La nueva modalidad de distribución deja sin efecto el acarreo de la media res
Crece en Tostado y la región figura del matarife carnicero
El matarife carnicero puede faenar hasta 49 animales por mes. Utiliza el frigorífico para control veterinario, servicio de faena y enfriado. Se complica su adopción en las pequeñas poblaciones.

Eloy Rodríguez

A la vera de la ruta provincial número 2, al sur de la ciudad de Tostado, funciona, desde 1981, la firma Armando SRL, un frigorífico "consumero" dedicado a la comercialización de productos derivados de la carne, que atiende a la cabecera departamental de 9 de Julio, al interior del mismo y a su zona de influencia.

Omar Armando, uno de sus socios, se refirió a la problemática ganadera y basó su óptica en las particularidades que manifiesta el negocio en esta región, por la presencia de la figura denominada "matarife carnicero", la nueva modalidad de distribución que deja sin efecto el acarreo de la media res con las responsabilidades de cada integrante de la cadena distributiva y los gastos fijos que debe afrontar el expendedor minorista.

El sistema de abastecimiento está íntimamente relacionado con el contexto sanitario y la participación decisiva que tiene el "matarife carnicero" que, conforme a la capacidad de su matrícula, puede faenar 49 animales por mes y utiliza el frigorífico para el control veterinario, el servicio de faena y el correspondiente enfriado.

Aquí surge la primera consideración referida a las responsabilidades de los "consumeros"' regionales sobre el nuevo trozado exigido para cada media res vacuna, que se efectuará en 3 grandes cortes: cuarto delantero (azotillo, paleta y osobuco) que es el de menos valor; cuarto pistola (nalga, cuadril, bife con lomo, bife de costilla y bife ancho) y donde se ubican las pulpas más caras y el asado parrillero (asado, vacío y matambre), con su posterior traslado tanto hacia el carnicero minorista como a otros frigoríficos.

Así dadas las cosas sería inaplicable el intento de que el precio sea fijado por las firmas frigoríficas y que la venta responda a la ubicación de las carnicerías, porque estas son propietarias del 100 % de la media res e imposibilitaría la división entre cortes populares y caros.

Además, esta innovación demandará la readecuación de las instalaciones empresarias (gancheras, depósitos, salas de despostes, ampliación de cámaras para almacenar mayores cortes) a los efectos de, fundamentalmente, conservar la cadena de frío (7 grados en la profundidad del músculo) y la sanidad respectiva.

Esta situación crea la duda acerca de quién es el responsable del trozado ante la venta que se pueda realizar a otra región distante del habitual radio de acción.

De igual modo existe la contingencia de que la reforma genere un sobrecosto debido a la necesidad de mayor cantidad de mano de obra.

De rápida aplicación

Asimismo se explicó que estas modificaciones pueden ser de rápida aplicación en los grandes centros urbanos y en ciudades con un mínimo de 50 mil habitantes, complicándose su adopción en pequeñas poblaciones (se fijó un término de 180 días de plazo para la readecuación), que tienen particularidades como las ya explicadas.

Con respecto al precio del kilogramo de carne, Omar Armando hizo hincapié en los gastos fijos que, además de la merma habitual, inciden, con montos diferentes de acuerdo a la magnitud de cada comercio minorista, en el valor final. Así fue como se refirió a la carga operativa fija que alcanza el 40 % del costo (impuestos, leyes sociales, salarios, ART, alquileres, sanidad, desposte), que a medida que se incrementan se trasladan indefectiblemente al importe de venta al público.

Se puede concluir y decir que estos serán algunos de los inconvenientes que se producirán en las pequeñas localidades del interior del país.