La de los biocombustibles es una oportunidad para tomar en serio
El petroleo deja lugar a los aceites
Como no podía ser de otra manera, los biocombustibles tuvieron un lugar importante en la agenda de temas del tercer Congreso de Soja del Mercosur Mercosoja 2006, que tuvo lugar en Rosario durante esta semana.

Hector Huergo (presidente de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno) estuvo a cargo de la moderación, Carlos Querini (Universidad Nacional del Litoral y Conicet) profundizó en la producción y el control de calidad, Osvaldo Bakovich (Secretaría de Energía) expuso los datos de la matriz energética local, Analía Costa (Repsol YPF) comentó los desafíos de la industria petrolera local y Enrique Gauchar contó su experiencia como empresario y productor de biodiesel de la región.

El mercado de commodities está experimentando un cambio de paradigmas, ya que de abastecer las necesidades alimenticias básicas pasó a ocupar un lugar en la matriz energética.

Los precios del aceite de soja de Chicago están arbitrándose con el gasoil del Mercado de New York y la fuerte demanda de maíz para producir etanol en Estados Unidos explica al menos un 5 % los precios del cereal de Chicago, según lo que señaló Huergo en la introducción del panel.

Todos coincidieron en señalar que el boom de los biocombustibles se explica por la escasez de combustibles fósiles y la creciente demanda energética que está habiendo en el mundo. Además, la conciencia ecológica obliga a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que son los gases responsables del efecto invernadero.

El barril de petróleo sigue arriba de los U$S 70 y no hay garantías de que las reservas mundiales alcancen más allá de las necesidades que habrá en el año 2045. Claro que el esquema tributario actual hace que la coyuntura local no refleje la situación externa, explicando por qué el desarrollo de los biocombustibles venga tan lento en nuestro país.

El consumo local de combustibles

El 90 % de la energía consumida internamente proviene de combustibles fósiles: 42 % del petróleo y 48 % del gas natural.

El restante 10 % se reparte entre la energía nuclear (3 %), hidráulica (4 %) y otras fuentes no especificadas. Lo preocupante es que la industria petroquímica no tiene insumos sustitutos, de allí la urgencia por profundizar en combustibles alternativos como el biodiesel o el etanol para reducir los usos que sí pueden reemplazarse.

Los menores precios del gasoil explican por qué ese es el combustible preferido en nuestro país. Según los datos de la Secretaría, el gasoil representa el 55 % del total seguido por el GNC (25 %) y la nafta (20 %).

Argentina tendría gran dificultad para acompañar el aumento de la demanda (las refinerías están trabajando a plena capacidad para producir gasoil y las cuencas petrolíferas están mostrando rendimientos menores en la extracción de este producto).

Si no se produce un cambio de fondo nuestro país se transformará en importador neto. Los intentos de reducir las emisiones de CO2 lograron achicar el consumo de naftas a favor del GNC, aunque mantuvo la dependencia sobre los combustibles fósiles.

El futuro de la industria

Este año el gobierno argentino reconoció la necesidad de avanzar en la búsqueda de soluciones para enfrentar la escasez de oferta que se espera.

Tal como lo plantea la ley 26.093, hacia el 2010 se deberá cortar el 5 % de los combustibles fósiles utilizados internamente con biodiesel o con etanol.

Esta decisión hará que durante los próximos años el agro se convierta en un socio de las petroleras.

La secretaría justificó esta hipótesis con un cálculo sencillo. Como regla general, para producir 1 litro de biodiesel se necesita 1 litro de aceite y 0,1 litro de alcohol.

En el 2005 se consumieron 12,7 millones de metros cúbicos de gasoil; suponiendo que la demanda se mantiene constante se necesitarían unos 635 mil m3 de aceite de soja para hacer el corte obligatorio del 5 %.

Flavia Rossi