La obra de Roberto Rosellini, punto alto en el Bafici 2006
Por Juan Carlos Arch

De todos los directores que participaron en el neorrealismo italiano, Roberto Rosellini fue un adelantado. Mientras sus pares continuaron su obra dentro de los moldes clásicos de la producción industrial, él le dijo adiós al cine y se embarcó en otro lenguaje: la televisión. Tenía sus razones, y la más fuerte es que vio en ella la posibilidad de llegar más a la gente y desarrollar una tarea didáctica, cuya materia prima es la historia del hombre. El conocimiento estaba en primer lugar, y hacer una obra que lo priorizara con respecto a la propia expresión artística fue, de alguna manera, su propia utopía.

Fue también una manera de decirle adiós al arte, convencido de que esta sublimación del artista no era suficiente para entender la historia. En los últimos años de su vida trabajó exclusivamente para la RAI italiana. Realizó catorce películas en veinte años, todas con una buena producción detrás, que son consideradas, hasta hoy, lo mejor que ha entregado la televisión en este mundo. Estos filmes trataron de recorrer la historia desde los principios de la humanidad hasta nuestros días; verlas supone simplemente conocer, desde el lugar específico de la razón.

La ciencia es su aliada para contarnos cómo se fueron dando los cambios y movimientos de la historia humana sin dejar nada de lado. Desde la religión, a través de "El Mesías", una versión de la vida de Cristo vista desde el humanismo, y "Hechos de los apóstoles", en donde revisa los evangelios, hasta la biografía de hombres fundamentales como Blaise Pascal, Descartes y Sócrates.

De la misma manera, en "La edad del hierro" y "La lucha del hombre por la supervivencia" construye dos frescos históricos que tienen la virtud de ser necesarios e insustituibles para acceder a la historia del hombre a través de las imágenes. Otros filmes se dedican a iluminar zonas oscuras del pensamiento, lugares geográficos que siempre adquieren identidad a través de lo humano. En todos priva el desarrollo pormenorizado, un punto de vista que incluye ese conocimiento que deja fuera toda especulación intelectual o artística. Antes que eso, está la claridad expositiva.

Oportunidad única e irrepetible

Ver toda esta obra junta significó darle todos los horarios de una sala durante todos los días del festival. Verla, por primera vez en nuestro país, excluye todas las tentaciones de este maratónico evento que, con sus 450 películas, obliga a una selección que muchos hacen un poco a ciegas, dado el abundante material nuevo.

Pero disfrutar estas películas es una oportunidad única e irrepetible. Y lo más notable es comprobar su actualidad. Proyectadas generalmente a sala llena, compartir los sostenidos aplausos con que el público retribuye es comprobar por qué Rossellini, también autor de dos libros y de toda una teoría del cine, era venerado antes que ninguno por aquellos jóvenes de la nueva ola francesa, que siempre vieron en él a un auténtico maestro.