Opinión
Gana el más fuerte
Por Lía Masjoan

Transitar por la ruta provincial Nº 1 es complicado. El incremento excesivo de pobladores en la zona redundó en una mayor circulación, a lo que se suman visitantes ocasionales los fines de semana.

El caos que se produce en forma cotidiana, principalmente a la mañana temprano y al caer la tarde, no es fruto sólo de la congestión vehicular. Tampoco de que la ruta se encuentre en mal estado, porque no es así; o resulte angosta. Aunque sería interesante que se amplíe a dos el carril que lleva a Rincón.

Decididamente es la falta de conducta y de respeto a las normas de tránsito y a sus propios pares lo que convierte a la Ruta 1 en una selva vial donde todos luchan por llegar primero, así tengan que pasar semáforos en rojo o hacer maniobras peligrosas.

La excesiva velocidad y las variadas infracciones en las que incurren no condice con la frecuente presencia policial y de inspectores municipales.

La carrera se lanza una vez que se termina de transitar el puente que lleva al acceso de la ruta y se pasa sobre el único lomo de burro que hay hasta Villa California.

En total son tres manos. De ida, es única y de vuelta hay dos. Precisamente la que queda en el medio es el botín de disputa de los más apurados. Señas de luces desesperadas y bocinazos ensordecedores son frecuentes con el fin de que el carril quede despejado. Los insultos e improperios no se escuchan pero se leen en los labios enojados detrás de las ventanillas.

Quienes no encuentran paso por la izquierda, no dudan en "tirarse" a la banquina, sin disminuir la velocidad. Los peatones, muchas veces distraídos, agradecen su suerte y continúan la marcha más atentos.

Otro punto de conflicto es la llegada al segundo semáforo, a la altura del kilómetro 2,5. Allí, suelen producirse choques en cadena. Sucede que cuando el verde del que está un kilómetro más atrás otorga el paso, aprietan tanto el acelerador que llegan al otro semáforo antes de que éste habilite el paso. Frenadas a fondo y de último momento no son suficientes para evitar el impacto.

Aunque en general el nivel de coches que circulan es bueno, no faltan los autos en pésimo estado. Cuando cae la noche, aparecen los "tuertos" o las sombras de los que ni siquiera tienen una luz.

Los ciclistas aportan lo suyo. Con aire relajado, como el que se respira en las callecitas costeras, salen a la ruta y provocan más de un volantazo.

Como alguna vez publicó la revista de La Nación: "Muy a menudo, el otro es visto como obstáculo, freno, competidor o impedidor. Y en esos casos pasar sobre él, apartarlo, hasta puede ser visto como un derecho. Allí quizá, pueda encontrarse el germen de la crueldad".

Así se transita por la Ruta 1, de la mano de conductores que no saben ni quieren convivir en paz, y mucho menos, valoran la vida propia y ajena.