ANALISIS
Racing en las vísperas de otro incendio
Por Gustavo Veiga

No se sabe quién encenderá el próximo fósforo, pero sí qué podría pasar: Racing sería como un fuego incontrolable, imposible de apagar. La actualidad del club es negativa en varios frentes. Está último en la tabla de posiciones, con un solo punto sobre 21 posibles, producto de un empate y seis derrotas. Pero esa es apenas una muestra, la deportiva, de un presente lapidario, quizá, el más crítico desde que Blanquiceleste SA se hizo cargo del club.

La Academia, además, tiene el estadio clausurado por los graves incidentes del clásico contra Independiente. Y tampoco basta esa situación para describir la malaria en su totalidad. Los frentes institucional y económico se complican cada vez más. Fernando Marín, el gerenciador, insultado y amenazado por los hinchas, quiere desprenderse del contrato que lo liga a Racing, pero no puede. Se lo intentó ceder a Daniel Lalín, el ex presidente, pero la maniobra, denunciada a tiempo, se diluyó enseguida.

También quiso vendérselo por 4 millones de dólares al grupo Televisa, de México. Pero los informes que recabaron los interesados sobre la situación de la empresa, las deudas que deberían afrontar y cómo pagarlas, los hicieron desistir en febrero de una idea que, por ahora, resulta imposible: reemplazar a Blanquiceleste. Y es que la sociedad anónima soporta un pasivo de 70 millones de pesos, además de otras deudas contraídas por la quiebra de Racing y que ascenderían a 8 ó 9 millones y los créditos no verificados de acreedores que ahora entrarían a tallar.

Este panorama, a priori, espanta a cualquier potencial inversor. Incluso, hay que agregar una denuncia contra el empresario que se tramita en la Justicia de Lomas de Zamora. Es en el marco de una causa que lleva dos años y que se empantanó tras el cambio del fiscal. Pero quienes estarían dispuestos a hacer negocios en Racing, no son los únicos que temen por su futuro. Muchos más son sus socios y su simpatizante más importante, el presidente de la Nación, Néstor Kirchner.

Un grupo de hinchas y asociados del club se propusieron recolectar 10.000 firmas y elevarle una carta al presidente para que se involucre en el asunto. Parece ser una jugada, acaso la última, para que comiencen a aparecer soluciones ante la pasividad de la Justicia, corporizada en el hombre que llevó adelante el concurso de acreedores primero y la quiebra después, el doctor Enrique Gorostegui, del fuero comercial platense. Tampoco se conocen demasiados detalles de cómo evolucionaron las irregularidades denunciadas el año pasado por el matutino Página 12, respecto de las sociedades off shore que controlan Blanquiceleste: Elmtree Investment Company Limited y Bergo Anstalt, con sedes en paraísos fiscales.

Hasta el propio Julio Grondona, el dirigente más poderoso del fútbol argentino, se habría hecho a un costado. "Marín está preso de su empresa y sus socios de él", le habría confiado a un caracterizado socio de Racing, de aquellos que se movilizan a diario contra el empresario. Peor, entonces, no puede ser el momento del club. Y, encima, el domingo lo visita Boca, en una cancha que no es la suya y con un clima que va camino a ser tan explosivo como en los días previos al cierre de marzo de 1999.