manos del Dr. Julio Alberto Tejerina, otro fundador de la institución.

La gran decisión

Ante la consulta referida a los pasos que lo llevaron a tomar la determinación de no afrontar un nuevo mandato, tras algo más de 21 años de plausible tarea, Gervasini no duda en elaborar su respuesta.

"La decisión fue madurada, procesada durante mucho tiempo. Sabía perfectamente que en algún momento tenía que decidirme a dejar la presidencia, abriendo paso a otra gente, a otras generaciones, a otros constructores de esta historia".

"Finalmente llegó ese día, en el que comuniqué oficialmente sobre mi decisión -ante todo- a mis pares de comisión directiva, por quienes tengo un profundo respeto. Entendí que ellos debían saberlo primero -aún antes que mi familia- ya que fueron quienes hicieron crecer a CRAl, que es una obra pluralista y no unipersonal".

Luego precisa que "ellos no sólo me comprendieron, sino que también me apoyaron. Diría que fueron un bastión para un momento tan especial".

Aquellos pioneros...

En el marco del feed-back planteado por El Litoral, con la seguridad que lo caracteriza, expresa que, "amén de los dirigentes que han pasado y de todas aquellas personas que han logrado protagonismo, existen muchísimas otras que a través del tiempo han trabajado en forma anónima, desde las más diversas áreas y que merecen el mayor reconocimiento".

Por su envidiable posición de socio fundador, Reinaldo está absolutamente respaldado a la hora de reseñar la historia de CRAI.

"Creamos un club de acuerdo a nuestras aspiraciones, porque tuvimos la inmensa fortuna de contar con personas que nos brindaron un apoyo inconmensurable. Desde don Benito Guglielmone y Jorge Villa, quienes donaron la hectárea que fue la simiente del predio actual, pasando por Jorge Maciel Vicent y Jorge Bruno, quienes no sólo nos acompañaron en un proceso que fue extraordinario, sino que nos comprendieron y nos apoyaron sin ningún tipo de miramientos. Tampoco debe olvidarse a Carlos Ordano, Julio Cabal y a tantos otros".

Emocionado, continúa su exposición señalando que "cuando miramos hacia atrás y vemos que el club tiene apenas 31 años, resulta imprescindible mensurar la tarea desarrollada por un número de personas que sería complicado mencionar en una sola nota periodística. En ese lapso, creo que hemos hecho algo: no solamente por el rugby, sino también por la vida y gracias a todos ellos, que son quienes nos marcaron el rumbo".

Cerrando el capítulo dedicado a los pioneros, dice que "hubo cosas que nos marcaron a fuego. A partir de ellas, fuimos creciendo como jugadores, entrenadores o dirigentes y, fundamentalmente, como personas. En ellos logramos cristalizar un deseo vital: que alguien que ya no ingresaba a un campo de juego, dedicara con la misma pasión su valioso tiempo, su espacio, su familia, para que otras personas -nosotros en aquellos tiempos- lográsemos cristalizar la idea de tener nuestro propio club".

La familia

Como suele ocurrir asiduamente en la historia del deporte amateur, la familia Gervasini resultó clave en esta historia impregnada de satisfacciones.

Reinaldo lo rescata con particular reconocimiento: "Mi familia supo, desde su mismísima conformación, que dentro de los Gervasini siempre habría un integrante más y muy importante: CRAI. El Gitano es uno más que convive con nosotros, las 24 horas del día. María Martha, María Victoria, Lucía, Santiago y Tomás, lo aceptaron sin ningún tipo de condicionamientos".

Luego precisa que "pese a que algunas veces todos y cada uno de ellos me pidieron sus tiempos, nunca me lo exigieron. Ellos compartieron mis alegrías, mis tristezas, mis ausencias... Tan compenetrados están, que cuando conocieron mi decisión de dejar la presidencia, unánimemente me preguntaron si lo había pensado con la suficiente tranquilidad".

Crecimiento notable

La realidad indica que CRAI es una institución modelo, desde el punto de vista que se la analice. Por ende, el ex presidente fue consultado sobre los argumentos que cimentaron ese crecimiento.

"Creo que el enorme desarrollo que CRAI logró en apenas tres décadas de existencia, se sustenta en gran parte en que siempre disfrutó de una especie de estructura de pensamiento, en la que los desafíos estuvieron al orden del día. Como los que existen actualmente y los que existirán en el futuro. CRAI, como el rugby mismo, es un desafío permanente. Amor, convicción y compromiso son las premisas fundamentales que esgrimimos para lograrlos".

Posteriormente, en cuanto a las alegrías y tristezas vivenciadas durante tantos años, responde: "Cada paso dado en CRAI ha sido un muy buen momento. En cuanto a los peores, desde lo individual fueron las pérdidas de los seres queridos que me formaron, mientras que en lo institucional, jamás olvidaremos a Cayetano Massi, quien nos dejó en forma impensada, provocando un vacío imposible de comprender.

En tiempos recientes, resulta imposible dejar de nombrar a las malignas aguas del río Salado, que pensábamos nos arrancarían gran parte, no sólo de nuestra historia, sino también de nuestro presente".

Aunando todos los momentos, agrega que "en materia de éxitos o fracasos deportivos, tenemos absolutamente claro que son circunstancias conexas, que se ven nítidamente superadas por los valores que nutren nuestro diario quehacer".

Los párrafos finales

Con la emoción a flor de piel, por rememorar tantos hechos significativos e inolvidables, Reinaldo Gervasini enfatiza: "Mi deseo sería reunir en una mesa a quienes ya no están entre nosotros, y que sin dudas inscribieron una parte fundamental de la historia del club. Les digo que creo que no dejé nada por realizar de lo que humanamente fue posible hacer durante estos más de 21 años de conducción institucional. Me voy con la tranquilidad de que junto a quienes me acompañaron en ese tiempo, dejamos todo por nuestro querido CRAI, el que, tengo la certeza, nos dio mucho más de lo que nosotros pudimos brindarle...".

Radiografía

Reinaldo Bautista Gervasini tiene 57 años y está casado con María Martha desde hace 25. Su familia se completa con María Victoria, Lucía Beatriz, Santiago y Tomás, los hijos de 24, 23, 19 y 13 años, respectivamente.

Es un exitoso empresario santafesino que cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio de la Inmaculada Concepción de María, del cual egresó en 1965. Tras estudiar Medicina durante cuatro años en Córdoba, ingresó a la Universidad Católica de Santa Fe, en la cual se graduó como Abogado en 1975.

Sus inicios con el rugby datan de la quinta y cuarta divisiones del Colegio Inmaculada, cuyos colores defendió hasta culminar el secundario. Ya en la división superior, militó en Ateneo Inmaculada hasta la fundación de CRAI, en el cual permaneció hasta 1978, cuando una severa lesión lo marginó de los campos de juego, pasando a desempeñarse como dirigente.

El sucesor

Cuando llega el turno de hacer referencia a Julio Tejerina, que acaba de "tomar la posta" dejada por su amigo, Reinaldo Gervasini expresa: "Julio, como otras personas de la vida institucional del club, es un referente de CRAI. Alguien que estuvo desde la primera hora, ya que es uno de los fundadores y que luego pasó por todos los estamentos de la entidad. El tiene muy claro lo que significa CRAI en su vida y lo expresa en forma permanente. Pero también sabe lo que le dio al club, y a su vez, lo que él recibió del club, por lo que como todos nosotros, se siente muy agradecido".