El regreso de Superman
Cine y cómic. El más icónico de los superhéroes americanos es un extraterrestre. Denunciado como un paladín del capitalismo, tiene también una versión comunista. En el interín murió, resucitó, cambió de poderes y se casó. Y ahora tiene una nueva película, que aquí se estrena el 13 de julio. textos de Emerio Agretti

En 1938 empezó todo. Con su irrupción, Superman estableció la tipología del superhéroe, redefinió la industria del cómic y plantó la semilla de lo que, con el tiempo, se convertiría en un verdadero filón cinematográfico.

El novedoso personaje relegó a los héroes tradicionales -Doc Savage, Dick Tracy, Tarzán, Flash Gordon- que dominaban por entonces la literatura en ediciones baratas y las historietas, y comenzó el duradero y hoy revitalizado reinado de los paladines de mallas ajustadas.

El primer superhéroe nació, entonces, de la imaginación del guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster. Pero la trascendencia de su creación no les valió reconocimiento inmediato, ni réditos económicos correlativos con los que reportó a la editorial DC, que se quedó con los derechos del personajes y solamente les pagaba por página entregada, sin transferirles porcentaje alguno por las fabulosas ganancias que obtuvo a sus expensas. Juicios de por medio, recién obtuvieron una pensión importante en 1978, y gracias al éxito de la película de Richard Donner. Y sólo la presión de sus colegas consiguió que, desde hace unos años, en las historietas de Superman se agregue "creado por Shuster y Siegel" junto al título. Shuster murió en 1992 y Siegel en 1996.

El primer Superman no volaba, sino que daba grandes saltos. Además, tenía superfuerza y le rebotaban las balas en el pecho. Casi como pidiendo disculpas por un exabrupto, los autores creyeron necesario justificarse con explicaciones seudocientíficas y equiparaban las destrezas del personaje, favorecido por el cambio de gravedad con respecto a su natal Kryptón, con la fuerza de las hormigas o la capacidad de salto de las langostas. Con el correr del tiempo, se agregaron el vuelo, la visión de rayos X, el superoído y la visión calórica. La kryptonita, como necesario talón de Aquiles para compensar tanta invulnerabilidad y otorgar un poco más de dramatismo a las historias, apareció recién en los años '50, fue eliminada en 1971 y volvió a partir de los '80.

Más rápido que una bala

El éxito de los cómics de Superman le valió enseguida el traslado a otros formatos. En 1939 ya se publicaba como tira diaria y en 1940, se emitía en seriales radiofónicos. El programa empezaba con efectos sonoros del silbido del viento y una voz que decía: "Más rápido que una bala, más potente que una locomotora, capaz de saltar edificios de un solo salto". Y después: "Miren, arriba en el cielo, es un pájaro, es un avión, es Superman"; frases que luego fueron popularizadas en la TV.

De 1941 son los primeros seriales de animación en cine y en 1948 aparece el primer Superman de carne y hueso: Kirk Alyn. En 1951 se realiza la serie de televisión con George Reeves, un Superman algo entrado en carnes que llegó a gozar de gran popularidad y que, como suele pasar, nunca logró desprenderse del personaje.

En 1942, George Lowther escribió la primera novela, bautizó a los padres del personaje (Jor-El y Lara) e incluso le otorgó su nombre kryptoniano: Kal-El. En 1966, incluso, se hizo una comedia musical.

Superman for ever

Mientras el personaje seguía su andadura multimediática y en el cómic atravesaba sucesivas redefiniciones -y la progresiva incorporación de toda una superfamilia- llegó el momento de la megaproducción cinematográfica que lo instalaría para siempre en el imaginario colectivo y le otorgaría una estampa imborrable: la de Christopher Reeve.

Richard Donner, que venía del éxito de "La Profecía", fue el encargado de hacerlo en 1978, con guión de Mario Puzo (El Padrino) y nada menos que Gene Hackman (Lex Luthor) -que se negó a raparse- y Marlon Brando (Jor-El) en el elenco. La película narró el origen del héroe y, a falta de máscara, la creación del apocado Clark Kent, con sus torpezas y gruesos anteojos como única e improbable fachada. También se establece el triángulo amoroso entre Lois Lane y ambas personalidades del protagonista.

En la secuela (Richard Lester, 1979), además de revelar su identidad a Lois, Superman debió enfrentar la pérdida de sus poderes y a tres supervillanos de Kryptón. La tercera parte tuvo un sesgo más humorístico, con Richard Pryor como co-protagonista y la aparición del primer amor de Clark, Lana Lang. A pesar de la negativa inicial de Reeve, hubo una cuarta parte, en 1984, que fue un fracaso de taquilla -como ya lo había sido la previa Supergirl, con Faye Dunaway como villana.

