Cien años de trabajo en la formación de maestros
En el Año de la Formación Docente. En este 2006, la Escuela Normal Superior N° 32 Gral. San Martín celebra su centenario. Un siglo formando educadores y abriendo sus aulas a varias generaciones. Una buena ocasión para recordar aquellos años fundacionales. textos de Graciela Tella.
"La formación docente aparece en una necesaria primera mirada como parte de un proyecto político global, y difícilmente será entendida en sus múltiples dimensiones y consecuencias sobre las prácticas escolares al margen de los propósitos e intereses articulados en torno a tal proyecto". Daniel Suárez, Lic. en Ciencias de la Educación, investigador y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

El diario Nueva Epoca destacaba en sus columnas la creación de la Escuela Normal Nacional Mixta, el 23 de junio de 1906. Era a principios de siglo. Años en que se proyectaba la gran tarea de fundar una educación para el futuro. Una educación que respondiera a las necesidades del país que comenzaba a pergeñarse en la búsqueda de una identidad propia.

La forma en que se diseñó y llevó a la práctica la formación del magisterio se constituyó en una de las vías de acceso a lo que los grupos que homogeneizaban el discurso pedagógico pensaban que debía ser la función socializante y educadora de la escuela. De ese modo, el aparato del Estado se constituye en el instrumento de unificación nacional y en un camino para establecer un nuevo modelo político y social.

La escuela primaria y, consecuentemente con ello, la formación de maestros, fueron una de las vías institucionales privilegiadas para alcanzar la integración de una población dispersa y abierta a la inmigración, en función de valores y principios ideológicos acordes a la organización político-social propiciada. No obstante, la escuela primaria, para poder erigirse en agente de "civilización", debía contar con sujetos capaces de materializar el mandato oficial.

En este contexto nace la primera Escuela Normal Nacional de la ciudad de Santa Fe, en abril de 1886, gracias a la iniciativa del ministro de Instrucción Pública de la Nación, Dr. Manuel Pizarro, apoyado por uno de los más destacados gobernantes de la provincia: el Dr. José Gálvez.

En 1893, la Cámara de Diputados de la Nación vota para el presupuesto de ese año, el funcionamiento de una Escuela Normal de Maestros para la ciudad de Rosario, por lo que debió ser trasladada a esa urbe. Desaparece así la primera Escuela Normal de Maestros de la ciudad de Santa Fe.

Pero el espíritu emprendedor de un grupo de calificados ciudadanos santafesinos -entre ellos el Dr. Manuel Menchaca-, respaldado por políticos, profesionales, educadores, comerciantes y vecinos en general, se preocuparon por revertir la situación. Y hacen posible que el 23 de junio de 1906, el diario Nueva Epoca, que entonces se editaba en esta ciudad, exalte en sus columnas la instalación de una nueva Escuela Normal Nacional Mixta. Se recuperó así, una institución que se constituiría en pionera de la formación de maestros.

A las 8 de la mañana abrió sus puertas y así comenzó a funcionar por la mañana, el 1er. grado y el 6to. grado y, por la tarde, los 3ero., 4 y 5 grados de la enseñanza primaria.

Educar al ciudadano

"La Escuela Normal Mixta se inauguró bajo felices auspicios y hay motivos fundados para esperar que produzca en el tiempo, óptimos frutos", decía el diario citado.

Eran los tiempos del pleno desarrollo de la escuela pública. Tiempos en que no era suficiente para el maestro que enseñaba con lo que había aprendido una vez por su cuenta, sino que el maestro debía "educar al ciudadano"; de modo que la escuela pasó a tener una meta clara: civilizar, disciplinar, formar al habitante de la ciudad con hábitos de trabajo y convivencia, en vistas a un modelo de sociedad deseado para el futuro.

El maestro habrá de encarnar en su persona, dos atributos que -se pretendía- fueran de todos. Así, el "maestro ejemplar" es el modelo viviente para quienes habrá que moralizar. Las "cualidades morales" serían predominantes frente a las exigencias del saber, al que se le asigna escasa importancia. Y al ser la escuela vehículo de cambio social, la tarea del maestro se transformó en misión social, lo que equipara su tarea a la del sacerdote.

Como "maestro de vida" y moralizador, el maestro se definía como "modelo" que debía poseer no sólo cualidades morales sino, además, "vocación por la enseñanza" como llamado interno de entrega, sacrificio y consagración.

La contradicción ideológica entre vocación y demandas de cientificidad, se conjugan en las Escuelas Normales en su función de formar maestros. Debieron aprender a enseñar, "o sea, capacitarse en el arte de enseñar, sin perder de vista la prioridad de la primera condición: conducta intachable y una moralidad a prueba".

El saber quedó así circunscripto al saber metodológico y a los contenidos disciplinares indispensables para enseñar, y nunca "el saber por saber".

