Murió el chico brutalmente golpeado en la cabeza

Investigan quién mató a Pablito en el Botánico Ingeniero Parodi


Pablo Quinteros, quien sufría un serio retraso mental, fue salvajemente atacado por un desconocido en el jardín vecino a su casa, de calle José Cibils.

José Luis Pagés

Pablo Quinteros, un chico de 23 años de edad que padecía una notable disminución de sus facultades mentales, dejó de existir a las 15 de ayer en el hospital José María Cullen, nosocomio al que fuera llevado -con el cráneo destrozado por un mortal golpe-, por una unidad sanitaria del Servicio de Salud Dipaes 107.

Tal como informamos en nuestra edición de ayer, "Pablito" o el "Pibe de las pelotitas", como lo nombraban cariñosamente los vecinos en la zona norte de la ciudad, fue encontrado -herido de muerte- pasado el mediodía de ayer, en una de las calles internas del Jardín Botánico Ingeniero Parodi, de avenida Gorriti.

Pablito había estado hasta poco antes de las 12 en compañía de don Angel Rossi, un viejo amigo al que siempre visitaba en su kiosco de diarios y revistas ubicado en la esquina de Gorriti y San José. "Estuvo conmigo, como todos los días -dijo don Angel-, pero se fue a pasear por las calles del jardín como era su costumbre. Un rato después me llegó esa terrible noticia".

El cuerpo de Pablito, brutalmente asesinado a golpes, fue encontrado por un hombre que alcanzó a ver "la sombra de alguien que corría y desaparecía entre los árboles", nos refirió su hermana Virginia.

Junto al chico que agonizaba, los agentes de la subcomisaría 11a. encontraron un leño ensangrentado -de unos dos metros de largo-, una bandera argentina y las pelotitas de las que nunca se separaba.

Un chico manso

"Pablito era un chico manso y bueno, al que todos los choferes de la Línea 18 conocíamos desde siempre. Siempre llegaba a la parada para que lo lleváramos al centro donde se bajaba, daba un paseo y volvía a su casa. Nunca tuvimos problemas con él", dijo uno de los empleados de la línea.

Virginia, la hermana menor, recordó que "a Pablito le apasionaba visitar el jardín", que linda con su casa de José Cibils y 5° Pasaje. También "le encantaba visitar a los vecinos y sobre todo viajar en colectivo -tenía un pase libre-, para ver los partidos de fútbol por televisión en uno de las bares cercanos a la Universidad (Nacional del Litoral)".

En tanto, los agentes de Investigaciones de la Unidad Regional I que trabajan en procura de dar con el asesino, recorrieron el jardín durante la tarde de ayer en busca de huellas, rastros o indicios que contribuyan a explicar qué sucedió en el paseo, ayer al mediodía.

Una de las pistas podría llevar a un indigente, un hombre de mediana edad y fuerte contextura física, que padecería serios trastornos mentales, según uno de los vecinos entrevistado hoy. Ese hombre frecuenta el parque de un tiempo a esta parte, pero nunca antes los vecinos pensaron en él como en un sujeto peligroso.

De ser así, el crimen podría atribuirse a la fuerza bruta de un irracional y eso sería preferible a imaginar otras posibilidades como que alguien, una "persona normal" en situación comprometida, se sintiera espiada y, sorprendida en falta, descargara su furia homicida contra un chico, a simple vista indefenso y desvalido.