El reinado de los Supermanes

Las andanzas multimediáticas del personaje prosiguieron, con la serie "Lois & Clark, las nuevas aventuras de Superman", de 1993 -protagonizada por Dean Cain y Teri Hatcher, una de las amas de casa desesperadas-, la excelente serie animada de 1996 -que siguió los pasos de "Batman" y fue precursora de la "Liga de la Justicia" y la "Liga de la Justicia Ilimitada", actualmente en el aire por Cartoon Network- y, a partir de 2001, "Smalville", que se propuso explorar la juventud del personaje.

Por el éxito obtenido, Smalville merece ser considerada un hito en la trayectoria de Superman. Con Tom Welling como Clark Kent, Annette O'Toole -la misma que hizo de Lana Lang en Superman III- y John Schneider -ex Duke de Hazzard- como sus padres adoptivos y Christine Kreuk como su interés amoroso (precisamente, Lana Lang), la serie comenzó respetando la cronología básica, aunque incorporando algunos cambios: Kal-El llegó envuelto en una lluvia de meteoritos, que causaron diversas metamorfosis a muchos de los habitantes del pueblo -lo que le permitió tener un enemigo con poderes en cada episodio-, y Lex Luthor aparece tempranamente, como amigo de Clark (variante asimilada en el cómic y desarrollada en la historia "Derecho de Nacimiento", publicada el año pasado en la Argentina). Con el correr de las temporadas y el éxito obtenido, la serie -que actualmente se puede ver en el canal Warner- tomó su propio rumbo y no tuvo empacho en contradecir a la historieta, sumando presencias estelares como las de Lois Lane o invitados especiales como Aquaman. También, en un emotivo episodio y ya en silla de ruedas, Christopher Reeve apareció como un científico que reveló a Clark algunas claves de su origen.

Los que no fueron y el que volvió

En tanto, seguían los proyectos para volver al cine. Y por allí pasaron los directores Kevin Smith -circulan datos desopilantes sobre el guión que le querían hacer filmar-, Tim Burton -con una versión dark, que incluía la muerte del personaje-, McGee (Los ángeles de Charlie), Brett Ratner (X Men 3) y hasta Wolfang Petersen (Troya, Poseidón), con un fallido film que enfrentaba a Superman con Batman, engañados por Luthor y el Guasón. Entre quienes pudieron calzarse la capa pasaron de largo Nicholas Cage y Brendan Fraser, Sandra Bullock se perdió de ser Lois, Gene Hackman de repetir su Luthor, Jim Carrey de ser el villano Brainiac y Anthony Hopkins de ser Jor-El.

Hasta que por fin se hizo cargo Bryan Singer ("X-Men", "Los sospechosos de siempre") y convocó para el protagónico a un desconocido, tal como lo fuera en su momento Christopher Reeve: Brandon Routh. También buscó a un actor de prestigio para hacer de Luthor, y le tocó a Kevin Spacey. Y también incluyó a Marlon Brando como Jor-El, aprovechando sobrantes de metraje de la primera película.

Y aquí, Superman vuelve, no sólo al cine, sino a Metrópolis. La historia ignora la tercera y cuarta películas y sigue de la segunda: tras derrotar a los villanos kryptonianos, el héroe se fue al espacio y demoró allí más tiempo de lo previsto. Tanto que, para cuando vuelve, el mundo aprendió a vivir sin él. Lo que incluye a Lois, que tiene un hijo y está comprometida con otro y al propio Luthor, que se apoderó de su refugio polar y de la tecnología kryptoniana allí contenida. De modo que, con cara nueva, capa más larga y símbolo del pecho más chico -cambios criticados por los fans-, Superman debe buscar la forma de recuperar su lugar. Las recaudaciones dirán si lo logra o no.

Una polémica mundial

EL SEXO Y JESéS

¿Qué tan gay es Superman?, se preguntó en su portada The Advocate, una de las más influyentes revistas norteamericanas de temática homosexual. La única base para el interrogante fue el traje y la pose del héroe, pero la polémica se disparó por todo el mundo. Tanto que el director Bryan Singer (homosexual él), tuvo que salir a desmentirlo de manera categórica.

Paralelamente, el evangelista Steve Skelton -autor de "El Evangelio según el superhéroe más grande del mundo" y promotor del curso "The Superman Bible Study"- disparó otro debate al asociarlo con la figura de Jesucristo: un enviado celestial, emblema mismo de la rectitud, que viene a luchar contra el mal. Y que, para colmo, en el cómic murió y resucitó.