Nuevos tiempos: el maestro técnico de la educación

En la década del 60 se inició un proceso de cambios teóricos, metodológicos y técnicos respeto de la formación docente que tomó cuerpo hacia 1969, con una profunda reforma que clausuró el Normalismo. Se produjo el traspaso del magisterio del Nivel Medio al Nivel Superior no universitario y se reinició en 1971 con el Profesorado para la Enseñanza Primaria, bajo el lema "profesionalización y jerarquización del trabajo docente", con una duración de dos años y medio.

Se enfatizó así el carácter eminentemente profesional de la tarea del maestro. Sobre la concepción apostólica del deber ser, se antepuso el profesionalismo y se estableció la necesidad de implementar una preparación en el manejo de técnicas y conocimientos que aseguren una labor educativa eficaz. Así, las cualidades personales de los maestros para convertirse en ejemplos de ser imitados por los alumnos son relegadas en función de una formación que facilite el uso de los aparatos tecnológicos.

Esta nueva perspectiva se replanteó el sentido y la función de las prácticas escolares. Su objetivo prioritario fue promover el desarrollo económico y social mediante una mejor utilización de la educación y la ciencia y se profundizó la disociación entre concepción y ejecución del trabajo escolar, relegando a los docentes la función transmisora de conocimientos de cuya producción no participa.

La concepción de maestro como técnico de la Educación, que se pretendió impulsar con los PEP (Profesorados para la Enseñanza Primaria), fue una alternativa posible pero no superadora de la tradición Normalista.

Una experiencia creadora

El retorno a la democracia en la década del 80, después del proceso, produjo en los distintos ámbitos de la sociedad intentos de cambios significativos. Así, en el campo de la Formación Docente, la propuesta del Plan de Maestros de Enseñanza Básica (M.E.B.), constituyó un avance acorde a las expectativas en torno del sistema educativo.

La elección de la Escuela Normal San Martín para la puesta en marcha del Plan M.E.B. fue, sin dudas, en el año 1989, el inicio de un trabajo en la formación docente de excelencia. Coherente con sus principios y organización curricular, intentó formar un maestro para una sociedad que buscaba afianzar un sistema participativo, por lo que tendría que conocer los aspectos socioculturales del medio en que actuaba, desarrollar actitudes favorables a la promoción social de grupos desfavorecidos, tener una concepción clara de las posibilidades y límites de la acción escolar.

Esto suponía la posesión de una sólida formación técnico-pedagógica que le permita utilizar instrumentos adecuados a las diferentes situaciones que enfrenta. Estos fueron sus fundamentos curriculares, los que se expresaron en los Talleres, Espacio y Tiempo Libre, prácticas en el Sistema Formal y No Formal, las Didácticas Específicas y Seminarios.

El advenimiento de los años 90, el cambio de gobierno y las políticas neoliberales implementadas, dieron por finalizada la experiencia en el año 1994, retornando a los viejos planes de estudio.

La formación docente hoy

Transferidas las escuelas nacionales al ámbito de la provincia, la Escuela Normal sigue cumpliendo con su función de formar docentes: Profesores de EGB 1 y 2, Profesores de Matemática y de Lengua.

Nuevos intentos en la manera de pensar la formación docente han dado lugar a nuevos planes de estudio, con la intención de eliminar la controvertida situación que los maestros tienen entre el saber escolar y su producción científica, y que ha provocado una desvalorización del quehacer de los docentes.

Es necesario repensar los fundamentos y las líneas programáticas que den cuenta de lo que debe ser y hacer un maestro, en el marco de un proyecto de democratización de la escuela. Será tarea de los Institutos de Formación promover agentes críticos, activos e idóneos, capaces de enfrentar las cambiantes situaciones pedagógicas y sociales.

Una cuestión de género

Mujeres maestras. Observando las fotos de las primeras egresadas de la Escuela Normal Mixta de Santa Fe, notamos en esas imágenes la ausencia de varones, lo que evidencia la prevalencia de la mujer tiene en la tarea de enseñar.

Reconocidas por las que se consideraron cualidades "naturales" del género, bondad, gran sentimiento que le da la maternidad, hacer el bien en el silencio y el olvido, son ellas las que aparecen como móviles verdaderos para abrazar la carrera docente, y en consecuencia, parece no ser lícito reclamar recompensas económicas.

Eran tiempos de escasas posibilidades de ingreso a las carreras universitarias, por lo que el magisterio representó la posibilidad de acceder a una profesión calificada, que aseguraba la formación cultural a la mujer de sectores bien posicionados y de ascenso social a las de los menos favorecidos. Esto hizo que se ajustaran modestamente a la tarea de enseñar, dando existencia a una profesión poco remunerada y reconocida.