Denuncian amenazas desde la prisión

El panadero de Barranquitas, Aurelio Gigliotti, no encuentra paz. El 30 de septiembre pasado una banda de 8 personas asaltó por sorpresa a la medianoche su panadería, "El Fortín", en Brasil al 4.500. Dos de los ladrones encerraron a Gigliotti y a sus empleados en un horno panadero. También robaron en su casa y amordazaron a su mujer, Patricia Noval. Ahora, uno de los ladrones que está detenido en la cárcel de Coronda "llamó por teléfono a la panadería y los amenazó de muerte", aseguró la policía.

Ayer, Lorena (20) atendió el teléfono de la panadería donde trabaja, y una voz le informó que la comunicación que intentaban realizar provenía del Servicio Penitenciario de Santa Fe y que se trataba de una llamada con cobro revertido.

Ante la sorpresa, la empleada aceptó la llamada. Entonces una persona que se presentó como Alberto Franco la amenazó de muerte. La joven asustada le contó lo sucedido a su patrón. Aurelio Gigliotti denunció la amenaza en la policía, y los fantasmas volvieron a su cabeza.

Franco llamó desde el penal de Coronda a la panadería donde la medianoche del 30 de septiembre ingresó junto con José Ríos, asaltó a Gigliotti, lo encerró junto con sus cinco empleados en un horno de la panadería, subió al primer piso donde está la casa, amordazó a la mujer de Gigliotti, Patricia, y robó joyas, dinero y electrodomésticos. Luego escaparon en la moto de un empleado.

Gigliotti y sus empleados sufrieron principio de asfixia y quemaduras, y fueron rescatados del horno por la mujer, que logró desatarse en la planta alta y llamar a la policía.

Lo peor vino después. Cuando uno de los empleados de la panadería reconoció como su hijo a Alberto Franco, uno de los asaltantes que los encerró en el horno.

Ocho procesados

El juez de Instrucción Darío Sánchez, a fines del año pasado procesó a ocho personas por el asalto a la panadería. José Eduardo Ríos y el mencionado Alberto Gustavo Franco fueron procesados por ser presuntos autores materiales y responsables de robo calificado por el uso de arma de fuego; además, por privación ilegítima de la libertad agravada por el vínculo, intento de homicidio agravado por el vínculo, con el fin de que ninguno pudiera reconocerlos, y lesiones leves, dolosas y agravadas.

Ahora, Alberto Gustavo Franco tiene un motivo más para permanecer detenido: se le suma la imputación de amenaza.

Según informó la policía, Franco aguarda un beneficio procesal por haber aportado información a la Justicia en la investigación del asalto y sobre quienes participaron. Este podría ser un motivo de su descontento, que lo habría motivado a realizar la amenaza telefónica desde la cárcel.

Las otras personas procesadas son Carlos Javier Leiva, Luis Ceferino Antonio Olivera, Hugo Daniel Ríos, Miguel Ángel Ríos, Ricardo Morel y Samuel Miguel Salva, y fueron procesados por encubrimiento y por haber ayudado, de alguna manera, a Franco y a Ríos para cometer los delitos y por permanecer prófugos.

Nicolás Loyarte[email protected]