En el Mundial 2006

Alemania ahogó la ilusión argentina

Desconsuelo. La tristeza de Heinze y Sorín, después de la derrota, contrasta con la celebración de sus colegas alemanes. En el Estadio Olímpico de Berlín se terminó el Mundial para la Argentina. Foto: Agencia EFE.. 

Después de 120 minutos de juego y en la definición por penales, la selección nacional cayó ante los germanos por 4 a 2. El tiempo reglamentario de juego había terminado 1-1 con goles de Roberto Ayala (Argentina) y Miroslav Klose (Alemania). Con este resultado, el equipo anfitrión es el primer semifinalista del Mundial y se verá el 4 de julio en Dortmund con el vencedor del partido entre Italia y Ucrania.Suplemento especial

El conjunto que conduce José Néstor Pekerman quedó eliminado hoy de la decimoctava Copa del Mundo que se juega en Alemania, al perder en la definición por penales ante el combinado local.

El choque, que comenzó a las 12 en punto -hora de nuestro país-, tuvo un inicio muy picante, con un Klose curiosamente agresivo, en particular con Riquelme, como todo el elenco local. Evidentemente, la estrategia extrafutbolística que ordenaron Klinsmann y Loew fue la de no dejar jugar al ex Boca y, de paso, intentar hacerle perder la tranquilidad de espíritu no sólo a él sino a todo el conjunto visitante.

De hecho, cuando no se habían cumplido los tres minutos, el polaco Podolski (que juega para Alemania) recibió la primera tarjeta amarilla luego de un fuerte golpe de atrás sobre Mascherano.

Argentina intentó desenvolverse con tranquilidad cuando recuperaba la pelota, ante el asedio ansioso de toda Alemania, que buscaba el tanto tempranero tranquilizador, y en los primeros minutos cortó bien los circuitos ofensivos que intentaban los alemanes.

En ataque, los de Pekerman intentaron quitarle ritmo al encuentro tocando y tocando, al estilo sudamericano, lo que impacientaba al típico juego europeo que encarnan los teutones. Y así pasaron los quince primeros minutos y Argentina logró su cometido de bajarle el ritmo.

Se acomodó

La presión albiceleste (azul en la jornada de hoy) en mitad de cancha era un problema importante para la salida anfitriona ya que ninguno de sus jugadores demostró tener grandes recursos a la hora de estar apretado. Sin embargo, la visita no lograba profundizar, Alemania se cerraba muy bien atrás, con dos líneas de cuatro bien definidas que a veces se incrementaban a 9 jugadores en contención.

Los últimos quince minutos, el elenco de Pekerman terminó de afianzar su posicionamiento en el campo y anuló totalmente el funcionamiento del local.

Presión local

Alemania salió en el segundo tiempo igual que en el comienzo del encuentro: con toda la ansiedad de convertir en el inicio.

Sin embargo, a los tres, Argentina le dio un poco de su propia medicina. Córner muy bien ejecutado por Riquelme desde la derecha y Ayala que apareció por el medio y, aún totalmente desacomodado por su marcador en el aire, conectó un cabezazo fulminante que no pudo contener ni el portero Jens Lehmann ni los dos defensores que estaban cuidando los palos.

Por supuesto que los germanos salieron con todo en la búsqueda del empate lo más rápido posible, a lo cual el cuadro albiceleste debía responder con la tenencia de la pelota, pero no lo logró.

El ida y vuelta y fundamentalmente la tensión que tomó el trámite después de esa circunstancia fue terrible. La presión alemana (cargada de peligro) tenía en contrapartida la posibilidad de la contra argentina. Al cabo, Klinsmann hizo ingresar a Odonkor, tercer delantero en cancha, por Schneider, volante. Así dejó en claro la intención del local: ir con todo su potencial a buscar el partido. Y a partir de ahí metió una presión descomunal.

El inconveniente de la lesión del "Pato" Abbondanzieri en una de sus piernas agregó aún más suspenso al partido. En su lugar, tuvo que ingresar el debutante Leonardo Franco. Al mismo tiempo, Pekerman hizo ingresar a Cambiasso por Riquelme, en una variante como mínimo controvertida por el momento del partido, en el que el elenco nacional había perdido totalmente la pelota y necesitaba gente para volver a tenerla.

Al cabo, los alemanes seguían apelando a un recurso que evidentemente fue pergeñado como parte de su estrategia por el técnico, que era tirarse al suelo ante cualquier contacto, ya que el pésimo árbitro eslovaco les cobrara cualquier cosa.

Decantó

La salida del conductor argentino tuvo su correlato negativo, porque su equipo perdió definitivamente la pelota y así sólo se dedicó a esperar a su rival y apostar a la impericia de sus delanteros o la fortuna y habilidad de la defensa nacional. Pero se sabe que es muy complicado aguantar tanto tiempo. Y al minuto 33, tras un centro desde la izquierda, dos cabezazos en el área dieron como resultado el gol de Alemania, por intermedio de Klose, que ingresó por el segundo palo.

Ahí salió Argentina nuevamente. Y como era de esperar, el juez eslovaco siguió tendiendo a inclinar la cancha en favor del local. Y así, con mucha tensión, culminó el tiempo reglamentario.

Casi de última

En el suplementario, Argentina salió a aguantar en su campo, lo que se constituyó en una estrategia muy peligrosa. Alemania buscaba por todo el ancho del campo aunque su falta de ideas hacía que todas las jugadas terminaran en centros lejanos. Por eso, el cambio de cancha se hizo aún en paridad.

En los últimos 15, la visita salió mejor predispuesta y de la mano de Tevez arrimó más peligro del que sufrió. Alemania, en tanto, pareció perder sus fuerzas para la búsqueda de la victoria. Y por eso, los dirigidos por Pekerman se adueñaron definitivamente del trámite. De hecho, el elenco albiceleste fue quien terminó encima del área local hasta el mismísimo pitazo final del árbitro Michel, quien dio paso a los penales, que esta vez no le sonrieron a Argentina, como sí lo habían hecho en 1990 y 1998 con resultados inolvidables. Esta vez, no tuvimos el número ganador.

Contra el racismo

Los capitanes de Alemania y Argentina, Michael Ballack y Juan Pablo Sorín, leyeron mensajes llamando a luchar contra el racismo, antes del inicio del partido entre ambas selecciones.

Ballack, en alemán, y Sorín, en castellano, cada uno a su turno, tomaron la palabra delante de los 72.000 espectadores que colmaron el estadio Olímpico de la capital, llamando a combatir el racismo y todas las formas de discriminación en el fútbol, a lo largo y ancho de todo el planeta.

Ambos equipos luego fueron fotografiados, uno junto al otro, frente a una bandera con la inscripción "No al racismo".

En cada partido de cuartos de final se repetirá esta ceremonia, ideada por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA).

Rey de los penales

Alemania siempre se impuso en la tanda de los penales en Copas del Mundo, errando solamente un penal de 18 que ejecutó a lo largo de la historia.

Cuatro veces Alemania necesitó sacar su pasaje a la siguiente ronda por medio de los penales. En las semifinales de España 1982, la Nationalmannschaft superó a Francia por 5-4 (3-3 tras prolongación). En México 1986, venció al anfitrión en cuartos de final por 4-1 (0-0 tras alargue). Cuatro años más tarde, en Italia, los germanos se clasificaron a la final del Mundial 1990 venciendo en la "ruleta rusa" de los penales a Inglaterra por 4-3 (1-1 tras prolongación). Y hoy hizo lo propio por 4 a 2 sobre Argentina (1-1 en el juego).

El único jugador alemán que falló un penal es Uli Stielike, en 1982 contra Francia.

Cruyff los quería en la final

"Malditos cruces", dijo el crack holandés Johan Cruyff hoy en su habitual columna del diario barcelonés La Vanguardia al referirse al partido que disputaban Argentina y Alemania en esta fase final del Mundial, porque son "los únicos que a su modo intentan crear".

"Te ha de gustar mucho el fútbol para seguir con interés los cuartos de final de este Mundial", asegura Cruyff, porque "detalles y cualidades aparte, Italia, Ucrania, Inglaterra, Portugal, Brasil y Francia sólo se sienten cómodos jugando de contra. Les quema el balón".

"Los únicos que a su modo intentan crear, Alemania y Argentina, tiene guasa (irónicamente), se enfrentan entre ellos. En este caso, por los malditos cruces", afirmó el ex jugador.

Al referirse a Argentina, Cruyff dijo que a la "calidad individual de sus futbolistas, innegable y de rendimiento probado, le hemos de añadir la sensación que transmiten de equipo en mayúscula", ponderó el holandés.

Maradona había pedido garra

Diego Maradona contó que ayer les había pedido a los jugadores que cuando se enfrentaran con la selección alemana por los cuartos de final del Mundial, se acordaran de la final del Mundial de Italia 1990, cuando Alemania le ganó a Argentina 1-0 tras un gol de penal que fue erróneamente sancionado.

"Les dije a los jugadores que los alemanes me robaron la copa y me hicieron llorar. Que se acuerden de eso, porque en el partido, cuando hay que trabar, hay que trabar con la cabeza. Y cuando se tiene la pelota, hay que jugar fútbol. Eso es lo fundamental", afirmó en la entrevista telefónica.

"Confío mucho en el poder mental de los jugadores argentinos que van a defender la historia con el pecho bien inflado. Tienen muchas ganas de escribir una nueva historia en nuestro fútbol", afirmó. Más allá del resultado, el "10" no se equivocó con la actitud del combinado nacional.

A la concentración.

Los integrantes del seleccionado argentino regresaron minutos después de finalizado el partido a la ciudad de Herzogenaurach. El plantel que conduce José Pekerman viajaba esta noche en vuelo chárter de Berlín hacia Nüremberg (de allí en micro a Herzogenaurach).

Mañana, el plantel (la idea es que viajen todos) emprenderá el regreso a Buenos Aires.

Todo por entrar.

Varios hinchas argentinos pagaron hoy entre 1.000 y 1.500 euros por entrada en la reventa para asistir al partido. Las ventas se concretaron en las calles céntricas berlinesas, donde algunos revendedores ofrecían no sólo boletos para este encuentro, sino también para la semifinal que se disputará el martes en Dortmund entre el ganador del choque berlinés y el de la eliminatoria entre Italia y Croacia.

De la redacción de El Litoral